sábado, 28 de marzo de 2015

NO SE TE PUEDE ECHAR MÁS DE MENOS, PRINCIPE. (René Lavand, R.I.P.)

(Lavand y Tamaríz echándose una brisca)

No hace mucho localicé un vídeo en la red infernal que me tele-transportó a principios de los años 80, a mis años de infancia. Viendo a ese señor del bigote blandir su baraja a una mano algo se activó en mi cerebro como por arte de Mágia. As, dos, tres, cuatro...¡Tachánnnn!. Se llamaba René Lavand, y no era una ilusión. ¡Grácias, Juan (Tamaríz) por aquellos programas, y por traérmelo de vuelta del baúl de los recuerdos! Esa voz pausada, profunda, hipnótica...Era él, sin duda ¡El mago de un solo brazo! ¿Cómo pude olvidarme?  Tenía que acabar de ver el documental y así lo hice. Lo que me reveló aquella escasa hora de cinta fue la historia de un verdadero genio del arte. Una de esas personas únicas (lamentablemente, ya de otra época), sencillas, humildes que hacen de su trabajo y de su existencia un regalo para los demás. Gente como René Lavand (1928 -2015) dignifican al ser humano. Son éllos, los Lavand, Chaplin, Tesla, Guthrie y demás familia la gente que merece ser reconocida como estandarte de la Humanidad. Nos enseñan, nos divierten, nos asombran, y sí, nos matan, pero de ASOMBRO. Lo único que roban son aplausos. No se cuelgan medallas pero sí las rechazan. Pocas veces ganan pero jamás pierden. Por encima de este mundo ruin y mezquino están los tipos como Lavand. Crecimos viéndolos por la tele y hoy les decimos adiós aunque a casi nadie le importe una mierda. Descansa en paz, principe.



   











lunes, 23 de marzo de 2015

PAPELES: LONDRES DESPUÉS DE MEDIANOCHE


Magnífico debut el del mejicano Augusto Cruz (1971) con una novela de intriga que nos remite al Bradbury de Cementerio de lunáticos (1990), al Carpenter de El fin del mundo en 35 mm (2005), a las road movies apasionantes, a esas audaces correrías tras arcas perdidas y santos griales que trasiegan en paralelo a El corazón de las tinieblas y otros mundos perdidos envueltos en misterio. Pero hay más. Dentro del fascinante material de ficción de Londres después de midianoche nos aguardan leyendas urbanas sobre míticas películas de vampiros desaparecidas hace décadas por el nitrato del tiempo, exagentes del FBI con pasado funesto (incluso se nos regala narra un retrato veraz e indiscreto del mismísimo J. Edgar Hoover), famosos coleccionistas de parafernalia terrorífica (Forrest Ackerman, as himself), übervillanos a lo Dr. No, legendarios hombres de las mil caras y particulares mitos del cine mudo. Felicidades al escritor por brindarnos esta deslumbrante, rara y extraña trama detectivesca, este extraordinario planteamiento narrativo enormemente documentado (y gestionado) que enchufa al lector a unos niveles de obsesión y dramatismo, simbolismo y paradoja digno de los grandes pasatiempos literarios de ayer y de siempre. Un diez.

martes, 17 de marzo de 2015

RICHARD PRYOR. ¡ESTE NEGRO TIENE EL PODER!


RICHARD PRYOR: OMIT THE LOGIG (Maria Zenovich, 2013) es El DOCUMENTAL, tío. Una de esas locas y apasionadas historias sobre la comedia de la vida vivida, de la vida sentida y sufrida que ningún lector de este cochambroso fandom se debería perder por nada del mundo. Aquí salen parientes que matan peces y disparan sobre cuadros de Charly Parker, se cuentan chistes gamberros que gustan a putas y proxenetas, a negros y blancos, se dilapidan fortunas, matrimonios y montículos de coca. En este cuento las mamás chupan pollas en el burdel de la abuelita, los cómicos se cuelgan de las lámparas de los casinos, bromean sobre sus problemas de salud, se plantan fuego a lo gonzo y no dejan ningún orificio sin penetrar. Decir que el protagonista de esta historia Richard Pryor se pasaba de la raya sería un chiste fácil. A nosotros nos interesa sobretodo su arte, su ingenio, su manera de romper moldes y reglas. El negro sensible maestro de la improvisación que jamás repetía un show igual al anterior y al que censuraban en televisión. Al bala de cañón que terminó sus días en silla de ruedas podrido por la esclerosis múltiple, al humorista capaz de paralizar Sunset Street y acostarse con Pam Grier y cientos de novias más. ¡Lo conseguiste, hermano! Si lo que siempre quisiste fue hacernos reír a fe que lo lograste. No hay más que ver tu careto y a este menda se le dibuja una enorme sonrisa en la cara, y empieza a recordar...



jueves, 12 de marzo de 2015

OBITUARIOS: FRANCESCO ROSI, EXCELENTÍSIMO CINEASTA EN BUSCA DE LA VERDAD.

