Durante la segunda mitad de los 70 y primeros 80, el cine español produjo una serie de películas de temática violenta, protagonizada por adolescentes drogadictos, pandillas callejeras y atracadores de sucursales bancarias, y que llegarían a formar un (sub)género en si mismo, el "cine de quinquis". Un fenómeno irrepetible dentro del cine español, del que forman parte títulos tan macarras e inolvidables como los dirigidos por José Antonio de la Loma: "Perros Callejeros" (77), "Perros Callejeros II" (79), "Yo, el Vaquilla"(85), "Los Últimos Golpes del Torete"(80); o los de Eloy de la Iglesia: "Colegas"(82), "Navajeros"(80), "El Pico"(83)... Protagonizados todos por actores NO profesionales, que acabarían sus días como los personajes que interpretaban: acribillados por los "maderos", muertos por sobredosis de heroína o encarcelados de por vida. De todos esos títulos me quedo con DEPRISA, DEPRISA (1981). Historia de amor gamberro dirigida por Carlos Saura, que se apuntaba así, al carro del "cine quinqui" aprovechando el tirón que cosechaba el genero entre nuestros renacidos, libres y demócratas compatriotas (sic).
Trasunto de blaxploitation a la española, el filme no arranca, en este caso, con unos negratas en cadillac por las calles del Bronx esnifando coca y escuchando a Curtis Mayfield... Si no que lo hace al ritmo que marcan Los Chunguitos de "Ay, que dolor", mientras Pablo y El Meca puentean un Seat 131, para perpetrar sus fechorias. Porro tras porro, esnifando caballo, quemando llantas, pegando palos y soltando perlas del tipo: "¡Agua, los Maderos!"..."las armas las carga el diablo"... y lindeces por el estilo.
Sin duda estamos ante una película notable, más seria de lo que cabría esperar. Un Demonio de las Armas patrio. O sea, serie B cañí de la buena.
La vi de chavalín, como casi todo ese cine barriobajero, y luego la descargué hace no mucho, porque me sorprendió que fuese de Saura. Y uff, tío, qué cosa más rara, demasiado mala para aspirar a otra cosa y demasiado extraña para ese pseudogénero. Yo tengo claro que Saura se quiso apuntar al rollo del cine marginal y no le salió muy bien.
ResponderEliminarHasta otrA.
La que está cañón es la prota, ufff, una cosa mala...
ResponderEliminar