sábado, 26 de abril de 2014

TUMBADISCO: Izzy Stradlin & The Ju Ju Hounds

Izzy Stradlin  siempre me pareció el tío más sencillo, humilde y el musicalmente más sensato de toda aquella vorágine de rockstars, popularidad, escándalos, trifulcas, toxicidad, tumulto, triunfo y martirio que supuso en su momento el fenómeno llamado Guns&Roses. Este disco que tengo en el plato, primero de una carrera en solitario que se prolonga hasta el presente, da buena fe de de ello. Decepcionado, disgustado y superado por los acontecimientos negativos acaecidos en el seno de su banda máter (el principal motivo tuvo que ver con el nuevo rumbo musical que tomaban los que habían sido sus amigos del alma, más que por las idas de olla del cantante del nombre prohibido) el guitarrista de Lafayette prefiere abandonar la nave a la deriva del éxito, por su propio pie, y comenzar de cero. Toca rehabilitación y sequío, relamerse las heridas. Vuelta a la chispa que le dio la vida. Recordó de dónde venía y volvió a encontrar el camino del ritmo que nunca debió perder. Ese tormento glorioso estaba en los clubs, en garitos polvorientos a los que se llega en furgoneta diésel y con el culo bien pelado.
Quien busque deleitarse con rock and rol de tomo y lomo, ése de toda la vida, flujo incombustible de guitarras stonianas con los Faces parapetados en el horizonte (no en vano Ronnie Wood participa activamente en el temazo "Take a look at the guy"), no dude que pinchando este Izzy Stradlin & The Ju Ju Hounds (1992) encontrará manteca de la buena. Canciones faro como "Train Tracks", "Somebody Knockin", o el petardazo "Pressure Drop", no mienten. Seis años después el capacitado guitarrista (poseedor de una espléndida voz, como no) grabaría un segundo disco, 117º (1998), de gran calidad e igualmente harto recomendable. Y de ahí al olvido. Nosotros como buenos guardianes de vinilos imprescindibles queremos defender a los tipos y bandas que creemos se lo han merecido, canciones y gentes que nos han hecho amar el rock and roll.... e Izzy y sus Jujus son de esa calaña de pecadores elegidos para la gloria.

domingo, 20 de abril de 2014

CINE FRANCÉS: "LOS CANALLAS (2013)". Un polar triturado de Claire Denis


LES SALAUDS (Los Canallas. 2013) -D.: Claire Denis

¿Qué deberíamos esperar de un film que, en el argot popular, vendría a titularse algo así como Los Hijos de Puta?...Pues que le viene al pelo, joder! Esta película es como una patada en los huevos, te deja sin respiración. Una portentosa lección de cine polar del nuevo milenio, mejor aún, film noir francés con sabor a clásico imperecedero. Pónganle ustedes el adjetivo que gusten: zafia, turbia, visceral, lenta, fría, indecente, profunda, inquietante, provocadora, anti-narrativa ..., pero si de algo va sobrada esta cinta es de VALENTÍA. Cierto que le llueven las críticas negativas (los hay que reclaman más 'notas explicativas', más información, incapaces de imaginarse la trama por sí solos) pero ya quisieran muchos tener el atrevimiento y la inventiva de madame Denis. Parece mentira que este brutal thriller esté escrito y dirigido por una señora que podría ser tu abuela (casi 70 tacos, ahí es nada).  Aprendan los acomodados y querubines cineastas de los barrios ricos y nobles como se rueda en los arrabales independientes de la tercera edad. El maestro Melville -de estar todavía el patrón de Le Samourai entre los vivos de este mundo- hubiese aplaudido a rabiar la cinta, sobretodo el desenlace final, que no por inesperado resulta tan demoledor como los finales que solía depararles a los infelices antihéroes de sus películas. A su vez  Claire Denis (35 Tragos de Ron), como todo gran artista, necesita de muy poco para hipnotizarnos. Nada de tiros, acción, truculentos giros de guión, mareos de cámara, maquillaje digital, ni sobreactuación alguna que empañe descarnado lienzo. En esta película se folla como se tiene que follar (pregúntenle a Chiara Mastroianni si miento), las imágenes transmiten como nunca (mínimo texto: pocos diálogos y grandes frases) y las personas se mienten y traicionan como siempre. Ningún canalla tumbero dormirá en paz después de visionar una obra como esta. Estamos ante otro de esos visionados chungos que se quedarán grabados en tu memoria de por vida. Por si fuera poco, el personaje central está interpretado por un actor que se mueve como pez en el agua en esta clase de papeles: Vincent Lindon, actorazo que recordarán figuraba en los créditos de aquella otra pasada de thriller francés que llevaba por título La Moustache (Emmanuel Carrère, 2005), una inclasificable película a caballo entre la ciencia ficción menos bigotuda y el terror neutro más (para)psicológico.
Prepárense a disfrutar de un programa doble del mejor cine franchute de los últimos años. Pongan a trabajar sus neuronas lynchianas y penetren hondo bajo los límites de la carne (tienen permiso de Cronenberg) en compañía de Vincent Lindon y Claire Denis. Absténganse curiosos, impacientes, mentes enrevesadas y catetos duros de mollera.


