miércoles, 27 de agosto de 2014

MUJERES ATÓMICAS: SOLEDAD MIRANDA. La diosa del Spanish Horror

SOLEDAD MIRANDA (Sevilla, 1943-Lisboa, 1970) debuta en una película de terror español con El sonido de la muerte (1965, Jose Antonio Nieves Conde), una estimulante revisión castiza del americano esquema monster movie, repleta de guiños casuales (el boom de la arqueología), referencias mitológicas (el Vellocino de Oro) y prudentes alusiones metafóricas sobre la Guerra Civil española (en diálogos referidos a la Segunda Guerra mundial), batiburrillo que sirve para enriquecer el relativo pobre argumento de la trama. Pero lo más destacado, el delicioso -e involuntario- acierto del film, descansa indudablemente en el "toque femenino" de sus dos actrices protagonistas. Hablamos de la presencia de dos atómicas hembras que poco después se consagrarán en sendos mitos eróticos del horror: La británica Ingrid Pitt ¡nada menos! y, como no, la muy llorada Soledad Miranda, malograda gran estrella del Spanish Horror (amén de otras aclamadas facetas formativas) cuya transcendental  y extraordinaria naturaleza tumbera exigía a gritos un lugar privilegiado en las ciberpáginas de esta cochambrosa revista virtual. Aprietense los machos que llegan CURVAS.

 Soledad Miranda nos abandonó demasiado pronto. Quién sabe donde estaría el tope de esta maravillosa actriz de no haber fallecido tristemente un 18 de Agosto de 1970 en aquel accidente de coche en Portugal capital. El gran papel de su vida lo había logrado la andaluza ese mismo año en el excelente film de Jesus Franco "Las Vampiras" (Vampyros lesbos, 1970), sugestiva variante lésbica del Drácula original de Stoker. Fue un duro golpe perder a la joven promesa del cine español. Había debutado de cría, con un pequeño papel, diez años atrás en La Bella Mimí (José Mª Elorrieta, 1961). En ese rodaje la descubrió el Tío Jess que la requirió para su film La Reina del tabarín (1960), una de las pocas pelis musicales realmente válidas producidas en España y uno de los mejores trabajos tras la cámara del llorado director de Miss Muerte. Durante una década rodarían juntos un singular puñado de cintas nudies, con ribetes fantásticos y terroríficos dentro del cine de serieB:  She Killed in EcstasyEugine, El diablo que vino de Akasawa, El Conde Drácula (aquí abrazada por el mismísimo Christopher Lee; foto3)... Bajo la batuta del profesor Jess la tentadora actriz sevillana protagonizó un cambio de estilo girando hacia el erotismo mitómano. Una fusión de languidez y sensualidad, de pudor y exhibicionismo. Podríamos decir que la Sole pasó de ser la trivial putilla-para-todo a convertirse en la inaccesible diosa pagana que infunde confusión, miedo y recelo en el atento espectador a esta clase de cine maldito.

Recordaremos la figura atómica de Soledad Miranda por dichas cintas de culto rodadas en 1970 antes
de su mortal accidente, aunque no fue el género de terror su único legado como actriz. La sevillana tomó clases de interpretación, danza e idiomas (esto no era muy común entre nuestras jóvenes bellezas, que digamos) lo que le permitiría participar desde temprano en diferentes exponentes del cine de género como el péplum Ursus (1960, Carlo Campogalliami), la aventura de capa y espada El Valle de las Espadas (1962, Javier Setó), la comedia Las Hijas de Elena (1963, Mariano Ozores), el euro-western Sugar Colt (1966, Franco Giraldi), y en alguna que otra macroproducción extranjera rodada en suelo español como 100 Rifles (Tom Gries, 1968), Cañones para Córdoba (Paul Wendkos, 1968) o Cervantes (1967, Vincent Sherman). Soledad Miranda fue un relámpago centelleante que zarandeó la mundana cinematografía del fantaterror patrio, un éxtasis, un delirio de mujer a la que apenas disfrutamos un lustro en todo su esplendor. Hoy son las penélopes quienes rompen corazones y cruzan fronteras alcanzando (falsa) fama y logros... Nosotros preferimos y nos identificamos con tremendas soledades del ayer.

