domingo, 30 de septiembre de 2012

CÓMIC: In memorian de JOE KUBERT (1926 - 2012)

Se ha ído un pionero del género. Un artesano dibujante, titán de la edad de oro del cómic de superhéroes en los años previos a la 2ª Guerra Mundial. Sin alcanzar la magnitud de un Will Eisner, Stan Lee, Jack Kirby..., o si me lo permiten, de un Franzetta o un Buscema, el neoyorquino de ascendencia judío-polaca Joe Kubert destacó tanto por su elevada producción como por sus funciones en distintas editoriales. Haría carrera artística en la etapa más clásica de D.C. Cómics, destacando como pieza importante de la marca. Allí fue autor principal del cómic Hawkman (de Dennis Neville), aunque los más acérrimos guardarán mejor recuerdo de aquel personaje, tirador de élite de la 2º Guerra Mundial, al que llamaban Sargento Rock (presente en el comic bélico Our Army at War). Cuando estaba como editor jefe de ST John Publications creó al entrañable y atarzanado héroe prehistórico TOR, allá por 1953, que en su primer número saldría a la calle como 1.000.000 Years Ago ('Hace un millón de años', en España). Todavía guardo algún número de este singular tebéo en mi desván. En 1972 lanza Tarzán, el comic del personaje creado por Edgar Rice, de sobra conocido. Tanto este último, como todos sus personajes bélicos, eran ideales para mostrar su estilo crudo, emocionante y poderoso, con el que llegar a un público más "adulto". Sus últimos proyectos los atacaría desde el formato novela gráfica y, éstos estarían relevantemente marcados por tintes autobiográficos. Tanto es su relevancia dentro del mundillo del cómic que en 2008 fue objeto de una deliciosa biografía: "Man of Rock", escrita por Bill Schelly. Poco antes de conocer su trágica desaparición tuve ocasión de verlo en el excelente documental The Secret Origin: The Story of DC Cómics, confeccionado a raíz del 75 aniversario de tan gloriosa marca.

sábado, 15 de septiembre de 2012

OBITUARIOS A.T.A.: ERNEST BORGNINE (1917-2012)

Como no admirar este rostro; esta mueca de rábia... Se nos ha ído uno de los nuestros. Un actor inmortal. El último del Wild Bunch que quedaba. El tipo que no dudó ni un instante en cabalgar al lado de Pike Bishop y dar la vida por sus amigos. Aquellas sí que eran películas. Aquellos sí que eran actores. Aquellos sí que eran hombres. ERNEST BORGNINE no solo era -y será- uno de los mejores actores norteamericanos de todos los tiempos, sino que era practicamente el único actor que nos quedaba vivo de toda aquella mágica y dorada época del cine clásico. Me cago en los que simplifican su carrera con una palabra: secundario. Vale, un "secundario" la mayoría de las veces por encima del actor principal. Delbert Mann lo vió claro y le dió las riendas en Marty (1955). El resultado fue un oscar irreprochable. Le lloramos como actor pero todavía más como ser humano. Ahí es donde residía la mayor virtud de este personaje. No oirías a nadie hablar nunca mal de él. Ni a él de nadie. Trabajó y fue actor fetiche de los más grandes: Peckinpah, Ray, Sturges, Aldrich, Fleischer, Carpenter,...- y no se le cayeron los anillos a la hora de aceptar cualquier propuesta y seguir trabajando hasta el final de sus días dondequiera que fuera y con quien fuera (Wes Craven, Sergio Corbucci...). Cuesta creerlo, pero así era Ernest, buena gente, alejado de la imagen de "malo" que ofrecía en un sin fin de magistrales películas. La sola participación en Grupo Salvaje (1969) ya le otorga de por sí la inmortalidad. Pero es que además títulos como El Emperador del Norte, Doce del Patíbulo, Barrabás, Los Vikingos, De aquí a la eternidad, Johnny Guitar, Sábado Trágico..., son el legado que deja. Cintas que se hicieron mucho más grandes con su mera presencia. De haber nacido atractivo, otro gallo cantaría. De ahí le viene lo de "secundario", tal vez. Su última etapa nos concedió entretenido cine de género; carnaza de videoclub para esquisitos paladares tumberos: La Aventura del Poseidón, El Abismo Negro, El Planeta de los buitres, El día del fin del mundo, 1997...Rescate en Nueva York, Convoy, Comando Patos Salvajes..., Títulos que siempre estarán ahí para recordárnoslo. Descanse en paz.



