En medio de todas aquellas ancestrales fantasías hero(t)icas, sangrientas batallas, ejércitos colosales, catástrofes bíblicas, homéricas odiseas, monstruos mitológicos, escenarios paganos, extravagantes decorados de cartón piedra, estética kitsch y demás popurrí temático de profusa inexactitud histórica y épica de saldo que dieron forma a ese circense género cinematográfico al que los franceses denominaron péplum (aunque de pequeños nos referíamos a él como cine "de romanos", independientemente de estar protagonizado por griegos, egipcios, tártaros, sarracenos, mayas o cualquier otro pueblo de la Antigüedad), sobresalen las mujeres atómicas que dan lustre a este afrodisíaco reportaje.
Acompañando al forzudo Hércules, al rocoso Maciste, a los legendarios Ursus, Ulises, Leónidas, Sansones demás titanes musculosos embutidos en minúsculas armaduras, mallas y túnicas encarnados por estrellas de gimnasio como Steve Reeves, Gordon Scott, Mark Forest, o Kirk Morris en viejos films manufacturados por los Francisci, Bava, Tesari, Harryhausen, Fredas y el resto de nombres propios que dieron fuelle al infame y delicioso cine Péplum allá por la década de los 50 y 60, encontramos a una serie de exóticas bellezas femeninas a las que queremos rendir nuestro más hirviente tributo.
De no ser por la presencia devastadora de estas féminas deslumbrantes en dichas y delirantes pélis "de romanos", el éxito y la gracia de éstas últimas hubiese sido bien distinta. A continuación enumeramos con vicio y frenesí un buen puñado de las más deseadas y majestuosas, superdotadas, bizantinas y mesopoatómicas actrices de la era Péplum. Prepárense a conocer gladiadoras, sacerdotisas, emperatrices, diosas, semi-diosas, reinas crueles, institutrices, pitonisas, danzarinas gitanas, voluptuosas esclavas, arqueras bárbaras, virginales princesas y demás macizas fierecillas domadas del harén tumbero.... ¡¡Por Zeus, cómo las queremos!!
CHELO ALONSO (1933- 2... ).-
¡Toma caderas! La cubana -de adopción italiana- es sin discusión alguna una de las Reinas Mayores del género. Estaba rebosante de sensualidad como Tania, la reina jefa de un clan tátraro en La regina dei tartari (Sergio Grieco, 1960); tiraba de bravura, romance y poder de seducción al lado del mazas de Steve Reeves en aquella aventura de mamporros, grilletes y aceite romano titulada El Terror de los bárbaros (Carlo Campogalliani, 1959); se lió con Maciste para que el supermacho diese buena cuenta de colosos, gigantes y cíclopes en dos de sus más descerebradas contiendas: Maciste nella terra dei ciclopi (1961) y Maciste nella valle dei re (1960). Y por si esto fuera poco, esta bella diva iberoamericana dejó para el recuerdo uno de los bailes más calientes, exóticos y provocativos de la época dorada del cine péplum, en la algo limitada -pero entretenida- cinta Bajo el signo de Roma (Guido Brignone, 1959). Dicho artefacto bilirrubínico tenía como actriz principal a otra de las mujeres atómicas favoritas de esta revista, Anita Ekberg (Zenobia), lo que no fue impedimento para que el nombre de nuestra Chelita Alonso -y su fulgurante danza del vientre- figurase como el mayor reclamo publicitario de la película, incluso más que el de la rubia actriz sueca.
GIANNA MARIA CANALE (1927-2009).-
Suculento manjar de dioses. Otra soberana fémina, bella, lasciva y misteriosa, arrojada al populacho romano en arqueológicos péplums disfrutables. Desde Corinto a Cartago legiones de bárbaros y patricios suplicarían latigazos por su pérfida hiel. La deslumbrante Miss Italia de 1947 fue esclava en los brazos cachas de Espartaco (Riccardo Freda, 1953) y repetiría franquicia en El Hijo de Espartaco (Sergio Corbucci, 1963). Conocidas son sus desventuras como plebeya emperatriz de Bizancio (Teodora...; Riccardo Freda, 1954); esclava cartaginesa (Esclavas de Cartago; Guido Brignone,1956); como malvada princesa Amira (La rebelión de los gladiadores; Vittorio Cottafavi, 1958)... Siempre atizando leña al personal y creando no pocos quebraderos de cabeza al Hercules y Maciste de turno (Steve Reeves y Gordon Scott, respectivamente) o al héroe en chanclas y taparrabos que tuviese la fortuna de cruzase en el camino de tan espartana hembra.
Continuará...
Qué grande era el cine de aquella época, qué películas; y ahora tragándonos mierdas como Ocho Apellidos Vascos. En fin, tío, excelente documento que rubrica a la perfección ese cine que, quizá olvidado en un rincón, demuestra que Hollywood no siempre es imprescindible.
ResponderEliminar¡¡y las echaban en TV!!.. La verdad es que no hacía falta que viniera Garci a enseñarnos 'Qué grande era el cine' porque ya lo sabíamos de pequeños, jaja.
ResponderEliminarEs curioso que pongas de ejemplo 8apellidosEuskeras. Estoy contigo: es una mierda (es más, añadiría 'puta' antes del adjetivo escatológico). Verás. Trabajo en un balneario y hace unos meses tuvimos hospedados al equipo de rodaje de la peli gallega "A Esmorga"(a estrenarse pronto, creo), y como actor principal estaba el gran Karra Elejalde. Qué personaje, joder. No te voy a contar las buenas migas que hicimos el Karra y el Gary, je,je (solo te diré que tengo su número de tfn.). El vasco es de esos tipos carismáticos que no necesitan una pantalla de cine para mostrar la clase que llevan dentro... la viven. Con 8apellidos.. estaba muy contento con la acojida, la taquilla y demás, y no paraba de recomendarla. Decidí verla por él, y me jode que sea una mierda por él y no por el cine español. Y lo que es peor..Karra está fatal, él puede dar mucho más a un papel que estaba hecho a su medida.
Saludos bro.