miércoles, 20 de octubre de 2010
-REYKJAVIK ROTTERDAM. CINE POLAR NEGRO
El glamour (perdido), el 3D, el presupuesto desmesurado, las rutilantes estrellas, las nuevas tecnologías, la publicidad... (inclusive el talento) no hacen una buena película. Son las buenas historias las que al final quedan en nuestra retina, y el Hollywood de nuestros días tiene poco o nada que ofrecernos a ese respecto. Y en éso estamos, en buscar por ahí, y por nuestra cuenta, ese otro cine que nos divierta y nos reconcilie con la idea de que no todo está perdido. Y el cine europeo es un buen lugar como otro cualquiera en el que lanzar nuestras redes de pesca. En los últimos años, y más recientemente, han salido una serie de propuestas interesantes (en thrillers y en lo que a cine negro se refiere) que iremos repasando puntualmente, en pequeñas dosis.
Hoy toca hablar de una peli islandesa dirigida por un tal Óskar Jónasson titulada REYKJAVIK ROTTERDAM (2009). La cinta está incluida dentro de esa nueva corriente a la que los críticos apresuraron en llamar "nueva novela negra nórdica" (de la que nada sé y poco me importa): Títulos como Millenium o Aurora Boreal, que parten de previas novelas, son los únicos que he visto, y la verdad es que no me entusiasmaron en absoluto. Por el contrario la película de Jónasson, que igualmente viene de una novela titulada Las Marismas (que tampoco he leído), me ha gustado, y mucho. Me parece un policíaco (pero sin policías) como los que se hacían antes. Se nutre de diversas fuentes: Uno inmediatamente piensa en los primeros films de los hermanos Coen (Sangre Fácil, Fargo...) y por momentos recuerda el humor, y situaciones, de los films de Guy Ritchie ("Snatch, cerdos y diamantes"), pero también evoca aquellos viejos films noir de maestros como Jules Dassin (Mercado de ladrones, La ciudad desnuda) o J. P. Melville (Hasta el ultimo aliento), más que nada, por reencontrarse con nostálgicas historias de perdedores. Por qué el (anti)héroe de esta historia, un expléndido Baltasar Kormákur (también director de cine, qué probablemente séa el encargado de rodar el remake norteamericano de éste film) -con un parecido asombroso a Colin Farrell-, es uno de ésos loosers a los que la vida ha pateado y seguirá pateando. Un tío con buenas intenciones al que acabas cogiendo cariño, qué se rige por unos códigos hoy devaluados. Un personaje que intenta redimirse de un pasado conflictivo a sus espaldas (cumplió condena por contrabando de alcohol, por no delatar a su jefe) trabajando de guardia jurado, pero que apenas le alcanza para sacar adelante su familia. Encima su cuñado le involucra en malos líos, y el que creía su amigo, se aprovecha de su situacion financiera para que vuelva a las andadas y poder así cepillarse a su mujer (antigua novia de aquel). Asistimos entónces a una frenética trama de apenas 80 minutos de duración, tan rocanbolesca y negra como aquella nube de cenizas cortesía de Islandia.
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