Mamoru Oshii -creador de uno de los artilúgios más complejos y enigmáticos del animé: Ghost In The Shell- ha eyaculado otra monumental película que lleva por título THE SKY CRAWLERS. Un motivo más, para volver a intentar penetrar en el universo laberintico lleno de misticismo, religión, muerte, venganza, sacrificio y revelaciones de uno de los más inquietantes y discutidos creadores del cine de animación japonés.
Si en Ghost In... subyacían las influencias de Fhilip K. Dick y el Ridley Scott de Blade Runner, en esta última afloran las diferentes lecturas que bien podrían ofrecernos filmes "serios" como Stalker (Tarkovski, 1979) o 2001: Una Odisea En El Espacio (Kubrick, 1968), en cuanto a la complejidad narrativa de ambas. Ciencia Ficción de la buena. Sesuda.
Aparentemente sencilla, la péli está llena de poética y sentimientos. Tanto los personajes y sus relaciones, están ejemplarmente trenzados. Basta con las miradas y los pequeños detalles (aquella cerilla apagada en el suelo...) para que Oshii nos lleve más allá de las imágenes, insinuándo mucho más de lo que muestra (Arte que ha perdido "el Otro cine").
¿De qué va?... Pues estoy seguro que cada uno tendrá su pequeña y particular visión de la historia. En apariencia narra la historia de unos pilotos-niño que se han negado a envejecer, en un mundo gobernado por adultos... Y ahí es donde termina cualquier comprensión y empiezan esas diferentes lecturas de que os hablaba. Película de una madurez asombrosa, artesanalmente cuídada hasta el más mínimo detalle (ej.: el papel que adornan las paredes de cada habitación; cómo dobla el periódico uno de los pilotos, etc., etc.) y con unas realistas batallas aéreas que quitan el aliento. Oshii nos brinda una Obra Maestra melancólica que ya forma parte del mejor cine de todos los tiempos, ya séa animado o no.
Qué grande es el ánime. Y en qué poca consideración se le tiene -de forma general- en Occidente. Sí, bueno, tenemos grandísimos dibujantes en el viejo continente, pero el ánime no es sólo una forma de dibujar, sino también una forma de ver la vida, historias completamente alejadas de la mentalidad occidental.
ResponderEliminarUn lujazo descubir películas como ésta.
Es cierto, y que bueno tener Internet, única forma de encontrar joyas que no nos llegarían de otra forma.
ResponderEliminarEn cuanto a cómics o novelas gráficas es otra cosa, el material es infinito. Yo no me considero un experto en la materia, pero poco a poco (tener pasta es primordial, y yo...) voy descubriendo cosas. Como lo último que adquirí Jiro Taniguchi y su cuento "El Almanaque de mi padre". Dibujos maravillosamente clásicos en blanco y negro, y una historia tan hermosa y triste a la vez, que eleva, en este caso el manga (o animé), a la forma de arte.