-Eran los tiempos de Leif Garret, Demis Roussos, los Bee Gees, el grupo Parchís..., los tiempos en los que reinaba en nuestro cine de pueblo la superpareja Fernando Esteso y Andrés Pajares. Todavía quedaba para la aparición del Bíper o el Laser Disc y la palabra "fax" nos sonaba a los congelados Burman flash, que daban más sed que la Mirinda o los Peta-zetas pero que eran mucho más económicos que los riquísimos polos de vainilla de la casa Avidesa. Tiempos de la botella de calcio (aquella delicia que guardan nuestros padres en la nevera y que a escondidas chupabas sin control, previo aviso a reprimendas), el Visvaporu, las pastillas para la tos del Doctor Andreu, los calentadores de colores, el reloj digital con calculadora, las pulseras de cobre anti-stress (reumatismo...y lo que hiciese falta), las vicis BH con marchas, los walkie-talkies, el Break-dance o el Acid-house; época en la que todavía Epi y Corbalán encestaban canastas, la Real y el Athletic ganaban Ligas, y Verano Azul enganchaba. Tiempos de los que seguramente guardarás buenos recuerdos... esos recuerdos borrosos y nostálgicos de los 80.
-El mercadillo de los lunes: (en tu pueblo sería el martes, miércoles...) ubicado en el antiguo puerto (hoy el muelle es deportivo y queda como de muy mal gusto ver los tenderetes en él, digo yo) cuando todavía se hacía por todos los rincones del mismo, todo apelotonado en las calles con el mar por frontera (foto 1) el mercadillo era una cita obligada de mi infancia. Simplemente decías: "mamá, voy al Lunes". En invierno lógicamente el horario de clases nos impedía su visita (además de ser mucho más cutre y aburrido que en verano), pero yo no veía la hora del timbre (más que un timbre una sirena) para acudir rápidamente al puesto bajo mi casa, pues el tipo me pagaba 50 pts. por doblarle la ropa y meterla en cajas. Aquel señor me enseñaría a doblar los vaqueros Lee, Cimarrón, Lois; los pantalones de pana, chalecos de rombos, cazadoras vaqueras, chandals Adidas (esos azulones con las rayas blancas por los lados).... y después le ayudaba a desmontar el puesto y cargarlo todo en su furgón. Otra aficción (por llamarla de alguna manera) era la de recoger bolsas, perchas o cajas de cartón que dejaban tras de si los feriantes (y que recogíamos no se muy bien con que fin).
Ya con pasta en el bolsillo la cosa era otra, y en época vacacional no digamos. Calzado en mis J'haiber (o mis Paredes) o con sandalias de goma, era hora de adentrarse en un bullício atestado de tiendas y puestos por doquier: la churrería donde conseguíamos las latas de Trinaranjus, Tab, Pepsi, Bitter Kas o Cinzano y demás marcas para nuestra colección; el camión de los quesos y chorizos que colindaba con el puesto del mercadillo de Cassettes (en todo el muelle se podía escuchar a Los Panchos, Boney-M, Rocío Dúrcal, Sabrina, Formula V... o "EL Malo" de los Barón Rojo); el puesto de las marujas(por el que pasábamos rapidito no fuese que alguna mamá nos largase de allí) gritando a pecho partido ¡¡A quinientas!! ¡¡bragas y sostenes... todo a quinientas, señoras..!! encima de un coche que algún despistado se olvidó de retirar la noche anterior. Pero la verdadera compra del día (y la mejor diversión) estaba en el puesto del bazar al final del puerto (donde pillábamos las cintas cromo TDK, y ...¿os acordáis de ese pajaríllo al que le echábas agua y al soplar por él silvaba?) y sobretodo donde los negros, y perdonar que sea tan bruto, pero el que suscribe nunca olvidará la primera vez que vio la piel de un africano tan de cerca, nuestra cara de asombro solo era comparable al absoluto desconocimiento que teníamos del mapa geográfico más allá de nuestro pueblo. Allí estaban ellos (cada verano) el asfalto derritiéndose del sofocante calor y ellos en cazadora tan tranquilos, regateando con los vecinos (sin lugar para el entendimiento) precios ridículos para walkmans, zippos, calculadoras digitales, collares, pulseras, despertadores y demás tecnología punta. Como han cambiado los tiempos amigos (hoy están por todas partes ofreciendo de todo, y ya no son los mismos precios) pero estoy por apostar que todavía son el único aliciente para muchos jóvenes que visitan los mercadillos hoy en día.
