sábado, 20 de junio de 2015

RON MOODY (1924-2015). EL HECHICERO QUE BUSCABA EL "NIDUS"

El mismo día en que nos quedamos sin el superlativo Christopher Lee decidió exhalar su última bocanada de aire otro nonagenario y excelente actor británico, Ron Moody. A quién se le ocurre... Dar réplica en pantalla al mismísimo principe de las Tinieblas hubiese sido antaño pan comido para el prestigioso actor de maneras dickensianas... Pero, ambicionar salir en los noticiarios de medio mundo el mismo día en que la palma el Conde...Eso sí que es un handicap si encima eres un actor del pasado al que pocos recuerdan. Me temo que la mala fortuna que acompañó al bueno de Moody durante toda su carrera continuaría siéndole fiel hasta la tumba. ¿Tendría mayor repercusión en los medios su fallecimiento de haberse producido éste en fechas distintas a las del famoso conde Drácula? Puede... Hubiese sido lo más justo. Cinco minutos de gloria efímera en las noticias y pasamos a otra cosa. Al menos para muchos de nosotros sería un rápido repaso a la infancia. Recordaríamos entonces aquel hechicero al que llamábamos Rothgo, aquel temible mago que buscaba el poderoso amuleto "Nidus" como un poseso en aquella mítica serie de principios de los 80 titulada "Dentro del Laberinto". Vendría a nosotros el rostro del granuja Fagin (Oliver, 1968) y reconoceríamos de inmediato su capacidad para bordar el oficio de actor. Drama, comedia, fantasía... Se bastó de una inquietante e intensa mirada para dejar huella en un mocoso de 10 años... Y eso no se olvida. Se recuerda y agradece.


2 comentarios:

  1. Por Dios Rothgo noooo!!!!, menuda serie la de "Dentro del Laberinto", siempre la recordaré como la primera serie junto a "Verano Azul" que me marcó antes de que 'Diana' y sus lagartos de "V" me cegasen del todo. Qué putada morir el mismo día que Lee pero, no te preocupes, yo también le dedicaré unas palabras en breve.

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  2. Rothgo al fin encontró la salida... nosotros seguimos dentro del jodido laberinto.
    Un brindis por todas aquellas series de nuestra infancia que tanto nos iluminaron y entretuvieron. Si tenemos el gusto tan 'exigente' y depurado -vamos, que no nos meten gato por liebre así como así- es gracias a aquel televisivo aprendizaje.

    ¡Qué el Nidus te guíe, hermano!

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