miércoles, 20 de agosto de 2014

OBITUARIOS: JOHNNY WINTER. Un trago por el bluesman de marfil



Olvídense desde ya del Johnny Winter fantasmal, desafinado y afónico, fallando sencillas notas de guitarra, ciego de un ojo, desnutrido y sostenido en una silla sobre el escenario de cualquier barraca de feria, plaza al aire libre o en el cartel de las fiestas patronales de tu pueblo, acompañado de una panda de músicos mercenarios que poco o nada tienen que ver con el alma del blues y tocando un repertorio de canciones que no se ha renovado en 30 años. No se puede ser más cruel. Lo reconozco, yo mismo me negué a presenciar doloroso esperpento en directo hace unos años. La crítica se la dejo a todos aquellos que pagaron una entrada para ir al matadero y hacer sangre del toro tejano. Están en su derecho de sentirse decepcionados pero nadie les obligó a ir. A buena hora se arrepienten. No pensaron ni por un momento en lo que debería estar sufriendo la otra persona, el enfermo y dolorido guitarrista de blues y rock que prefería arrastrarse por los aeropuertos europeos de país en país y de pueblo en pueblo antes que mecerse en soledad en el porche de su hogar natal esperando la jodida muerte. Por eso murió en Zurich a los 70 años y no en su rancho de Texas. Conocerás pocos valientes así. Yo elegí quedarme en casa y pinchar Rock and roll hoochie koo hasta la saciedad, ese fue mi tributo al Albino de Oro. Al éxtasis le siguió una impresionante actuación en dvd del año 1979 en el programa Rockpalast. Ese es el Winter que nos llevaremos a la tumba. El virtuoso bluesman al que BB King cedió su querida y célebre guitarra Lucille en un garito de Beaumont para que la arañase a su antojo, el legendario guitarrista que dejó su sello en Woodstock y cuya técnica llegaría a equipararse con la de maestros a la altura de Muddy Waters o Jimi Hendrix. Hablamos de la creme dela creme de las seis cuerdas. El más blanco de los bluesman blancos, el referente de un estilo pionero de blues eléctrico cien por cien enraizado en el Sur, sonido que más tarde proseguiría su evolución en vaqueros como Stevie Ray Vaughan o ZZTop. Hay quien sostiene la teoría (sensibilidad patriótica) de que Winter representaba la esencia del blues americano ante la imparable avalancha de blues británico comandada por Clapton, Mayall, y cía. Menuda idiotez. Dar y recibir, de eso se trata. De eso, y de enseñar tu estilo e influencias musicales al mundo entero. Alzo mi jarra de cerveza y doy una calada a este habano por tí, amigo Johnny. Allá donde vas no necesitarás afinar tu guitarra....Rasgala en paz.

