-Placeres de infancia: GOLOSINAS
El Domingo era un gran día para un pecoso que recibía su paga semanal de 15 pts. A la salída de misa corríamos como posesos al desaparecido quiosco de la Florida para atiborrarnos de azúcares como los adictos al caballo acuden a los parques en busca de sus dósis (si conocéis a la hermana pequeña de Pecker en "Pecker" de John Waters, sabréis lo que quiero decir). Era el momento de soltar aquello de: "¡¡...Quiero cinco Nubes, tres Tanzanitos, dos Palotes y cinco Barriletes!!". Cómo explicar el placer que sentía al llenarme la boca de Sugus de Suchard, o cualquier variedad de chicles "Bolones". Toda esa masa riquísima de sabores edulcorados que te otorgaban los chicles Cheiw de Junior (y su chicle estrella de fresa ácida), Boomer, Clix y tantos otros que olvidé. Aquellos otros caramelos de nata en un emboltorio gris del que no me acuerdo su nombre competían con mi locura por los Toffess que descubrí en la tienda del Bar Refugio (que posteriormente albergaría el Autoservicio Peón) y que se pegaban a mi dentadura y paladar como solo podían hacerlo las barras de Masquis (de ahí que tirase más por los Toffess blanditos de nata). Por aquella no abundaba el amplio catálogo de gominolas de hoy día -ni falta que hacía- y sobra decir que el sabor de todo lo que estoy nombrando (y nombraré) no tiene nada del sabor que tienen dichas marcas en la actualidad.
Regalices, Ladrillos, Peta-Zetas, caramelos Pez, los Chimos ¡¡un agujero rodeado de caramelo!!, las piruletas Fiesta, los alucinantes Kojak, el sabor de los Pita-Gol (los famosos Melody-Pops), aquellos enormes "martillos" de palo o los inigualables caramelos efervescentes de Selz que venían en tiras (los de cola eran mis preferidos) o aquellos que "triscaban" bajo la lengua, serían la antesala de un placer mucho mayor... -EL CHOCOLATE.
Bien fuesen Conguitos, Lacasitos, Cajetillas de Pitillos, Bastoncitos de chocolate, Monedas o tabletas de chocolate blanco Milkibar, todo valía. Recuerdo ¡¡hasta robar dinero de monaguillo!! para saciar mi hambre de junkie-goloso (y no sólo yo, que conste), o trazar planes con los compinches para arrasar una tienda en concreto y atiborrarnos de pastelillos. ¡¡Oh!!... aquellos "Cropanes", "Tigretones", "Phosquitos", "Pantera Rosas" (uumhhh...!!), aquellos grasientos de Bimbo que venían de cuatro en cuatro.... o ¡los "Xuxos" azucarados de crema frescos que vendía Rosina!...en fín que se me está haciendo la boca agua. -LAS GALLETAS:
Deciros de inicio que el Surtido de Cuétara era un manjar especial que visitaba mi hogar en Navidad y grácias (y hasta que alguien no se comiese hasta la última galleta -aunque fuese la de Coco- no se habría la siguiente bandeja). Con el desayuno diário de ECO mojábas unas Campurrianas, unos Churruscos o las María Fontaneda de toda la vida. Ocasionalmente mamá compraba unas Tosta Rica, Chiquilín, aquellas Artiach de nata, o las legendarias Elgorriaga rellenas de crema de limón. Luego aparecerían a lo grande las Principe de Bequelarre, las Granola, las Yayitas de miel (dolían los dientes de tanto azucar) y la cosa mejoraría mucho. Y no podemos olvidarnos por supuesto de toda la gama de crujientes galletitas tipo "Huesitos", "Samba", "Tokes" (descubiertos en la tienda del Cine) antes de la llegada de posteriores marcas como el "Crunch" y similares. Yo personalmente añoro la compra de aquellas galletas de "Sandwich" sabor chocolate, fresa, nata...
Y bueno... ya se que vosotros recordaréis otros manjares parecidos (para eso están los comentarios, eh!) algo como unas rebanadas de Pralín o Nocilla (¡¡qué merendilla!!), unos cortes de helado, aquellos Calipos del verano, la tarta de galleta de chocolate y nata de la abuela, o los bocatas de leche condensada La Lechera. No tenéis más que hacer memória y aparecera la nostalgia gustatíva que todos llevamos dentro.