Francesco Rosi (1922 - 2015)
Leones de oro y conchas de plata jalonan la carrera de este excelentísimo director italiano. El cine mundial ha perdido a uno de los grandes analistas e investigadores de la democracia occidental que a través de su cámara supo desvelar con empeño los bajos fondos de la política, la corrupción y la mafia sin olvidarse de los problemas sociales. Murió tranquilo en su cama de Roma, satisfecho de haber buscado siempre la verdad y la belleza en sus películas. El director napolitano supo detectar los peligros reales del mundo cruel y despiadado que nos ha tocado vivir, supo filmarlos y mostrárselos a los espectadores a modo de advertencia. Así nos entregó un puñado de films sobresalientes que indagaban en "los mecanismos del poder, los mecanismos del dolor, las dinámicas físicas y morales del dominio del hombre sobre el hombre. Una obsesión por entender y enseñar todo aquello que hay detrás, debajo y al lado de un hecho" (Roverto Saviano dixit).
En la filmoteca Rosi se denuncian sabotajes, conspiraciones, intereses ocultos, especulaciones urbanísticas, crímenes e intrigas político-financieras, bandolerismo, organizaciones criminales, vendettas... y muchos misterios más sin resolver. Ahora que sabemos que el gangster tradicional cedió su lugar al ejecutivo moderno y que el epitafio "todo está en sus manos" -como diría un personaje mafioso de una de sus películas- retrata más que nunca la plaga nauseabunda que corroe nuestra realidad social, no estaría de más (de hecho es obligación de todo tumbero que se precie) volver a repasar el listado de títulos honoris causa que han hecho de Francesco Rosi una brillante estela a seguir. Hablamos de las rotundas Excelentísimos Cadáveres (Cadaveri Eccellenti, 1975), con Lino Ventura en su sempiterno papel de comisario de policía metiéndose en la cueva del lobo feroz, secundado en este caso por un grandísimo reparto encabezado nuestro añorado Fernando Rey y un siempre pletórico Max Von Sidow; El caso Mattei (1972) en la cual se desmenuza el trágico suceso biográfico que ocasionó la muerte de un conocido magnate de la industria italiana, a la postre premiado en Cannes; la más que apreciable Lucky Luciano (1973), centrada en los últimos años de vida del conocido capo siciliano; Las manos sobre la ciudad (Le mani sulla città, 1963), poderoso drama ambientado en la corrupción urbanística de su ciudad natal, Nápoles, y galardonado en Venecia, que el difunto maestro rodó inmediatamente después de la película que dio inicio a su fama como director: Salvatore Giuliano (1962), pieza maestra del séptimo arte comentada en su día en estas mismas páginas. Hasta aquí nuestra labor de recordar su paso por esta esfera giratoria a la que llamamos Tierra. Esperemos que la senda de sus pisadas no queden cubiertas por la mugre reinante y que nuevos cineastas con similar espíritu se atrevan a contarnos las miserias del ser humano con, al menos, la mitad de ímpetu, fe y coraje con el que acostumbraba este señor a vivir las películas de su vida . D.E.P.