Qué buenos recuerdos. Tu habrás vivido esa época ya como un chavalito, pero yo recuerdo los "restos" de épocas y escenas como esa, tal cual las describes, siendo pequeño, muy pequeño, con 5 o 6 años nada más, a modo de "fogonazos", pero con todo lujo de detalles. Debe ser que de niño te fijas más, o que más cosas te quedan grabadas.
ResponderEliminarEn tu introducción te faltó incluir, a mi juicio, dos cosas que fueron fundamentales, una por su uso cotidiano (los graníticos balones Mikasa), y la otra por extraña (aquellas cintas reflectantes que se colgaban del parachoques trasero de los coches)...
Qué tiempos... :)
PD: Y qué me dices del Cola-Jet?? Todavía sigue "editándose"!
Ja,ja, Esas cosas fueron lo primero que se me ocurrió cuando escribía esta entrada.
ResponderEliminar- claro que recuerdo del Mikasa (ahora que lo mencionas)y de un montón de cosas más ...(aunque no recuerdo sus nombres: como aquellas tablillas de madera entrelazadas con cinta roja que subían y bajaban cual yoyós según en que posición las pusieses; o el sabor inigualable del "SAMBA", una especie de galleta de chocolate de la que no he sabído nada más y de la que parece que solo me acuerdo yo, pues ni dios se acuerda de ella cuando la menciono)
Jajaja, el Samba!! buenísimo, mira, mira https://www.babydelistore.com/images/productos/_480/111.jpg
ResponderEliminarAntes sí que se hacían inventos... yo una vez recuerdo que me regalaran un pájaro de plástico con las alas móviles (se movían gracias a una gomita, nada de pilas), y si le dabas bien cuerda podía volar más de 200 metros... alucinabas. Voy a ver si lo encuentro por Internet... :)
Los J´Hayber, míticos, y los Alpe? jeje, y los All-Star cuando no eran "famosos" (recuerdo que tuve unos verdes!), y los chicles Barrilete, etc...
ja,jajahhhh....Mi viejo me compró unos Zuecos (zocos)y yo era el hazmereir del colegio (pero el balón lo furaba!!). También me acuerdo de los famosos "kun-fus" de color crema (los azules y de colores vendrían más tarde) y los Anoraks verdes con forro, parecíamos todos Kevin el Shouth Park.
ResponderEliminarJoder macho, qué recuerdos, se me viene a la mente el Lunes veraniego, atestado de gente, al que había que enfrentarse en constante zig-zag para lograr llegar hasta el final todo ello aderezado como bien dices con música "de la época".
ResponderEliminara mi me recuerda a un tipo en el mercadillo que vendia un aparato que si lo pasa por el mantel te quitaba todas las migas era sin pilas y el tipo tenia una mesa y un monton de esos aparatos yo me quedaba flipao mirando al tipo como recogia las migas y no lleva pilas señores gran invento
ResponderEliminaresta muy currado tu blog pero tienes que destacar mas el mejor disco de rock nacional LA VIDA MATA
ResponderEliminarsin duda lo mejor de lo mejor junto con LA CUENTA ATRAS o HERMANA AMNESIA ETC...
Ja,ja,jah....Nunca me acordaría del "limpiamigas" sino me lo recuerdas (¿y qué me dices del "pajarito de agua"?.. je,je)
ResponderEliminarPuli lo tuyo con Enemigos es una obsesión, y está bien, pero hay algo más de rock nacional por ahí (prueba a escuchar a Lapido)que también merece la pena, aunque cierto LA VIDA MATA es una joya (Septiembre, Desde el Jergón, El Fraile y yo...)
SALU2