viernes, 28 de noviembre de 2014

PAPELES: OTRA NOCHE DE MIERDA EN ESTA PUTA CIUDAD (NICK FLYNN)


- OTRA NOCHE DE MIERDA EN ESTA PUTA CIUDAD (anagrama. 2004).
Galopando a todo trapo sobre comas y puntos. Atrapado entre puñeteras palabras que ya no te sueltan. Devorando otra novela de mierda en mi puñetero y cómodo sofá de moka. Resoplando. Meditando al borde del precipicio. Esta no es más que otra de esas crónicas de una vida ¿perdida?. Un relato subterráneo de provocador título, irónica desesperación y sensual triunfo. La clase de libro noctámbulo y marginal que nos obligamos a leer. Un trasiego de alcohol, drogas, padres estafadores, madres suicidas, padrastros trapicheros, blanqueo de dinero, albergues para indigentes y cartas desde el talego.
Nick Flynn (Scituate, Massachusetts, 1960) construye -al tiempo que recapacita- una dolorosa y fulgurante historia de abandono. Pero en esta investigación no hay espacio para la caridad, créanme. El autor escarba en su basura, en su mierda, pero ésta no salpica con la intensidad de un Bukowski o un Hubert Selby Jr. Con todo, cierra una herida y salda sus deudas. Deudas que contraen los hijos con sus padres.... los lectores con la buena literatura.


domingo, 23 de noviembre de 2014

EN BUSCA DEL CINE PERDIDO: EL CAMINO DE CUTTER ("CUTTER'S WAY". Ivan Passer)

Los 80 dejaron huella en este cabronazo que suscribe. Dirán lo que quieran pero este bicho raro y gruñón sobrevivió a tal vapuleada década rodeado del calor cinematográfico (y buena música) que todavía hoy desprenden títulos como Rumble Fish, El Resplandor, Deliverance, ¡Jo, Que Noche!, París-Texas, Mad Max, Manhatan Sur, El Corazón del ángel, La Cosa, Blade Runner, Los Goonies, Blue Velvet, Toro Salvaje, Conan el Barbaro, Indiana Jones, El Hombre Elefante, Terminator, La Misión....y la tira que falta. ¡Uff! Imagínense lo 'aburrido' que debió de resultar los 80 para este menda. Por eso descubrir que se nos había pasado por alto un film tan formidable como EL CAMINO DE CUTTER (1981), resultó ser todo un sorpresón. Sí, en los terribles 80 se hizo gran cine, señores. Tan solo hay que querer, buscar y encontrarlo. Inténtenlo con este film del checo Iván Passer (Stalin, Silver Bears) para salir de dudas. El realizador jamás alcanzaría las cotas artesanales que alcanzó con esta rareza de thriller, film noir artesanal, diurno y seductor. De hecho, puede que fuese el título que le arrebatara las ganas de seguir contando historias de manera distinta a los demás, el film que acabaría por castrarlo como autor. Pocas películas estrenadas aquel año fueron tan maltratadas por la crítica como Cutter's Way. De nada sirvió que los intelectuales franceses la elevaran a los altares del cine negro norteamericano, género que por entonces languidecía de manera terminal. La verdad es que cuesta sumergirse en la historia (... y esa estética neochentera), entender esta película en aquel entonces debió ser un reto para muchos espectadores. Su mejor aval es el paso del tiempo, que permite valorar trabajos arriesgados como éste como se merecen. Le ocurre a muchas películas que ganan con el paso de los años. O éso o que me he vuelto ciego y solo veo lo que quiero ver. Puede ser. Créanme que para un acérrimo seguidor del trabajo de Jeff Bridges cualquier cinta que tenga en nómina a "El Nota" será totalmente digna de visionado. A tumba abierta con él. Un actor tan grande como una montaña, que ha sabido crecer y madurar en su arte como pocos han logrado. Bridges no es aquí ni la mitad de actor que acabaría siendo, pero aún así está soberbio en el papel que da vida al confuso Cutter del título. Y ahora lo inesperado, lo inaudito, lo sublime, que no es otra cosa que la interpretación "a lo Brando" de John Heard. Y con ello otro misterio, ¿porqué este correcto secundario jamás volvería a brillar como lo hizo en esta peli?. En esta casa se le recordará como el tío que se merendó al Nota. Para mayor disfrute tumbero han de verla en V.O. (su doblaje al castellano es reciente, ridículo e indecoroso).


