viernes, 14 de junio de 2013
PAPELES CANALLAS: El Colombiano. Desde los Padrinos Corsos hasta los Cárteles de la Coca.
La literatura canalla, biográfica, autobiográfica o novelesca, relacionada indirectamente con el rock y directamente con clanes mafiosos, atracadores de bancos, estafadores, contrabandistas, traficantes, sicarios, camellos a gran o mediana escala y demás perfiles laborales que provocan rechazo o simpatía han sido siempre caldo de cultivo para las más fascinantes historias y sucesos jamás contados. El penúltimo libro que ha caído en las redes tumberas (recuerden el antepenúltimo: el apasionante y amoral texto relacionado con la banda viva más grande de la Tierra, escrito por el soplón de Tony Sánchez camello de Keith Richards y comentada no hace mucho en estas mismas páginas) resume a la perfección todo este universo cultural y macarresco a las mil maravillas. El Colombiano: desde los Padrinos Corsos hasta los Cárteles de la Coca (Cáñamo Ediciones, 2012), es un libro que hay que regalarse.
Siempre me han atraído los hombres con un código de honor inquebrantable; amigos de sus amigos; fieles a la palabra dada...¡y expertos en fugas! Las experiencias vitales de un matón sin escrúpulos, escritas sin retórica, sin florituras, y lo mejor, sin poesía alguna. Directo al asunto. Sin arrepentimientos (el autor volvería a repetir su vida si pudiese). Una sucesión de salvajadas a granel, en lo alto del escalafón. La autobiografía de Laurent Fiocconi, alias Charlot, firmada de su puño y letra (aunque probablemente escrita por Jérome Pierrat), no tiene precio. Su lectura te sumerge de lleno en el album familiar de este gangster de cuna (sus padres, tíos y primos pertenecían a la mafia Corsa): desde las calles en las que empezó chuleando putas y traficando con matones, repartiendo estopa a diestro y siniestro, hasta las selvas de Colombia, trabajando para elementos de la talla de Escobar y elaborando cuantiosa farlopa de calidad extra. Media vida se pasó el corso en presidio (cárceles de máxima seguridad en distintos lugares del globo, preciso), media vida en hoteles de cinco estrellas, yates de lujo o en islas paradisíacas. Pueden imaginárselo rodeado de sicarios, policías, políticos, top-models, misterio y cadáveres por doquier.
Una grata sorpresa el leer que entre sus amistades figuran los nombres de dos tipejos tan entrañables para los lectores de ATumbaAbierta, como son el Dioni (el más famoso y feo atracador de furgones blindados del mundo, españól para más señas) y Mr. Nice. Este último, el mayor traficante de hierba de todos los tiempos, ya tiene film propio. Es de suponer que si a Mr. Cáñamo le han dedicado una película, la vida del otro Charlot en cine, no se hará de rogar. Es lo más lógico. Si comparamos currículums, la existencia del corso tiene mucha más chicha picante para la gran pantalla. Material tiente de sobra -a las páginas del libro me remito- como para dinamitar toda una sala de cine. De momento disponemos del texto escrito, que no es poco.
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