martes, 15 de abril de 2014

ESCAPARATES DE CINE. Bibliografías para no dormir: Miike, Carpenter y Tarantino

TAKASHI MIIKE. La provocación que llegó de Oriente. (Angel Sala. Calamar ediciones, 2013)

Algún día profundizaremos en la mastodóntica obra del camaleónico cineasta yakuza como se merece. Un director de referencia para los que hacemos este cochambroso ciberfanzine y para todo aquel que ame el fascinante cine nipón y su crisol de katanas, kimonos y crisantemos. Un buen comienzo será leerse del tirón (apenas 144 págs. que saben a poco pero que son de obligada lectura) el libro con en el que Ángel Sala intenta aproximarse a la obra estajanovista de Miike. Un artista que hace del mestizaje de géneros (comedia, terror, ciencia ficción, western, infantil, cine de yakuzas, de samurais...) su código para descolocar, a veces noquear, al espectador y a la crítica. Desesperado, cruel, violento, provocador, oscuro, ecléctico, inclasificable...(pónganle el prefijo 'ultra' a todos estos adjetivos si lo prefieren) el cineasta japonés ha creado escuela.

JOHN CARPENTER. Ultimátum a la Tierra (J.D. Cáceres Tapia/Manuel Ortega; Macnulti Editores. 2013)

Este señor es el máximo responsable de desatar la imaginación en mi adolescencia. Gracias a sus geniales y transcendentales películas me hizo descubrir la importancia de los clásicos (Howard Hawks, nada más y nada menos), la pasión por la narración, el valor del cine de género (B o no) y, en su conjunto, un repertorio de temas y política poética que perdurará en el subconsciente del que suscribe por siempre jamás. Tan esencial personaje y leyenda viva (no lo olviden) merecía un repaso analítico escrito en resonancia con su trabajo. El libro se torna pues imprescindible. Tan solo esperar que no se acabe aquí la cosa.

QUENTIN TARANTINO. Glorioso Bastardo. (Juan Manuel Corral. 2013)

Versión revisada y ampliada del exitoso libro Tarantino: excesos y cinefilia, un texto del coruñés J.M. Corral (con prólogo del arriba citado Angel Sala) que se complace en repasar la biografía y filmografía del director de Pulp Fiction, sumando así una referencia más a la montaña de libros que sobre la vida y obra de tan importante cineasta se puede usted comprar en la librería más cercana. De los tres libros aquí citados, un best seller. En todo caso la fama no desmerece el cariño que le profesamos al creador de Kill Bill y nos leeremos con gustazo este nuevo relato del glorioso bastardo que pasó de dependiente de videoclub a mecenas de Hollywood.

