sábado, 6 de abril de 2013
MUJERES ATÓMICAS: NADIUSKA ...Y SU PAR DE KATIUSKAS
Olvídate de PATAKIS... SALUDE USTED A... ¡¡LA MADRE DE CONAN EL BARBARO!! En katiuskas y sólo para tus ojos. Un respeto a la mujer loreniana.
Dentro del repaso que cada cierto tiempo damos a los mitos eróticos más grandes y fascinantes de la historia del cine casposo español no podía faltar Roswicha Bertasha Smid Honczar (Schirierling, Alemania 1952), conocida mundialmente como NADIUSKA. Sus destapes explosivos durante la transición democrática causaron calambres musculares y dolores testiculares a millares de pajilleros vigorosos de este triste país, que vaya si zuscaron la manivela a su costa. Hormonas desbocadas fruto de una belleza vampírica, fría y enigmática. Sexy y sensual como pocas (de interpretación NO vamos a hablar) Nadiuska participó en un enjambre de enloquecidas y disparatadas películas de todos los géneros y sabores. A saber: Aventuras de serie B (Otelo, comando negro. 1982; Guyana, el crimen del siglo1980; Siete chicas peligrosas. 1979...); Mohosas comedias de serie Z (el clásico El Violador Violado. 1983; La de Troya en el palmar, 1984; La loca historia de los tres mosqueteros, 1983; ésta última, paupérrima adaptación literaria con el trio Martes y Trece...); Artefactos psicotrónicos (Blacula Condemor II, 1997); Melodramas de lencería íntima (Timanfaya, 1971); Coproducciones venezolanas modestas en las que buscaba diós sabe qué, (Las Siete Cucas, 1980)... Pero sin duda el género que la catapultó como mito popular universal ha sido el de la Comedia Picante de bragas y calzoncillos... aún a risesgo de caer resfriada ante las cámaras. Comedias de calentón, interpretando, óigan, una galería de papeles atrevidos con su cuerpito de escándalo. Tonterías de ésas, que hoy son clasicazos del cine garrulo celtíbero. A destacar de pandillera en Chely (1976), seduciendo ni más ni menos que al gran Fernando Fernán Gómez y enseñándonos su par de tetas turgentes en varias escenas del film. También son reseñables las que rodó con el prolífico Mariano Ozores (Manolo la Nuit y, Señora Doctor, ambas del 73), con Ignacio F. Iquino (Chicas de alquiler), Pedro Lázaga (El Chulo; La amante perfecta), Francisco Lara Polop (Perversión), pero sobre todo mencionar el fructuoso ciclo de dos años de trabajo que tuvo con Don Vicente Escrivá de donde salieron Lo verde empieza en los Pireneos (73), Polvo eres (74), Una abuelita de las de antes de la guerra (74) y Zorrita Martínez (75). Esta última, una comedia disfrazada de melodrama (o, viceversa) y una de sus pelis más populares, haciendo el papel de una corista venezolana casada con nuestro admirable José Luís López Vázquez enfermo y aquejado del corazón; en otro sempiterno papel de señor mayor con bigote franquista y hormonas calenturientas.
Alejada desde hace décadas de las cámaras y de los despegables de revistas guarrillas (posó para Interviú, Lib o Nuevo Fotogramas), Nadiuska es un juguete roto desde hace tiempo. Tan solo será noticia su muerte o un nuevo brote esquizofrénico que le dé. La prensa y tele de sucesos y cotilleos sensacionalistas tendrán carnaza por un rato. Así tratamos en esta colonia veraniega a mujeres de explendoroso pasado. Solo son noticia cuando se ven obligadas a mendigar, a vivir en albergues de Beneficiencia o a ingresar en hospitales psiquiátricos de Guadalajara. Corroída por la vejez y con la mirada extraviada, Nadiuska es hoy una siniestra sombra de lo que fué. Pese a su triste decadencia, digna de la peor telenovela sudamericana (En su apogeo de los 70 se descubrió que se había casado en 1973 con un deficiente mental para obtener la nacionalidad española, separándose poco después del pobre tipo sin llegar a convivir matrimonialmente. En ese sentido hay que reconocer que Nadiuska la pelandrusca fue pionera en eso del matrimonio de conveniencia tan en voga hoy por muchas jovencitas de Europa del Este), nosotros la recordaremos como se merece... Con una sonrisa de complicidad. La mísma que mostraba en sus desnudos la mamá de Cónan. Bárbara tenía que ser. La muy tumbera. Mejor que cualquier chuche.
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