domingo, 27 de julio de 2014

TUMBADOCUMENTAL: A BAND CALLED DEATH. El amanecer de una nueva especie

Fascinante. Situémonos. Detroit, 1973. Tres hermanos de color, gamberrillos descarriados del soul, rinden pleitesia al muro sónico de unos británicos que se hacen llamar The Who y se cuelan en conciertos de Bob Seger. Mientras todos los 'hermanos' de piel oscura que se abren camino en el negocio musical en Detroit aspiraban a seguir los pasos de las Supremes, los Four Tops y similares paisanos bronceados al sol/son de la Motown, los hermanos Hackney soñaban -y sonaban- con ser estrellas del Rock'n'Roll. Las imágenes y testimonios del film A BAND CALLED DEATH (Mark Covino, Jeff Howlett. USA; 2010) dan buena fe de que los tres lo intentaron con ahínco. Pero, ni les ayudó el nombre que le pusieron a su banda: Muerte, ni la música que tocaban y con la que pretendían conquistar el mundo, un innovador y duro sonido proto-punk iluminado con la actitud rebelde y reaccionaria de su carismático líder David Hackneyel, desaparecido guitarrista, compositor y mánager de la familia Death. Esta película es la historia de un descubrimiento. El amanecer de una nueva especie animal que se creía extinta. El rescate de las grabaciones originales de este poderoso trío pionero del punk y el hardcore moderno es una estimulante noticia para la manada de lobos tumberos sedientos de jugosas aventuras y fábulas rockeras a las que hincarle el diente.
En su momento resaltamos recientes y similares trabajos  como  Searching for Sugar Man o Last Days Here, films emparentados con este A Band Called Death en lo que parece viene a ser el nacimiento de una nueva corriente dentro del cine docu-musical. La clase de trabajos cultomentales, estudios arqueólogo-musicales que han calado hondo en la redacción de esta revista, tanto, que ya son clásicos imperecederos de nuestra colección maníaca. Artefactos que arrancan altruistas carcajadas, asombros varios y alguna que otra lagrimilla de felicidad, además de aportar nuevas canciones al repertorio de nuestras vidas.

sábado, 12 de julio de 2014

IN MEMORIAM: MEJOR MUERTOS QUE OLVIDADOS. Obituarios para gente tumbera

BOB HOSKINS (1942-2014).
EL MALEANTE VULNERABLE DE IZQUIERDAS...
Que no te engañen Roger Rabbit, Super Mario ni el capitán Garfio. El Hoskins más memorable -sin restar méritos al don de la versatilidad- dormía bajo semblantes de embrutecidos gangsters capaces de desatar amarga ternura en el espectador más curtido (El largo viernes santo; 1980). El Hoskins soberano se dejaba arrastrar por la pasión y conducía limusinas para prostitutas de lujo (Mona Lisa; Neil Jordan, 1986). El actor al que lloramos se merendaba a figuras star-system (Mikey Rourque en Requiem por los que van a morir; 1987) robandoles planos con mucha más naturalidad que su colega Danny DeVito. El rechoncho, bajito y alopécico norteño inglés, hijo de una maestra y un camionero, curtido en teatros de pueblo, trabajó siembre a su bola y se ganó un lugar en la historia de los grandes actores de reparto (o secundarios), con dos cojones. Esta revista chusquera le agradece su intensa mirada por siempre. Descansa en paz, maleante.

PAUL MAZURSKY (1930-2014).
A la sombra de su amigo y vecino Woody Allen vivió y murió, pero muy poca gente tiene conocimiento de como sobrevivió Paul Mazursky en la Babilonia del cine norteamericano. Era de Brooklyn y también era judío, sí. El neoyorquino igualmente fue responsable de guiones originales propios (Próxima parada, Greenwich Village, 1976), para terceros (Peter Sellers se benefició de ello), construyó un nuevo estilo de 'comedia seria' que hoy conserva toda su socarronería (Una mujer descasada, 1978), actuó a las ordenes de Kubrick (Fear and Desire, 1953) o Brian De Palma (Atrapado por su pasado, 1993), incluso le vimos en celebrados caméos en un par de capítulos en la superserie de culto Los Soprano (foto). Desde aquí queremos despedir como se merece a este intimista cronista de la sociedad, capaz de apelar a nuestros sentimientos cinemaníacos en films tan desapercibidos como ejemplares. Títulos como Harry and Tonto (1974), un canto a la libertad en clave de road movie sobre la tercera edad y, posiblemente, la obra maestra del director, o Winchell (1988), un trabajo menor para televisión que narra la vida de un periodista que se busca problemas aireando los trapos sucios de los famosos, firmas personales que confirman el respeto que sentimos hacia esta clase de currantes cineastas 'de segunda fila', olvidados de su propio gremio. Paradojas del cine, acordarse de que los 'humildes actores' de estas dos últimas películas mencionadas (Art Carney y Stanley Tucci, respectivamente) lograron sendos premios por el mérito de sus interpretaciones (Oscar y Globo de Oro, por este orden), criterios de valor que jamás obtuvo el 'generoso' director y guionista en toda su carrera. R.i.P.

