-Nuestro corresponsal aborigen por aquellas tierras del hemisferio sur nos manda dos referencias que merecen de nuestra atención. La primera es LITTLE FISH (Little Fish, 2005, Rowan Woods), donde la respetable y estupenda (...y bella) Cate Blanchett demuestra que puede llevar el peso de una peli a sus espaldas, y si la historia es buena (como ésta) pues mucho mejor. Ella se lo guisa y se lo come. Aquí la australiana brilla con luz propia y se embarca en una trama familiar de delincuencia, mientras intenta salir a flote y dejar atrás turbios años de adicción a la heroína. El sistema no se lo pondrá nada fácil... Lo mejor sin duda, la relación con su padre jonqui, interpretado por Hugo Weaving (Matrix, El Señor de Los Anillos..), y el pequeño papel de Sam Neil (En La Boca del Miedo, Horizonte Final..) como el capo sarasa que lo mantiene. A pesar de que puede parecer un dramón, nos encontramos con una película divertida por momentos, de "autor" en otros, con la figura y talento indomable de la Blanchett, y de regalo sale un temazo de los ausies Hoodoo Gurus, "A Place in the Sun" que refleja muy bien el sentir de la historia.
-Durante la colonización británica Tasmania (Piemanland, para los oriundos) fue una inmensa penitenciaría, la más terrible de todas las islas carcelarias de Australia. Famosa por aquellos lares es la historia de Alexander Pierce, un recluso irlandés fugado que según cuentan sobrevivió la tira de años comiendo carne humana. Desde su fuga -ésto si es un dato real-, hubo 250 desapariciones en la zona, todas ellas sin dejar rastro... jamás aperecieron los cuerpos. El director australiano juega con la leyenda de Pieman en DYING BREED (Dying Breed. 2008, Jody Dwyer) situando a dos parejas de jóvenes en el entorno frondoso, impenetrable y cautivamente amenazador de la isla de Tasmania. La escusa para llevarlos allí es la busqueda de uno de los últimos especímenes del extinguido lobo marsupial -¡¡impresionantes imágenes de archivo del tigre, menuda apertura mandibular!!-, viniéndonos a decir algo así como que no hay amenaza más presente que la naturaleza en estado puro. El choque frontal entre tradición y turismo. No es una obra tan redonda como sus paisanas "Wolf Creek" o "Rogue"(ver entradas anteriores), pero al contrario que la inmensa mayoría de films estadounidenses coetáneos, se deja ver. Que sigan así los aussies.
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