ATLANTIC CITY (1980) EE.UU/Canadá/Francia. 104 min. D: Louis Malle. I: Burt Lancaster, Susan Sarandon, Michel Piccoli.
Obra Maestra del cine. Si no la has visto ¡¡no esperes más!!. Lánzate a esta maravillosa fábula romántica gangsteril tan sórdida y crepuscular como la vida misma. Los críticos avispados que conocen la obra del director francés Louis Malle (Ascensor para el caldaso, Los Amantes...) te hablarían de Nouvelle vage a la americana, yo solo pienso que películas como ésta han dejado de hacerse hace mucho tiempo, porque desgraciadamente el cine ha perdido a sus grandes directores y los que quedan (pienso en Clint Eastwood) o están demasiado mayores, o parecen alejarse de "aquel" cine (y de nosotros) poco a poco.
No es mi intención reflejar el abismo existente entre el cine de cartelera de hoy día (para que me entendáis, los títulos lanzados por la Paramount, Fox, Universal, etc.) con el que gozó Hollywood durante el período comprendido entre 1966/1983 (tema que ya hemos tocado en más de una ocasión), porque visto los derroteros del panorama actual y hacia donde vamos encaminados (y educados) a nadie parece importarle. Habrá incluso quien vea ATLANTIC CITY por vez primera y pase por encima de élla sin otorgarle oportunidad alguna, descolocado por la falta de acción, los diálogos inteligentes, imágenes sugerentes, personajes adultos y una sobriedad general e insultante. Parece que no hay nadie tras la cámara, ese es el mejor alago para un director.
Atlantic City es la sinfonía de una historia de perdedores, en el paisaje agónico de una ciudad, la del título -tan envejecida como el corredor de apuestas que interpreta antologicamente Burt Lancaster- metáfora ágria de que a todo gran parque de atracciones (el cine) le llega su San Martín. Mención especial para Burt Lancaster en uno de los mejores papeles de su carrera, un actor con una filmografía que tira de espaldas "El Gatopardo", "De aquí a la eternidad", "El Fuego y la Palabra"... en papeles de todo tipo y en todos los géneros que supo envejecer dignísimamente sin perder un ápice de talento, un gigante. Uno de los grandes gigantes.