Terrible... menuda recopilación de lambonadas!!!
ResponderEliminarEl otro día con los dibujos animados, y hoy con los elementos de la adicción a la glucosa y a la grasa animal -porque entonces también había grasa animal en la bollería-, vamos, lo ideal para la nutrición de aquellos nuestros cuerpecitos. (te fijas que antes había, aún así, menos niños gorditos que ahora??).
De los chicles "Cheiw" -"tenía que ser Cheiw!"- recuerdo los de fresa y nata, que como estuviesen un poco "pasados" eran más duros que el turrón... duros y quebradizos! Pero una vez mezclados y reblandecidos en la boca sabían a gloria. El "Boomer" también estaba bueno, y más adelante salió aquel "Kilométrico Boomer", metros y más metros de goma azucarada. También me encantaban aquellos con forma de pequeñitos barriles de colores, duros como piedras, o unos que aún hay hoy, con forma -y sabor!- a melón, huecos por dentro, con picapica!! Había otros chicles, recuerdo el "Chicle MacGyver", que traía enormes y psicodélicas pegatas metalizadas del exagerado agente secreto, o de la italiana Sabrina en tetas, y que pegábamos en las mesas del cole...
Con los "Sugus" me empaché con 8 años y estuve diez sin poder ni olerlos que me daba algo. Los PitaGol me encantaban, aunque a medida que ibas chupando el caramelo, del silbato salían más babas que sonido. Los Selz de Cola, mis favoritos también!, o unos paquetes con una especie de virutas de Cola que en contacto con la lengua chispeaban a placer -si te metías la bolsa de golpe en la boca era imposible mantener la lengua pegada al paladar-.
Pero en chocolatinas, los paraguas de chocolate estaban riquísimos, y yo me hice adicto al cacao cuando descubrí los Mars, los Lion -la mejor, excelente!!- y unos que ahora se llaman "Twix", y que antes se llamaban... "Raider"!!
Después estaban unas medallitas de Nestlé que me traía mi padre que venían en paquetes y envueltas de una en una en papel de aluminio, o las famosísimas monedas de chocolate, que ostentaban el récord de la chocolatina que más rápido se derrite. Se derretían solas, sin tocarlas! Los pastelitos "Martínez" eran un lujo para desayunar los sábados por la mañana...
Los "Churruscos" eran el vicio de mi viejo, igual que las "Campurrianas", y mi madre decía que sabían a cartón. Había unas galletas de la marca "Tejedor" que traían en cada caja un motorista de goma subido en una moto de metal, pequeñitas, no sé si las recordarás. De las "TostaRica" me podía comer una caja entera con un sólo tazón de Nesquik frío...
En fin... puede que ahora ya no nos gusten tanto los dulces, por eso los de antes nos parecen mejores, o quizá ahora con tantísima variedad como hay -que no originalidad- estamos un poco saturados... pero qué bien sabía todo aquello!!!
Fenomenal viaje a la infancia común para los que estamos en tu franja de edad.
ResponderEliminarAñadir que todavía hoy, con los huevos negros y con canas en la barbilla, de vez en cuando voy a por algunas chuches a la tienda. Pero ya no es lo mismo, es cierto. El café y los cigarrillos son ahora mi sustituto del azúcar y el chocolate.
Huevos negros????
ResponderEliminar:P
-ja,ja,jahhhhh!!!! ¡¡¡A mí empiezan a colgarme!!!
ResponderEliminar-Sois la hóstia....Respecto a los niños "gorditos" está comprobado que las porquerías de hoy, Surtido Martínez,Bollicaos(como el primer Bollicao y su acojonante chocolate no he vuelto a probar ninguno, ya se sabe lo de abaratar costes y todo éso),toda la gama Donuts (ídem), pero sobre todo las bolsitas de supuestos maíces,chetos, patatillas e infinidad de marcas al uso no hacen más que cebarlos como ganado. Es increíble la cantidad de gordos y gordas que hay en los colégios ¡pá flipar!. De niño había en todo el pueblo apenas cuatro gorditos y al que llamábamos Jorge "el Gordo" comparado con muchos que conozco hoy sería todo un figurín. Además
las bebídas gaseósas y los pólvos que les echan a las otras, acaban por rematarlos del todo.
