De inicio, el título ya suena bien. Si además Ron Perlman (Hellboy) es el cabecilla de este club de moteros traficantes de armas y suena rock'n'roll por un tubo... la cosa promete. Los rebeldes personajes de la serie son capaces de regalarnos diálogos soéces, y tan metafísicos(!), como "la vida era más facil cuando chupaba pollas..." u otras muchas perlas por el estilo. Un estilo que bebe de la magnífica Los Soprano, por supuesto sin llegar a alcanzar el nivel de ésta. Pero no seámos tan exigentes... Los fans de Tony Soprano encontrarán en HIJOS DE LA ANARQUÍA de Kurt Sutter (The Shield), motivos más que suficientes para pasar un rato entretenido frente a la pantalla del televisor. Así que tendremos "negocios de familia" y trifulcas con otros clubs motarras (los Mayas); asuntos súcios con negratas, terroristas del IRA, neonazis y fascistas (en la segunda temporada el cantante de hardcore Henry Rollins interpreta a un matón y fanático ario)...; y mucho humo de marihuana alrededor de los diferentes problemas que éstos duros personajes deberan capear. Mientras, a éstos caballeros de la moto les da tiempo, a su manera, de ir manteniendo el club (familia) y su pueblo (hogar), limpio de drogas y disturbios. Digamos que prestan un servicio a la comunidad. Una ayuda más que interesada. Pero noble.
Lo más flojo de la serie, para mi gusto, es la típica historia de amor de sus jóvenes y guaperas protagonistas (Charlie Hunnam/Maggie Siff). Nada nuevo que contar. Por lo demás Perlman, como siempre, se sale. Tal vez el aparecer continuamente en pantalla resalte sus carencias actorales, pero yo no me cansaré nunca de ver a esa bella bestia neoyorquina llamada Ron Perlman (Clay, en la serie) moverse tras la cámara. Otros personajes interesantes son los de la estupenda Katey Sagal (Gemma Teller) como la maquiavélica y protectora matriarca del Club. Amén de unos secundarios de lujo, los interpretados por la banda de moteros anarquistas, en el que sobresale Mark Boone Junior (Memento) y Daiton Callie (el Charlie Utter de la estratosférica Deadwood) como sheriff asalariado de la banda. Mención especial, como ya hemos apuntado, a la banda sonora. Desde la Creedence... a Monster Magnet. Destilando la serie, un humor resacoso y lleno de malaleche (ver sino los "guarros despertares" en la guarida de los motarras tras sus genuínas fiestas) que ya quisieran para sí otras series supuestamente más exitosas.