Español de pura cepa hijo de madre muy piadosa y muy creyente, Justo, creció en el campo, mejor dicho en Mejorada del Campo (obviamente en mitad del campo). Sin título alguno que le acredite como arquitecto y sin escribir un solo plano Justo por su gran amor a la iglesia comienza en 1961 la construcción de un templo que consagraría a la Virgen del Pilar, una cosa única. Y una Catedral que ya es famosa en el mundo entero "Sí, en el MOJA, en el MAMO... En el MOMA. Sí, he estao ahí expuesto.... en un arte moderno o no se qué historias mu importante." ¡¡¡Pa flipar!!!
Sigamos. Como es natural la gente se ha enfadado mucho, hasta le han tildado de loco. Hay gente tan noble (la iglesia, se entiende) que no entiende a Justo. Sin ayudas materiales, esperando una subvención que no llega (ni Franco se interesó por él, pobre hombre), Justo va tirándo con las donaciones de algún turista japonés y puliendo su sueldo del paro en ladrillos y maquinaria. Cuenta con la ayuda de su sobrino y ocasionalmente contrata por horas algún peón. Así es Justo Gallego el más titánico constructor de uno de los templos más bizarros de nuestra geografía.
La Catedral... Ochomil metros cuadrados de un solar de su propiedad en mitad del pueblo. Un pueblo de apenas veinte mil españoles, de pura cepa. En verano, arde; en invierno, hiela. Pero este pueblo feote y vulgar (pero noble, oíga) guarda en su seno una gema de incomparable fulgor bizarro (aceptación clásica): la Catedral, sita para más INRI en la calle Antonio Gaudí (!!). Hablamos de una cosa monumental -ocupa casi una manzana- con sus torres, sus torreones, sus bóvedas (veintiséis, nada menos), cúpulas (la principal, de más de once metros de diámetro, llega a los cuarenta metros de altura), escaleras de caracol, capillas, frontispicios, vidrieras, arbotantes, coro, patio, salas capitulares, arcos, dos claustros, catacumbas, sacristía y hasta un Belén. Por doquier hay escaleras de precario equilibrio, una bicicleta que hace de polea, carretillas aparentemente olvidadas, armazones de hierro retorcidos por todas las esquínas, escombro, basura y restos de obra aquí y allá. Lógicamente obra tan magna necesita su tiempo y Justo, y todos nosotros, tal vez no llegémos a ver el día de su conclusión, lo que sería una gran blasfémia y una auténtica putada... para el clero y para la profesión. De ser así amigo Justo, consuélate con que Leonardo Da Vinci tampoco llegó a terminar nunca nada...¿Nó?
(Nota: Esta valiosa información de periodismo gonzo ha sido posible gracias a la estimable ayuda de Mondo Brutto y sus reporteros dicharacheros... ¡¡Gracias monstruos!!)
Justo Gallego ha muerto hoy a los 96 años sin ver finalizada su faraónica obra. Descanse en Paz
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