Disco póstumo del músico de Austin lanzado dos años antes de palmarla de cáncer de hígado a los 62 tacazos. Qué portada! Mírenlo bien. Parece un titiritero, un predicador de circo carnavalesco. Tal vez fuese vendedor ambulante de pócimas sanadoras en un remoto far-west de su otra vida. Pero no hay trampa ni cartón en esa pose. Bajo las arrugas y las canas descubrimos a un bala perdida curtido por el inenudible paso del tiempo, por el desprecio del olvido. Un renegado de listas y flashes, un desterrado forajido. Sacúdete el polvo de tus oídos... y, de paso, el de sus botas de piel de cocodrilo. Lo que sonará en tu plato -a todo volumen- será un blues-rock pantanoso y bucólico que crece en la letanía, cual semilla de peyote, a cada nueva escucha. Suculento viento fresco desde el desierto con aroma a redención.
Bourbon, tabaco y tequila, y miles y miles de millas después, la voz de Calvin Russell alcanza una madurez ronca y profunda. Solo los que están a dos pasos del final y tienen huevos de vivir para contarlo, son capaces de cantar(telo) de esta manera. Este vaquero eléctrico de Texas, este chamán de las praderas, ha mirado fijamente a los ojos del Diablo, se nota. El poder de atracción que siento por abueletes así, tipos con carisma imnato, de vuelta de todo, moldeados por la sucia carretera, tan creíbles y naturales que te hipnotizan sin aparente esfuerzo en los ultimos coletazos de su carrera, evidencia una vez más todo lo bueno y la grandeza del rock and roll. Puedes confiar en la veteranía de 'resucitados' como Tony Joe White, J.J. Cale, Eric Burdon, Dr. John, André Williams y similares septuagenarios o sexagenarios que han lanzado discos recientemente. No te defraudarán. Como no lo hará "Dawg eat dawg", el tumbaDisco que nos tiene locos en las últimas semanas.
El album arranca con el rock eléctrico y tipicamente americano-de-toda-la-vida con el tema "Like a Revolution", para frenar en seco con "5m2", un temazo lento, con la voz de Johnny Cash en la memoria y la de Tom Waits en la recámara. "Halloween" es una ofrenda a los demonios del pantano sureño, y para nada desencajaría en un elepé de los Beast of Bourbon. "Gangster of Love" es un homenaje a John Lee Hooker, y "Texas blues again" hace lo propio con el maestro B.B. King. La canción que da título a esta colección de epifanías musicales (alguien me lo puede traducir?) suena al jodido J.L. Burnside en la pista de baile de un rodeo espacial, una gozada blues-rock para el resto del siglo. Y llegamos a una de mis preferidas: "Sweetest Tenderness". Tierna y dulce como su título anuncia. Una sensorial maravilla de corte folk ,tocada "a capela", y que en resumidas cuentas hace lamentar, todavía más, la pérdida del hombre que fue capaz de grabar semejantes canciones.
me pide clave para descomprimir
ResponderEliminarPrueba con el e-mule (sé que es un sistema anticuado pero a mí me vale). Si persisten los problemas, no tienes mas que escribir tu dirección de email (dejando un comentario aquí mismo)y te lo mando gustoso en un par de días. Para mí no presenta molestia alguna, al contrario. Un discazo como este merece ser pasado de 'boca en boca' como sea.
ResponderEliminarSaludos anónimos
¿Serías tan amable de pasarme la clave, por favor?
ResponderEliminarPues no soy muy ducho con las tecnologías y al E-mule lo encuentro complicado (al menos para mi)
Mi correo es: dankelin60@yahoo.com.ar
Muchas gracias!