lunes, 17 de noviembre de 2014

JOHN WATERS ESTÁ DE VUELTA: "CARSICK"

"El profeta del Mal Gusto", "El pontífice del cine trash", "El Autoestopista Sexagenario"... regresa triunfante. .John Waters es un génio único e incontestable. Su desbordante y agotadora travesía por los bajos fondos del cine gamberro norteamericano nos ha deparado una serie de (des)aventuras descomunales repletas de personajes imposibles fruto de una pervertida e hilarante mente y una percepción extrasensorial del entertainment solo al alcance de los elegidos. Atrás quedan 'cagadas' para el recuerdo y películas de neoculto que dan crédito del carácter transgresor, paródico y deliciosamente provocador del autor de Pink Flamingos, Hairspray, Pecker, Cry Baby y otras arrebatadoras ceremonias neanderthales de rechupete. Pero el pasado no cuenta. Y si no que se lo digan a John Carpenter, Walter Hill y demás compañeros de profesión injustamente prejubilados por el cine hollywodiense actual. Los han dejado de lado, sí, pero todavía les queda algo de mecha a estos maestros de los 70's; tendrían mucho que decir si les dejaran.

Lejos de hundirse en la crisis de la mediana edad, nuestro querido Waters supera su ostracismo como realizador escribiendo. Se publica ahora en nuestro país "CARSICK" (Caja Negra), su nuevo y dicharachero libro. Si ya nos había deslumbrado con "Majareta" (Anagrama, 1990), con este road book se desata la locura. Waters está de vuelta y su escritura retrata el buen estado de forma en que se encuentra nuestro vecino preferido de Baltimore. Aunque sea en formato papel, Carsick nos devuelve al cineasta que todos conocemos y profesamos. Porque señores, lo mejor, lo peor, y lo que realmente sucedió (así titula John los respectivos 3 capítulos de esta lectura) durante los nueve días en los que este solitario abuelete de ¡66 tacos!  tardó en cruzar EE.UU. a dedo -desde su casa museo de Baltimore hasta San Francisco- no tienen desperdicio. Díganme si no es de locos embarcarse en semejante viaje cuando ya nadie hace estas cosas a día de hoy. ¿Se aburría? ¿Pasó miedo? ¿Qué diablos estaba pensando?...Su respuesta de rutero tarado sin temor a psychokillers no se hizo esperar: "Lo realmente terrorífico es quedarse en casa".
John Waters es la clase de tipo que conspira para matarnos desde que nacemos. Gracias a su osadía recalcitrante seguimos disfrutando de dosis de gamberrismo a granel. Trescientas psicotóxicas páginas por las que desfilan actores porno en retirada, convictos de vergas descomunales, policias que cabalgan tornados, abuelas secuestradoras, extraterrestres sodomitas, veteranos del vietnam, granjeros palurdos, republicanos en Corvette, hoteles baratos de carretera, almuerzos en McDonald's y... "personas que prefieren hablar antes de escuchar la radio". Una vez más, el talento de este apátrida nos ha dejado majaretas.

