-EL RINCÓN DEL PINCHA: "Danzig II- Lucifuge"

A finales de los 80-principios de los 90 me atrapó el poder del oscuro enano musculoso. Siempre son buenos tiempos para ser joven, pero en aquellos momentos los amantes del riff poderoso y atronador disfrutábamos de la mejor época que jamás tuvieron dichos sonidos. En una edad, y momento, en la que grupos como Metallica, Slayer, Poison Idea, Antrax, Megadeath, Suicidal Tendences, Agnostic Front, Public Enemy, Body Count... y un sin fin de fenomenales bandas pasaban por sus mejores años. Grupos que desataban mi furia y mi rábia contenida desde el tocadiscos de mi habitación o el radiocasette de mi Opel Corsa City. No és que con los años haya calmado mi nivel de enfado con la sociedad, todo lo contrario. Descubrí que otros muchos sonidos también pueden causar el mismo efecto sedante. La música funciona como el catalizador de emociones más importante del universo, o así lo entiendo yo.

Veinte años después recuerdo el tremendo shock que me produjo escuchar un disco como LUCIFUGE. Todavía conservo orgulloso el que fuera segundo trabajo en solitario de Glen Danzig (tras su etapa post-Misfits y Samhain), con sus rayazos y todo. Hoy día el ególatra de enérgica voz va por su disco número 9, pero son sus tres primeros elepés Danzig (88), Danzig III "How the Gods Kill"(92) y sobretodo Danzig II- Lucifuge(90), los que me la ponen dura. El disco de principio a fin es una autentica pasada. Riffs afilados que devoras sin parar mientras no paras de menear tu cabeza alante y atrás. No son rápidos. Ni lentos. Digamos que son medios tiempos. De entre semejantes piezas de orfebrería destacaría "Girl", "Tired of Being Alive" y la titánica "I'm the One" que me pone la carne de gallina cada vez que la escucho. Tanto me hipnotizaba la voz de Glen que lo tenía por el mejor cantante que yo había escuchado hasta ese momento. Conocer que Danzig basaba su timbre de voz y manera de cantar aprendida de gente como Elvis, Jim Morrison y Roy Orbison fué lo que motivó que por él llegara a descubrir a esos grandes clásicos. Podría decir que gracias a Glen Danzig eduqué todavía más mis conocimientos musicales, algo por lo que le estaré eternamente agradecido.