Nosotros de aquella lo teníamos más fácil: Pipas Facundo o de "Calacú" (girasol opción saladas);Patatas Risi ó Matutano; Gusanitos o Palomitas; Pépsi o Mirinda (y un vasito de vino tinto de la casa con gaseosa, de vez en cuando) y siempre,siempre los bocadillos de queso o chorizo de la de Josefa (que venía a venderlos al colegio durante el recreo a través de las verjas)..Por no decir la de fruta que tomábamos al estar los perales,manzanos,castaños,ciruelos y demás, de camino al colegio.
Además de que las porquerías ahora son más porquerías que antes -aún con todos los controles que hay-, y además de que en casa los padres y madres les dan comida más fácil de preparar -y de comer- porque tienen prisas por culpa del curro, además de todo eso hay que añadir un factor clave: los chavales ahora no se ejercitan.
ResponderEliminarAntes nos pasábamos las horas muertas gastando energías, simplemente correr ya era un juego o una diversión, y ahora la mayoría de los chavales se dedican a jugar a la Play, navegar por internet, ver la tele, eeetc.
Vamos camino a una sociedad imbécil e inútil... pero eso sí, cuando yo tenga los huevos negros del todo, o colgando del todo ya, poco me importará.
XDD, es muy del sur eso de los huevos negros, Fuser, :).
ResponderEliminarSí, y a lo que añadíis, sumadle que los críos de ahora manejan más dinerillo y no juegan en la calle. Una combinación letal, porque se inflan a chucherías más dulces y grasientas y se pasan la tarde con la videoconsola y el MSN.
Yo recuerdo que con diez duros era el amo del día entre mis amigos. Lo normal era que tuviera un durillo o dos para gastar, no más. Y claro, estaba toda la jornada saltando y corriendo como un poseso, :). Lo quemaba todo.
Es verdad, yo sólo tenía un amigo gordo. Y en el cole, en mi clase había una nena gorda y un niño gordo y para de contar. Ahora ves enanos cebados por todas partes.
Mi madre es maestra de primaria, y ahora andan con los trajines de fin de curso, la excursión, etc.
ResponderEliminarHoy vi la foto de grupo de fin de curso de los 9 niños y niñas que tiene en clase, y no conté, pero por lo menos 6 de 9 tenían sobrepeso... con 12 años!
Eso hay que vigilarlo...
Y lo más gracioso del tema son los padres diciendo "Mi hijo no está gordo".
ResponderEliminarYa que la sociedad no mira por nosotros deberían ser los padres quien tomasen cartas en el asunto, son los unicos a quien debería de importarles. Otra cosa es que lo hagan, se necesita mano dura... y hoy no se te ocurra pegar a tu hijo... podrías acabar en la carcel por obligarle a comerse media barra de pan con chorizo.
Porque ésa es otra. Recuerdo a toda la panda merendando en el muelle o la plaza ¡¡bocatas enormes!! con las mezclas más variadas, preguntabas ¿de qué es tu bocata?..."pues de jamón york, queso, chorizo y salchichón", "plátano con nocilla"...¡¡así como lo oyes!!
Ah! y otra cosa. No conozco a nadie que de aquella supiese el significado de la palabra "Anoréxia" ni la oyese nombrar
Exactamente... ahora los niños llevan para el cole, en vez del típico bocata de "choriza" o de "pamplonica", una bolsita de mini-croissants "Chipita" rellenos de chocolate, o cualquiera de las numerosísimas clases de bollería infantil que hay hoy día. Ese es el problema: "bollería infantil". Si te pasas por un súper y ves la cantidad de envases de color rosita o azulito, o con dibujitos y premios atrayentes para los más pequeños te das cuenta de lo que digo. Los inducen desde que pueden masticar a comer grasa sobre grasa... de la manera más cómoda, y sin pegar palo al agua.
ResponderEliminarUn niño puede comerse un bollo si quiere un día, o dos. Pero tiene que moverse, correr, sudar... Sino, ese bollito se acumula, y se acumula... por no hablar que los hace más remilgados a la hora de comer cosas naturales, y que les sacia el estómago.
Perdonad si me extiendo, pero es que la mala alimentación es un tema que me pone de un "ole"...
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