EPÍLOGO: Algún día había que hablar largo y tendido sobre las casas museo que se gastan algunos de nuestros tumberos preferidos. Si la de Lemmy Kilmister guarda una nutrida colección de parafernalia militar (maquetas, uniformes, espadas, dagas, mosquetes, cañones, insignias,....) apelotonada entre tesorería musical de alto voltage; la del señor Forrest J. Ackerman está decorada a honrar todo lo relacionado con la historia de la ciencia ficción y  fantasterror más asombroso; y así sucesivamente..., el hogar del solterón John Waters es un vergel digno de figurar en las guías de museos locales en la Baltimore que retrató The Wire. Lástima que no estemos invitados. El volumen de artilugios de cuero, fetiches glam, vinilos pim-up y trofeos cinemaníacos de sus películas harían sonrojarse a la mismísima Elton John. Pasearse entre montones de libros apilados por los todos los rincones contemplando fotografías de Leif Garrett (¿recordáis "Tres en la Carretera"?, pues a mí me da que pensar), retratos drag de Divine, metralletas Tommy originales (utilizadas por todos los grandes rebeldes: Dillinger, Bonnie & Clyde..), muñecos de Chucky (el 'asesino de goma' al que puedes mirar pero no tocar) ...y hasta ¡¡ una silla eléctrica auténtica!! que seguro adquirió pensando en sentar allí algún día a Iggy Pop.



domingo, 9 de noviembre de 2014

CATARSIS DOCUMUSICAL A TUMBA ABIERTA


- UNDERGROUND. La ciudad del Arco Iris (2003).
Hippies lisérgicos del mundo entero acudían en tromba a la oscura y franquista España de 1967. Las bases militares que los norteamericanos tenían en el sur de la península ejercieron (sin que Franco lo hubiera previsto) de 'mercado negro', de puente cultural, para que unos pocos de privilegiados jóvenes sevillanos intercambiaran psicodelia, drogas y rock'n'roll. Al mismo tiempo que en las calles de San Francisco en la Sevilla de 1967 se leían importados poemas de Gigsberg, se trapicheaba con LSD, se okupaban edificios y casas abandonadas, se montaban grupos de rock y aparecieron los primeros nudistas, ecologistas, anti-belicistas y demás fauna autóctona underground . El 'verano del amor' fue bonito mientras duró. Ver para creer. (Atención a las apariciones de 'personajes' de nuestra política que en su momento se subieron al carro del hippismo y que hoy tienen el morro y la vergüenza de contárnoslo)
Lo mejor: enterarse de que una vez existió un grupo de rock psicodélico español en tiempos remotos y siniestros tan cañero como Blue Cheer. Tal bombazo patrio se llamaba SMASH (los barceloneses Máquina! también merecen mención especial). Lanzado como "cara A" de un single, su tema "I Left You" todavía retumba en mi cabeza.

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- LAST DAYS HERE (Don Argott, Demian Fenton; 2011)
Creíamos insuperable un film como "This is Spinal Tap"(Rob Reiner; 1984) hasta que apareció el documental sobre Anvil ("Anvil! The Story of Anvil"; 2008) y lloramos de alegría. Hace un tiempo nos llegó al alma la majestuosa, inverosímil, tragicómica, y esperpéntica "Last Days Here"(2011) y con ella podemos presumir de tener la Santísima Trinidad al completo. Qué descojone de película, oigan. ¿Les suenan Pentagram?.. ¿Conocen a Bobby Liebling?.. Pues atrévanse a descubrir la sorprendente historia de sexo, drogas y rocanrrol que rodea, persigue y castiga a un 'perdido' jevi y su banda de toda la vida. Decir que el visionado de este documental es obligado para todo tumbero que se precie. Un festín de imágenes, diálogos y sonido que alcanza su punto álgido con el tema que da título a la cinta. El citado Last days here ya se encuentra entre mis canciones preferidas de la historia del rock. Amén.


- 160 METROS. UNA HISTORIA DEL ROCK EN BIZKAIA  (Alvaro Fierro, Joseba Gorordo; 2014)