miércoles, 13 de agosto de 2014

ORGULLO DE LLAMARSE HARRY DEAN STANTON


 HARRY DEAN STANTON: PARTLY FICTION (Documental emitido por Canal +)
Como no amar a Harry, a Travis. Porque ambos, persona y personaje, son el mismo ser. Un ente sensible, vulnerable, que abre su corazón al espectador y le deja hurgar en los espantos de su alma. El Travis de París Texas (Win Wenders, 1984) no deja de caminar, no puede. Igual que el Harry actor, no encaja en ningún sitio, no sigue un orden. Algo lo empuja a vagar errante y marginal por la vastedad del desierto. No necesita contar su historia, su rostro, su mirada, 58 años de vida lo expresan todo.
Como no amar a todos los Harry Dean Stanton de este cochino mundo. Forajidos salvajes, rebeldes orgullosos, legendarios indomables con hígados de hierro. Seis décadas de cine a cuestas y más de 200 rodajes en el saco. Como secundario de lujo fue testigo en primerísima persona del mejor cine estadounidense de siempre. Harry es un gallo de pelea que en los dorados años del New Hollywood cabalgó y 'disparó' con Jack Nicholson y Marlon Brando por Missouri (Arthur Penn, 1976), gamberreó al lado de Dylan, Kris Kristofferson y James Coburn en Pat Garrett y Billy The Kid (Sam Peckinpah), se unió a la banda de Dillinger (John Milius, 1973), navegó con el octavo pasajero de la nave Nostromo (Alien, 1979)... y su careto indefenso se convirtió en presencia habitual del mejor cine de autor (Tavernier, Wenders..), del cine más raro e independiente (Sangre Sabia, Sonny....), de la serie B más molona (Repoman, Christine, 1997: rescate en New York,...) y así hasta el infinito, aportando su granito de arena en cualquier género cinematográfico que le reportase ingresos con los que pagar juergas, vicios, alcohol, tabaco y mujeres, muchas mujeres.
Como no amar a Harry Dean, me repito. Pregúntale a David Lynch porque le ofreció trabajo en 6 de sus películas; otro tanto a Coppola (3), John Carpenter (2), John Millius (2), Scorsese, Sean Penn... Todos antepondrán la persona al actor, te hablarán del hombre que trabaja de sol a sol, del tipo tímido, solitario y poco hablador que si tiene que abrir la boca es para dignificar la palabra, decir lo justo y necesario en el momento preciso, dar una calada a su cigarrillo y guardar silencio mientras el 'filosófico apunte' descansa en el aire. Sincero y noble en sus actos y pensamientos. Todos a su alrededor te dirán que es un honor ser amigo del amigo Harry. Lo mismo susurrará el camarero que lleva cuarenta años sirviéndole copas en el mismo bar. Debbie Harry (Blondie) le dedicó una canción y llegó a conocerlo intimamente, élla te dirá que Travis hace pequeñas actuaciones por los alrededores de Kentucky con su banda "the Harry Dean Stanton Band" y que te cantará viejos clásicos si tú quieres. Tennessee whiskey, Danny Boy....son temas para sobrellevar el camino, elegidos salmos de despedida silbados con la voz marchita del ultimo y genuino actor sobre la faz de la tierra. Y llegará el día del juicio, y Harry no se arrepentirá de nada. El cine seguro que de muchas cosas.
 "Es un alivio no ser nada" (palabra de Harry)


viernes, 8 de agosto de 2014

MONDO NEW YORK. Tinta, celuloide y esquelas de rock&roll.


¿Qué se cuece en nuestra metrópoli favorita? Pues cosas muy lirondas, como veréis. La guarida volcánica escupidora del más guarro y genuino punk-rock, el documental más cafre y transgresor, la literatura más junkie y canalla, el cine de autor más nihilista, independiente y rebelde posible, sin olvidar la calaña de famosos gangsters, chulos, locutores radiofónicos, polis corruptos, transexuales, periodistas, amas de casa, taxistas, camellos, productores, abogados, brokers, mafiosos, showgirls, púgiles y demás séquito de ciudadanos ilustres de la colonia neoyorquina, presenta una febril actualidad. Digamos que son varios los focos de interés tumbero que nos llevan a darnos un garbeo por La Gran Manzana. Se ofician funerales, se estrenan películas, se preparan documentales, se presentan discos y libros relacionados con la ciudad que nunca duerme y eso es motivo de sobra en esta casa, siempre. New York calling!!




