martes, 19 de mayo de 2015
RUNAWAY TRAIN (1985). Cabalgata al infierno.
Dentro de esa inefable factoría de negocio chatarra llamada Cannon Films plagado de sucias, absurdas, disparatadas y extravagantes producciones de serie B (que no eran si no imitaciones descaradas marca de la casa, con su popurrí de invasiones marcianas, katas marciales, explosiones macarras, fenómenos extraños, musicales risorios, sangre reseca, voladuras y armamento pesado a tutiplén, desnudos picantes sin ton ni son, tomaduras de pelo en cantidades industriales.. y alguna que otra ralladura de coco infumable; moralejas fascistas aparte) destacaron una serie de películas mundanas que llamaron la atención de propios y extraños. Hablamos de cintas como Los hombres duros no bailan (1987), Street Smart (1987), 52 pick up (1986) o esta sublime Runaway Train (El tren del infierno, 1985) que nos ocupa. Proyectos serios que se desmarcaban del continuo bombardeo de cine chiflado con el que el tándem Golan-Globus acostumbraba a masacrar las neuronas de medio mundo. Somos muchos los que creemos que entre tanto desastre les pudo haber salido buen cine de chiripa. Pero alejarse del estándar Cannon daría como resultado un puñado de singulares y llamativas películas de marcado acento neonoir. De tal apuesta creemos que El Tren del Infierno es el ejemplo más atractivo de todas.
LA HISTORIA original hay que agradecérsela al maestro Akira Kurosawa y está filmada por el ruso Andrei Mikhalkov Konchalovsky (Siberiada, Tango y Cash). La cinta arranca en excelente drama carcelario no exento de tópicos del género -celdas de castigo, motines, combates de boxeo, alcaides fascistoides, fugas ingeniosas..- para mutar de manera harto brillante a mitad del visionado en vertiginoso thriller de acción y aventuras con reminiscencias del cine de catástrofes. John Voight (El regreso, Defensa) que no se comía un rosco desde la década anterior volvía a lo 'campeón' bordando el papel de prófugo camino de la utópica libertad a lomos de un caballo de hierro desbocado y fuera de control. La silueta en la crepuscular escena final de Voight galopando hacia un infierno liberador ya forma parte del mejor cine de culto. Subrayar la sobrecogedora atmósfera (polar) que se apodera de todo el film, los amenazantes paisajes, el rodaje a temperaturas sobrehumanas y sobre todo la osadía y esfuerzo del director ruso por llevar a buen puerto un encargo directo de los primos locos de la Cannon. Todo un reto en aquellos tiempos de la guerra fría.
El film sirve a su vez para recordar a los acólitos del cine canalla la existencia del genial e infravalorado actor de reparto John P. Ryan (1936-2007), santo 'malvado' ante el que debemos santiguarnos cada vez que se tercie. Y con mucha devoción. Ah!... y creo haber visto a un joven Danny "Machete" Trejo recibiendo tortazos del hermano de Julia Roberts.
El cine B proporciona, a veces, alegrías que el convencional no está dispuesto a regalar: una de ellas es la originalidad, y la otra, que no es tanto el presupuesto sino las ideas. Y ése es el problema del cine y del arte, que nos pensamos que la voluntad y la creatividad están incardinadas en el dinero, y no es así.
ResponderEliminarY sí, lo de Kurosawa me ha convencido, señor Tormento.
además amigo Alex en aquella época se atrevían con todo... Coge cualquier cinta de Corman, Jack Hill -o cualquier chatarrada de la Cannon, ya que estamos- y parecerá a ojos de los televidentes del nuevo siglo que esas películas fueron hechas por ¡extraterrestres!..(risas). Así es como pensamos muchos consumidores que sobrevivimos a toda aquella jungla cinéfila de del periodo 70-80. Hay guiones, planos y secuencias en la serie B(salvajes torturas a mujeres desnudas, ¡enanos protagonistas que follan a esas mismas tías!, mensajes reaccionarios, etc.etc) que hoy jamás se atreverían a filmar en películas comerciales. Porque el colmo de todo ¡¡es que muchas de esas exploitations recaudaban miles de millones de dólares!! La gente iba a verlas al cine, tío. Ver para creer. El cine de consumo moderno simplemente copió de éllas la acción y dejo fuera con descaro toda la locura, desparpajo e imaginación que a fin de cuentas es la esencia misma del cine. Hoy el 99% de la basura de lujo que emiten en tele-5, Antena3, neox y demás pocilgas multimedia (salas incluidas)evolucionó para bien o para mal de todo aquel mercado B abocado a la clandestinidad por gente que sabía muy bien lo que hacía.
ResponderEliminarBueno colega, me estoy excediendo más de la cuenta pero es que el tema me apasiona. Cada día salen nuevos y estupendos documentales sobre todas aquellas movidas y todos los pirados que las hicieron posibles. Si todavía no has visto MACHETE MAIDENS (docu sobre la serie B producida durante los años 70 en Filipinas!!) te lo recomiendo rabiosamente. Vas a flipar, ja,ja,ja,jaaaa
Un abrazo