domingo, 22 de septiembre de 2013

NIKKI SUDDEN: TREASURE ISLAND Y EL COFRE DEL FINADO BUCANERO

Tesoro de gemas y turquesas lucídas sin opulencia alguna por el alma atormentada de un pirata poeta del rock. Hoy desenterramos un doble disco perdido en las profundidades costeras de una desértica isla de nombre Injusticia. En su plateado cofre de bucanero abandonado a su suerte despuntan profundas y sinceras melodías de autenticidad musical, testimonios de un personalísimo y enardeciente rock&roll -cosecha 70's- aterciopelado y piadosamente austero. Se lo acabaría tragando el mar enfurecido, estaba escrito, pero antes navegaría por los siete mares con la vela henchida y el viento de cara; como todo nostálgico, duro y apasionado bandido del rock. Este filibustero sellaría su fama y turbado valor de intrépido navegante primero con los Swell Maps y más tarde tripulando un galeón de nombre Los Jacobitas (hasta su dispersión en el 86). Como dueño de su propio destino, castrado de lujos y fama, NIKKI SUDDEN (1956-2006) gravita entre la indiferencia y el olvido a la espera de un mendrugo de gloria que nunca llegará. El londinense pertenece a aquellos hijos del abismo cuyas almas forman parte del desprecio y del desdén. En sus viajes de bandolero proscrito ancla sus riffs distorsionados, pianos, harmónicas, palmas y voces fuera de tono, en sucios puertos pasionales y conmovedores. Uno de tantos prisioneros de su propia alma, que ponen rumbo fijo al infinito saqueando las bodegas de cada taberna y burdel en el que atizan a la chusma su ley de vida. Furtivos rebeldes sin derecho al reposo eterno a los que siempre negarán el pan y la existencia.
 No se escuchan tentadoras Sirenas en este mar de canciones malditas -que a primera escucha parecen en calma- pero todo en él suena sencillamente tierno y encantador. Las velas de este Treasure Island (2004) ondean la esperanza de la resignación, toda la mágia de una fuerza, tesón y destreza aprendida a base de golpes y castigos que le convirtieron en mito: Un curtido lobo de mar de vuelta de todo, un compositor con estela de clásico maldito del rock.
Entre manos -como si el trobador inglés presintiese que estaba ante uno de sus últimos viajes de saqueo y placer (como así acabaría siendo: el póstumo, el mismo año de morir, se tildaría "The truth doesn't matter")- Nikki nos brindaría luna de sus mayores proezas: TREASURE ISLAND; dentro de una extensa carrera bandolera que cuenta con más de cuarenta Lp's, multitud de colaboraciones (Wilco, Barracudas, Dogs D'Amour, REM, Mick Taylor...), variedad de rumbos estilísticos, toneladas de romanticismo y multitud de conciertos por todo el globo...
Si eres de los que te emocionas sobremanera con 'el "otro rock", ese que se hace tras las barricadas y que despista a la marabunta, esa clase de canciones sencillas que esconden riquezas y que ganan puntos con cada nueva escucha,.. date por afortunado. Tendrás uno de esos discos hechizados de aventura y sangre. Un cansino Nikki surca las aguas de un mundo en el que Dylan, los Beach Boys, Thunders, Marc Bolan, Ron Wood, Ronnie Lane, J L. Pierce, R.S. Howard, Jeremy Gluck, Conan Doyle, Richard Thompson, Chuck Berry, Rod Stewart, Hank Williams, Gram Parsons, Ian Hunter.. y demás raíces germinales, le sirven de inspiración. El primer cañonazo a estribor es "Looking for a friend". La canción señala el mapa del tesoro, el rumbo al infinito, el explendor de una estrella. Busca una pala y escarba bien hondo. Tal vez te guste lo que encuentres....

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