-Cuando todavía escuece la muerte de Gerry Goffin (11 Feb. 1939; 19 Jun. 2014), genial letrista de Brooklyn que escribió temas inmortales de la historia del pop para, entre otras, brillantes voces como la de Carole King (ex mujer del finado), Eric Burdon, Rod Stewart, Bobby Vee o Aretha Franklin, todo un neoyorquino de leyenda al que nuestro querido maestro radiofónico Juan de Pablos honró el día de su fallecimiento en su mítico programa "Flor de pasión" (emitido en Radio3) como solo él podía hacerlo: con emotividad, respeto y agradecimiento, Nueva York se despierta un 12 de Julio conociendo que los RAMONES, una de las bandas de rock más emblemáticas que hayan surgido jamás de las cloacas de esta city, ya no tienen quien le sostenga el mito. Tommy Ramone (Thomas Erdeyi, 1949-2014), fundador, mánager, baterista, productor, 'arquitecto' del sonido ramoniano y 'hemano' mayor (sin duda el miembro más "normal" de una de las familias más disfuncionales de la historia del rock), el último chamán original del clan Ramones (Marky fue solo un "parche" que sigue sacando réditos por ahí sin vergüenza alguna), ha sido borrado de la faz de la tierra por un maldito cáncer que le afectaba al hígado. Al grito de "Hey, ho, let's go" lloran en Queens al equilibrado, visionario, consejero y creativo músico que juntó los mimbres para crear a la banda definitiva de nuestras vidas. Va por usted, señor Blitzkrieg Bop.

-Las noticias relacionadas con los Ramones no acaban aquí. Aprovechamos para notificar que el primer álbum de la banda ¡ha llegado a disco de oro: 500.000 unidades vendidas!, saber 38 años después lo que ya era una evidencia en el negocio de la música (el impacto cultural de los Ramones es imposible de computar por el numero de discos vendidos), no deja de causarnos cierto estupefacto, cierta (maldita)gracia. La última aportación de verdadera relevancia respecto al nutrido universo ramoniano nos llega en forma de caldosa biografía post-mortem: Commando, de Johnny "punky ruín" Ramone, y recién traducida por Malpaso. No fue el guitarrista un tipo querible. Mis gustos situan al majadero y kamikace Dee Dee y al bicho raro de Joey muy por encima del ultraderechista, xenófobo, autoritario y antipático Johnny. Ver a los cuatro juntos en un escenario era otro cantar. Aquellos zoquetes en chupas de cuero, tocando a piñón fijo, destilaban cultura basura estadounidense a raudales. Nadie, ni radios, ni productores, fueron capaces de diluir su mágica fórmula, pero sí de imitarla. Los orígenes de la banda, sus canciones colosales, sus personalidades freakis, las anécdotas circenses y todo lo que rodea a los Ramones es uno de nuestros temas favoritos  en este cochambroso fanzine y jamás nos cansaremos de éllos. El libro aportará renglones de gamberradas, mosqueos, trifulcas, golosinas y catatónico punk-rock al lector que se preste. No lo duden.

-Y de las aceras de Forest Hills saltamos a los suburbios de Manhattan, concretamente al tugurio del CBGB, sito en el East Village neoyorquino, el mítico local regentado por el llorado Hilly Kristal en el que los dichosos Ramones y otras bandas pioneras del punk-rock dieron sus primeros batacazos. El motivo no es otro que asistir al estreno de la película CBGB (Randall Miller, 2013), film que pretende biografíar dicha escena. y qué, una vez más, cae en la trampa de confundir política y ficción con realidad y anarquía, perdiéndose así una oportunidad única de rendir un tributo a la altura de la leyenda. Tan afamado local se merecía algo mucho mejor, pero que vamos a pedir al cine de Hollywood cuando las autoridades locales y la industria musical entera no hizo nada por impedir el cierre y posterior demolición del CBGB. Vale, siempre es un 'placer' rememorar la mamada que Stiv Bators (Dead Boys) le hizo a Iggy en los sidosos baños del garito, saber que el pulgoso perro de Hilly tenía total libertad para husmear y defecar por todo el local, o que una banda de motoristas chungos tenían barra libre por decreto de ley (estaban allí antes de que llegaran los jodidos punks y habían "ayudado" al dueño en un problemilla con la mafia del barrio). Ahí se terminan las expectativas: Los jóvenes actores nunca dan la talla embutidos en papeles estereotipados hasta la ordinariez, la banda sonora son 'solo' versiones de los originales (está de moda no pagar derechos de autor), Ah! y los New York Dolls y Wayne County no aparecen por ningún lado. Si alguien sale bien parado en el film este es Hilly Kristal, el film debería titularse "El bar de Hilly" y la cosa hubiese funcionado mejor. Demasiada dinamita para tan poca mecha. Aún con todo, guardamos la cinta en nuestra videoteca.