Veracruz, De aquí a la eternidad,

domingo, 2 de septiembre de 2012

CINE-ROCK: Recuperando STILL CRAZY (1998)

Por favor, permítanme redescubrirles una joyita perdida. Still Crazy es una cinta hecha a medida para nostálgicos amantes del mundillo rockero. Especialmente los que sientan debilidad por los venditos "perdedores" y, por las emociones humanas. Un film facturado con cariño y respeto por la música y, la capacidad de ésta para cambiarnos la vida. Una cinta no exenta de tierna ironía y, divertida autoparódia, mejunge básico en toda rock-movie que se precie, siempre y cuando se haga con estilo, como en este caso (los fans de "Cabezas Huecas" y similares bódrios.. cambiar de dial, no estáis en la onda). Dirige el londinense Brian Gibson, al que pudimos descubrir en otra rock-movie, el biopic de Tina Turner, si bien es cierto que sin el menor acierto en comparación con esta deliciosa película de ficción.

-DE QUÉ VA: El teclista de los desaparecidos Strange Fruit (Stephen Rea) intentará reunir veinte años después a la banda, tras aquella calcinante ruptura. Además de la pasta, que les viene de perlas, el motivo del regreso tiene que ver con la reedición del festival que les vió morir cuando estaban en lo más alto. Comenzarán desde cero. Con joven guitarrista sustituyendo al legendario, el grupo revivirá la dureza de la carretera, los antros, los malos rollos, los egos y el lógico miedo y los viejos fantasmas que persiguen a toda longeva banda de rock.

-ANTECEDENTES: El mero hecho de estar ante una producción británica con temática rockera nos lleva a pensar al momento en un film como The Comminents (Alan Parker, 1991). Al menos a nosotros. Cierto que la de Parker pulula por sonídos más negroides y, que ésta lo hace por una vertiente más roquera..., pero en esencia,  actores, paisajes, ambiente, textura..., y sobretodo, el tratamiento del humor, nos evoca tan maravilloso título. Otra película que podría decirse alberga ciertas similitudes temáticas sería Almost Famous (Casi Famosos, 2000); pero en este caso no podemos hablar de antecedentes porque Crowe rodó su cinta a posteriori. De lo que no hay duda, es de que la seminal This is Spinal Tap dejó también su poso en esta ejemplar Siempre Locos (Still Crazy, 1998). Y es que la sombra del falso documental de Reiner es poderosa... y alargada.

-EL ROLLO: No queda nada claro si los Strange Fruit son -o fueron- rockers, metaleros, progresivos, psicodélicos, glam... Una cosa sí está clara: son hijos de los 70's. De los ácidos lisérgicos ingeridos durante sus inicios como banda en la campiña inglesa (clara referencia a Pink Floyd), pasando por la posterior influencia del sonido Thin Lizzy, la música que suena no es ni más ni menos que un popurrí de la historia del rock británico de aquella época. Pero olvidémonos por un momento de la música, por imposible que esto suene, y resaltemos a mi entender lo más maravilloso de este film: Todo lo que ocurre en la trastienda, al otro extremo del éxito. Sí, en la parte de atrás del autobús que lleva a los protagonistas camino del próximo tugurio en el que tocar. Lugar de riñas y broncas, reconocibles y sufridas por todo aquel profesional o aficionado que alguna vez haya sido parte activa de una banda. Hogar de ilusiones y decepciones, momentos y olvidos. Donde descansan los sueños, anidan los sentimientos encontrados, se discute lo futil de toda fama, y... uno se acuerda de las decisiones (no) tomadas.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...