El paraíso al que todo jonqui adicto al surco vinílico desearía entrar. Lo más cerca de estar "knocking on heaven's door"... ¡y a precios de saldo!, a que se os ponen los dientes largos ¿eh?. El amiguete de la fotografía es John Goddard el dueño de semejante palacete. Mejor dicho era, porque VILLAGE MUSIC cerró sus puertas tras más de 40 años de amor a la música (John abrió la tienda en 1968, pero ya trabajaba en la misma desde el 1957) ¿y por qué?, pues por una juvilación muy meditada por el propietario, aunque el factor más determinante el la subida desmesurada de los alquileres en la zona de Mill Valley, -cuando empezó el hombre pagaba 200$ mes, hoy el alquiler ascendía a 10.000$ mensuales-.
Su historia es la de un privilegiado que pasó toda su vida amasando pilas de discos; aprendiendo e investigando, expandiendo sus horizontes musicales y manteniéndose fiel al vinilo, hasta reunir material suficiente como para parar un tren (o dos si son pequeños). Jazz, gospel, folk, salsa, country, doo-wop, new wave...40's, 50's, 60's, 70's, 80's, 90's, memorabilia, parafernalias (cuenta que la cosa más cara que vendió fue un poster de la ultima gira de Buddy Holly, en 12.000$), y una reputación ganada a pulso en todo el globo terráqueo. John comenta emocionado la satisfacción que fue para él tener como clientela a gente como Jerry García, Carlos Santana, Ry Cooder, John Lee Hooker, BB King, Elvis Costello o Nick Lowe, músicos con los que mantiene una sincera amistad. Uno no puede dejar de sentir admiración y bastante "envidia sana" del viejo John Goddard, una especie de personaje parecido al papel protagonista que interpretó John Cusack en Alta Fidelidad(High Fidelity, 2000. Stephen Frears), ¡¡ya quisiera yo heredar estas cuatro paredes aunque me endeudase de por vida!!. Un dato curioso (y que dice mucho de la personalidad del tal John) son los originales apartados que John solía tener en distintos cajones, con varios tipos de listas: "Mis favoritos de la semana" (decir que el primer concierto al que acudió con 12 años fue Little Richard, ahí es nada!); "A veces una portada es bastante"; o el cajón del "Hall of Fame", en el que mete cosas objetivamente perfectas que "si alguien no le gustan, el problema es claramente suyo, no de los discos...". Sencillamente genial.
Tremendo!!
ResponderEliminarLa de "rarezas" que tiene que haber -aún- escondidas ahí!
Más un museo que una tienda...
Saludos!
El tío tiene una colección de singles única, tan inavarcable que cuenta que un amigo suyo Dj estuvo pinchando sólo singles ¡¡y John escuchaba la mayoría de temas por vez primera!!
ResponderEliminarLuego estaban las cajas del almacén...¡¡discos que nunca puso a la venta por falta de espacio!!...El puto paraíso
Vemos