-Una de las voces más críticas con la película del CBGB ha sido la de Debbie Harry (Blondie). La maravillosa cantante y bella mujer se quedó disgustada tanto como nosotros, bueno, mucho más. La artista, que recientemente estrenó un nuevo trabajo discográfico: Ghost donwload (2014), es una testigo principal de aquella escena vivida en N.Y. hacia mediados de los 70 y como es lógico no comparte toda esta farsa. Mencionamos el nombre de Blondie porque se da la casualidad de que con suerte se esté preparando un documental biográfico sobre la vida de la rubia cantante y los músicos que le ha acompañado a lo largo de su dilatada carrera, hablamos como no de Chris Stein y Clem Burke, miembros originales del grupo Blondie y tan importantes en la historia del rock como lo es la figura de Debbie. A buen seguro tendremos oportunidad de conocer la realidad tal como fue. Esperamos impacientes el proyecto Blondie.
- Y ya que estamos con el celuloide de La Gran Manzana a cuestas, sería un error no recomendarles la última obra maestra del temperamental cineasta neoyorquino JIM JARMUSCH. Se titula "Only lovers left alive" y encaja perfectamente en esta revista. Jim es un artista en plena madurez, un rebelde y tenaz individuo a contracorriente que no teme al ridículo. Aquí se destapa con una rara película de vampiros lynchianos, filosofía rockera, anarquía visual y desmitificaciones literarias. Tuvimos que esperar 6 años, pero mereció la pena. Nuestro cinemusicólogo favorito está de vuelta. Brindamos por ello.
- Para finalizar este garbeo por la Gran Manzana  -mientras escuchamos en nuestro tocadiscos el sensacional último trabajo del septuagenario vecino Garland Jeffreys (Truth Serum,2013)- decir que otro neoyorquino peculiar que lleva por bandera el nombre ABEL FERRARA se ha vuelto a meter en la boca del lobo una vez más. Su peli sobre el affaire sexual violictivo de un mecenas y banquero francés ya es un escándalo como lo fue en la realidad. Todos sabemos de quien estamos hablando ¿verdad?. A ver como acaba la cosa. Grande Ferrara, siempre rodeado de polémica.




domingo, 3 de agosto de 2014

PAPELES: "ARTE SALVAJE". Una biografía de Jim Thompson

Digamos que muy poquitos mortales deciden (o se les está permitido) convertirse en escritores de culto pasados los 46. Lo inusual es que esto suceda, y llegado el caso, uno dificilmente se imaginaría que su obra acabase consagrada en lo más alto de la literatura noir más marginal y salvajemente auténtica de la noche a la mañana. Pero pasó. Jim Thompson se pasó esta lógica por los forros. A saber qué explosionó en la mente de este cuarentón de Oklahoma antes de aquel otoño de 1952, pues en los 19 meses siguientes escribiría 12 novelas, entre ellas, futuros clásicos del género como El asesino dentro de mí, La mujer endemoniada, Un cuchillo en la mirada o 1.280 almas. Si desean aclarar el misterio del escritor tardío no tienen más que leer la sorprendente biografía titulada ARTE SALVAJE (Es Pop, 2014) firmada por el bostoniano Robert Polito, estudioso fan del añorado Thompson y que dedicó más de media vida a la realización de este trabajo biográfico perfectamente sentido, documentado y (re)construido. El libro perfecto para sumergirse en los profundos confines del macerado universo Thompson. Un universo en los que los supuestamente héroes, los aparentemente buenos, resultan ser los más villanos. El libro de Polito es la escusa que tenemos para hurgar en la herida de un ser atormentado, palpar el dolor y la amargura de su alma y ahumarse en sus fantasmas personales. Página a página el lector se zambulle en el interior del forajido artista, de sus fantasías, descubre el pasado de aquel 'fuera de la ley' que no encajaba en ningún sitio, del niño de infancia arrebatada al que el recuerdo de su odiado padre perseguiría el resto de sus días.

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