SCOTT ASHETON (1949-2014).
La influencia y el legado sonico de los STOOGES en la historia del hard rock alcanza dimensiones galácticas, sin discusión alguna. Los acólitos de La Iguana, del Detroit Rock, del high energy proto-punk, y de toda esa maraña de furiosos y transgresores ritmos vandálicos surgidos en el mundo entero a raíz de los tres primeros discos de la banda de Michigan (Radio Birdman, Union Carbide Productions,..) entenderán lo que sentimos por la desaparición del último Asheton (su hermano Ron, guitarrista crepuscular, falleció en 2009). No digamos ya, lo que significa esta pérdida para Iggy Pop. Aunque durante largo tiempo Iggy no quiso reconocer la importancia que tuvo la familia Asheton en su música y en el devenir de su legendaria carrera, lo cierto es que acabaría por rectificar tamaño error. No podía ser de otra manera, el batería fue pieza fundamental, al igual que lo fue la guitarra de su hermano Ron, en la creación de un rock machacante e hipnótico, un sonido denso y punzante, afilado como cuchillas, ondas moleculares que acaban por explotar en tu cerebro. Y no hablamos solo de pertenecer a los Stooges (aunque bastaría), por suerte disfrutamos de su talento en algunas de las bandas de culto más relevantes de esta revista: Sonic's Rendezvous Band (al servicio de otro monstruo 'motorcity5'), Destroy All Monsters (un grupo a redescubrir y reivindicar), Sonny Vincent... Se va pues, un mito, un rockero auténtico. Aunque mucho me temo que ésto a casi nadie le importe una mierda.
 (Gracias genio, por aquella tardenoche que me ofreciste con tu banda de toda la vida en Vitoria. Un momento especial que no tengo palabras para explicar y que me llevaré conmigo a la tumba)





viernes, 4 de julio de 2014

DOCUMENTAL CHACHI DE NASCHY. "EL HOMBRE QUE VIO LLORAR A FRANKENSTEIN"


Al final se hizo justicia con PAUL NASCHY, alias de Jacinto Molina, el más prolífico creador de cine fantástico en España. La amargura de ser ninguneado durante décadas por los críticos sesudos de turno en su propio país contrastaba con la tremenda pasión que levantaba en sus multitudinarias sesiones de firmas y autógrafos a su paso por EE.UU., Alemania o Japón. Satisfacción por el deber cumplido. El documental que rinde tributo al singular director, guionista y actor español se lanzó con el precioso título de EL HOMBRE QUE VIO LLORAR A FRANKENSTEIN (Angel Agudo, 2010)  y narra (Mick Garris, director de Critters 2, es el conductor de la historia) con compromiso y rigor la vida e inabarcable carrera de nuestro actor de culto. Entendidos, grandes aficionados y gente importante del gremio (Joe Dante y John Landis entre otros) han caído rendidos al trabajo de Paul Naschy como dejan claro las imágenes de este documental. Fueron más de un centenar de largometrajes, jaleados por una legión de fans sordos a las malas críticas y a las reseñas desalentadoras que poblaban las revistas de 'cine serio', en los que dejó su impronta este atávico maestro del fantasterror patrio. Además de todos aquellos emblemáticos monstruos del terror, mad doctors, y demás inmisericordes, malditos, dominantes e incontrolables personajes que le hicieron famoso (y que Don Jacinto interpretaría desde sus inicios hasta su muerte: Frankenstein, Jack el Destripador, Dr. Jekyll, El jorobado de la morgue, el conde Drácula, El Hombre Lobo ...), encontramos en el grueso de su filmografía un compendio de tropelías y constantes vitales a destacar: Racionalidad científica, teorías de la autodestrucción, teatralidad, alquimia, paganismo, la fuerza destructiva de la naturaleza, pesimismo realista, el ansia de la dominación, la diferencia entre lo aparente y lo real (Eros-Thanatos), la muerte, el fracaso ... Todo un erudito en favor de la ciencia nuestro Waldemar Daninsky. Mariscal del Infierno que observó la vida, la existencia, con bastante crudeza, y que luego supo impregnar su propia personalidad, o cómo él veía las cosas, a los argumentos de sus películas fantásticas.

No se lo pierdan.