domingo, 8 de marzo de 2015

OBITUARIOS: KEN TAKAKURA, MI EX-YAKUZA PREFERIDO



El cine japonés ha perdido a un grande y al resto del mundo parece no importarle. Vale, el idioma es un lastre, pero actores de la talla de Ken Takakura (Mifune, Kitano...) han dejado claro que tienen un hueco en la cinematografía mundial, que una mirada en primer plano, un tic fuera de guión, un gesto natural, una arruga facial, valen más que mil palabras de la estrella occidental de turno. Los pocos medios que informaron de su fallecimiento en Tokio, a la edad de 83 años, hablan de él como el Eastwood nipón y resaltan su facilidad para encarnar personajes inmersos en el universo yakuza. Es cierto, su filmografía en los 60 está llena de vaqueros con katana (The Driftin Avenger; de Jun'ya Sato), personajes con inviolables códigos de honor (Lobos, cerdos y hombres; dirigida por el maestro Kinji Fukasaku), bien, acechados por su pasado (A fugitive from the past, de Tomu Uchida) o bien sedientos de venganza (Japanese Yakuza; de Masahiro Makino); así como una indudable capacidad dramática adquirida a lo largo de los años, veteranía que le permite, entre otras virtudes, salir airoso en un duelo cara a cara con el mismísimo Robert Mitchum. El salto al cine internacional lo había hecho Takakura gracias a un film bélico (como no podía ser de otra forma en aquellos tiempos) de la mano de Robert Aldrich en "Comando en el mar de China" (1970), dando réplica en pantalla a actores consagrados de la talla de Michael Caine o Henry Fonda, pero sería con el film de culto YAKUZA (Sidney Pollack, 1974) cuando el defenestrado actor japonés se ganó un rinconcito en nuestros cinemaníacos corazones. Hubo amago de repetir la fórmula con Black Rain (Ridley Scott, 1989) pero ni Michael Douglas es Robert Mitchum ni el escaparate resultó ser el mismo que el ideado por el genial guión de Paul Schrader en los setenta. El papel del difunto en tan mítica película provocó en un servidor admiración incondicional a todo lo que tuviera que ver con el apellido Takakura. Aprovecho este conmemorativo requiem para recomendar dos películas del desaparecido actor que harán las delicias del tumbero exigente: la entrañable road movie El pañuelo amarillo de la felicidad (Yoji Yamada, 1977) y el nevado drama carcelario Abashiri Prison (Teruo Ishii, 1965). Prometemos profundizar todavía más en la combustible obra de este actor memorable. R.I.P.


miércoles, 4 de marzo de 2015

SUPERDUPERMENSCH. Alice Cooper y Shep Gordon en doble sesión de documentales a la carta.

SUPERMENCH: The legend of Shep Gordon (2013). "Si hago bien mi trabajo probablemente te mataré". Un tipo curioso donde los haya, alguien tan veraz que resulta increíble. El judío multimillonario mánager de Alice Cooper, que además ha sido confidente y amigo de músicos y actores tan distinguidos en esta redacción como Groucho Marx, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Sharon Stone, Blondie, Cary Grant, Michael Douglas..., sabía que no había nada como un buen escándalo para lanzar una carrera. Convertido en uno de los personajes más queridos dentro del afamado vecindario del boulevard de los Sueños el carisma e innegociable dignidad tumbera del acojonante Shep Gordon con razón se merecían un documental a la altura del mito. La ajetreada vida tras bambalinas de este quijotesco mecenas es un festivo ritual preñado de sexo, drogas y rock&roll; un alucinógeno viaje por moteles de segunda, comisarías de policía, mansiones de lujo, terapias budistas, platos de cocina michelín, de amenazas mafiosas, encuentros carnales y mantras salvajes que dificilmente podrás olvidar. Qué envidia me da el señor Gordon, en serio.



SUPER DUPER: The Alice Cooper story (2013). Una vez digerido el aclamado superfilm sobre Shep Gordon nos debería de haber quedado claro quién fue el verdadero impulsor de la exitosa carrera del señor Vincent Furnier. Para eso sirven los buenos mánagers, que diría un empresario. Lo que pretende contarnos el dinámico y sustancial documental Super Duper es el resto de la historia, el salto a la fama de su protagonista; la biografía de un Alice Cooper centrada en la lucha personal argumentada a lo Dr. Jekyll & Mr. Hyde respaldada por un repertorio rico en imágenes inéditas y espectaculares, testimonios reveladores y un montaje un tanto arriesgado. Lástima que esta interesante terapia incurra en graves omisiones y demasiado egocentrismo. Así, no es de recibo que se ignore al gran Michael Bruce, artífice de los riffs más impactantes del repertorio más clásico y malvado de Alice, aquí sospechosamente dejado de lado. Con todo, el mermado documental se deja ver pero el sabor agridulce y las sombras discrepantes hacen necesario un nuevo relato biográfico menos condencendiente y más crítico con Alicia. El fan se lo merece.
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