lunes, 6 de junio de 2011
THE SHANE MacGOWAN STORY. ¡¡¡Dios santo!!!
Como bien dice Nick Cave en un momento del documental: No somos quién de juzgar la vida de nadie. Cada persona elige cómo vivir su vida, y la de Shane, créanme, ha sido, y por increíble que parezca después de ver este impresionante film, todavía lo sigue siendo, una autentica locura. Quien desconozca la belleza compositiva y narrativa de sus canciones para The Pogues encontrará en este documental una oportunidad única de descubrir el sonido de una de las bandas claves de la historia del rock. Nadie había hecho lo que los Pogues antes. Irlandeses en la corte del imperio británico, conquistando el mundo con su propuesta de viejo folk celta acelerado a lo punk. Pero no es este un film sobre el grupo The Pogues, propiamente dicho. Lo és sobre su cantante Shane MacGowan. A lo largo de este imprescindible documenteal asistimos al auge, caída y deambular existencial de un poeta en toda regla. También lo sufrimos: por la incoherencia de muchas de sus declaraciones y su deslucido estado catatónico, producto de una alcoholemia y drogodependencia que sólo Dios sabe como la soporta. La verdad, no me esperaba un documental tan cojonudo. Está lleno de anécdotas a lo Spinal Tap (las "groopies" cincuentonas que lo acorralan en un pub; como le "roba" la novia a Johnny Depp en un etílico videoclip ochentero de esos que sonrojan...) y aparecen amigos, familiares, novias y músicos hablando y contándonos anécdotas sobre nuestro desdentado personaje (la anécdota de Elvis Costello que le "birla" a la bajista de la banda -para casarse con élla- tras producirles su segundo Lp; o conocer como Joe Strummer de los Clash le sustituyó durante un tiempo cuando largaron a Shane de la banda; comentando su expulsión del colegio inglés por fumar hierba a los ¡11 años! ...). En fin, un documental que todo aficionado al rock'n'roll, fuese cual fuese su credo, debería visionar al menos una vez en la vida. La obra y arte de otra estrella estrellada. Una de esas historias que muestran el lado más salvaje del negocio, y una de esas historias que además de entretener y gustar... ponen los pelos de punta. Un milagro, y una suerte, que Shane MacGowan siga entre nosotros. Mis respetos, pirado genio.
Esto no me lo pierdo. Gracias.
ResponderEliminarUn saludo.
Un placer tenerle entre nosotros amigo Miguel. Y gracias a usted.
ResponderEliminarSaludos.
Hostias, que bueno, gracias por la información.
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