¡bat bi hiru lau!...Necesario y aplaudido reportaje documental que sirve para refrescarnos la memoria y navegar por los márgenes de una escena musical nacida allá por finales de los 80, principios de los 90, a un costado del río Nervión (Bilbao, Bizkaia) a la que denominaron Getxo Sound. Los 160 m. del título venían a separar dos vertientes musicales radical y diferencialmente opuestas entre si. Mientras en una orilla brotaban de entre los escombros del metal y los Altos Hornos las molestas ratas del punk identificadas con la engañosa etiqueta de Rock Radikal Vasco (con Eskorbuto a la cabeza), en la franja izquierda, más moderna y estudiantil, crecía una escena a parte. Bandas anti-kalimotxo tan primordiales como Los Clavos, Cancer Moon, Los Bichos, El Inquilino Comunista, Gravestones, Undershakers..., bebían, al contrario que sus vecinos, de fuentes indie norteamericanas que por aquel entonces irrumpían con fuerza en el rock mundial (Pavement, Sonic Youth..) y cantaban en inglés (lastre del que se arrepentirían con el tiempo muchos de los músicos implicados). De todo este esplendor sonico -una gran variedad de estilos que engloban bandas de punk-rock, garage, grunge, noise, blues, pop,..-  tan solo quedan unas pocas brasas de lo que llegó a ser una enorme hoguera esparcidas por ahí. Una de esas voces legítimas -y bien cuerdas- que vivió esos días de gloria salvajes es la de Juancar Parlanque, guitarrista y miembro fundador de Los Clavos. Su disco debut "Revolution nº 10" (1991) suena igual de fresco y enérgico a día de hoy y sirve para resumir buena parte de esta historia...  Que ya faltaba, coñi.


- COSMIC PSYCHOS (BLOKES YOU CAN TRUST) 2013.

Garrulos mecánicos del mejor rock pedregoso y resacoso salido de tierras australianas los Psicóticos Cósmicos son uno de los grupos preferidos de este cochambroso fanzine. Quien haya presenciado, vivido, a estos bulldozers del punk-rock entenderá el estatus 'de culto' que rodea todo lo relacionado con estos tres desalmados. Suerte la suya. Si todavía no te han 'desvirgado' espera a verles en este documental.


- CHARLES BRADLEY: SOUL OF AMERICA (Poull Brien. 2012)
Con motivo del 62 cumpleaños del soulman el film sigue los pasos que anteceden al primer lanzamiento discográfico de músico nacido en Florida. Con el extraordinario "No time for dreaming" (2011)  le llegó el reconocimiento y la 'fama' que tanto tiempo anduvo buscando. La historia de este señor mayor es de esas historias increíbles y hermosas que le ocurren a otras personas (y en otros países, vamos). La vida de Charles Bradley es de película: Imitador de James Brown en bares y tugurios chungos, vagabundo a tiempo parcial, sufridor, desafortunado en el amor... su vivir solitario y precario (cuida de su madre anciana) con final feliz conmueve al melómano más honrado.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

WRECKLESS ERIC. Anatomía de un derrumbe


Lo tuvo crudo para robarle portadas a Elvis Costello, Nick Lowe o Ian Dury pero así es el negocio musical. No será recordado como una institución en el seno de la nueva ola británica al nivel de los mencionados, como tampoco merece ser olvidado. El canapé que le invitó a unirse a la fiesta del Gran Circo fue "Whole wide world", quinto corte del que fuera esperanzador debut y que se convertiría en su primer y a la postre único éxito. Incapaz de repetirlo y, decepcionado con ese "circo" del que hablábamos, el inseguro Eric se da a la botella. El derrumbe no se hace esperar. Desaparece de la escena tan rápido como llegó y el doble de jodido. Luego de una década dando tumbos en los suburbios del garage-rock en los 90 se largó a vivir definitivamente a Francia. Allí logra resurgir de entre los 'desheredados' para recordarnos que el talento no precisa envolverse en destellos para brillar con intensidad. Basta la madurez de un músico, de un perdedor consciente de su deriva, para regalarnos un clásico imperecedero. Un desgarrador autorretrato, sincero y jodidamente humano, aderezado con un mínimo encanto de blues, romanticismo folk y la impulsiva crudeza del punk más puro. El disco se titularía "The Donovan of trash" (1991) y sirvió para demostrar (a los pocos de siempre, vamos) como madura un roquero de verdad, un músico como dios manda. Es momento de recomendar ambas grabaciones para toda la familia de A TumbaAbierta. Del sonido Stiff Records de su disco debut... al personal asentamiento como figura underground de culto. Dictamínenlo ustedes.