jueves, 10 de abril de 2014

Aquellos maravillosos años: MONOPATÍN, Un documental de Pedro Temboury

Conocíamos las muchas gamberradas en las que andaba metido el malagueño Pedro Temboury: sus inicios como ayudante y chico-para-todo del maestro Jess Franco; por ser el realizador del corto de culto Vida y Muerte de un colecionista de discos (1992); su debut en el cine de serie B (cabría decir serie Z) con delirantes engendros casposos como Karate A Muerte En Torremolinos (2001) y Ellos robaron la picha de Hitler (2006); su lúcida colaboración en fanzines míticos como 2000 Maníacos; un excelente gusto musical (cañero y melódico punk rocker de la cabeza a los pies)... Desde ahora habrá que añadir una nueva y gratificante faceta a su humilde currículum: la de documentalista de cine. Lo sabíamos, cualquier cosa en la que anduviese metido el molón realizador andaluz merecería la pena. Y menuda delicia de documental se ha sacado el chavalote de la manga. Canal + estrenó hace poco MONOPATÍN (2013) y nosotros se lo recomendamos a todo tumbero cuarentón (para que se emocione) y, ya de paso, a todo skater hip-hopero juvenil (para que aprenda Historia de la Calle y estudie cambiar de rollo musical) que alguna vez se haya metido una ostia subido a una estrecha tabla rodante marca Sancheski. Un ejercicio de nostalgia ochentera facturado por un ramoniano fanático del monopatín que sabe explorar de manera convincente rampas, cuestas, curvas, aceras y recovecos varios de nuestra jóven memoria -la de un país en transición- a través de este espectacular deporte callejero y libre (¡atentos a las imágenes de archivo!). Los duros inicios, el boom, los pioneros, los equipos, las firmas deportivas, santuarios, lugares y nombres propios... de todo esto y un poco más nos habla Temboury y los entrevistados protagonistas en este quinqui documental. No esperen grandes acrobacias en esta cinta, ni estamos en Los Angeles ni la dirige Michael Moore (menos mal). Como complemento espérense ustedes una banda sonora de aúpa. Pedrito, coleccionista de discos descatalogados e imposibles, nos brinda el mejor repertorio de garage-punk-rock underground nacional que podías echarte a los oídos en aquella época (y en cualquier otra): Golden Zombies, Imperial Surfers, Dr. Explosión (Let's go in 69), Fracción del Ejército Rojo, Buenas Vibraciones (Colegas del universo), Farmacia de Guardia ('Cazadora de Cuero'), Los Vegetales (Chico Sencillo; Zona Negativa), Mastretta, La Banda del Otro Lado, Cerebros Exprimidos (Exprímelo), Glutamato Ye-yé (La balada de Karen Quinlan)... y, como no podía ser de otra manera, La Banda Trapera del Río cerrando con el trallazo 'Monopatín' el sentir de toda una generación. Monigote el que no bote.


viernes, 4 de abril de 2014

LECTURA CANALLA: "YO FUI JOHNNY THUNDERS" Una jaconovela de Carlos Zanon

A los rockeros gustosos de leer canalladas tóxicas noveladas por escritores marginales de la talla de Jim Carroll, Hubert Selby Jr. o Nelson Algren les suministramos una nueva dosis que les calme el mono: YO FUI JOHNNY THUNDERS (RBA Libros. Barcelona, 2014) novela negra bastarda escrita por el debutante Carlos Zanón (aunque ya ejerciera como poeta en su colección de versos titulada Rock & roll) en la cual el autor nos invita a bajar a los infiernos profundos y tortuosos de la noche barcelonesa más desconocida (aquella que nunca jamás aparecerá en las guías turísticas) de la mano de un yonki rockero protagonista, tan loser y radical como el añorado miembro de los New York Dolls al que hace referencia el magnífico título del libro. 
Mr. Frankie es Francis Aliaga, o así era como conocían a nuestro protagonista en los sonideros barcelones. El músico derrotado al que ha abandonado Diós, el Diablo y el Rock. El mismo que hace un tiempo acompañó al zombi Juanito Truenos de ciudad en ciudad en busca de un chute y un mísero bolo. Así arranca el primer capítulo de esta subterránea crónica vivida, lo demás es cuesta abajo, a tumba abierta. Ni rastro de polis ni detectives privados. El misterio es un torrente de nostalgia, angustia y derrota. Un viaje vertiginoso al horror. Una novela que nos sitúa en la cara B de la sociedad, tan infectada y contaminada como la pobre Lola, "una de esas personas para quienes parece que el mundo se pone en marcha cada mañana, para que ella lo descubra... Aquella cría se hizo yonqui en quince días, puta en un año y sanseacabó en poco más". La acción salta del presente al pasado, alternando lo coloquial y lo poético, especialmente cuando Francis habla del poder curativo del rock. Gracias al señor Zanón por parir historias tumberas como esta: Impura dinamita.