-Cuesta creer que los hoy "reputados" directores españoles Jaime Chávarri y Fernando Trueba arrancaran en sus inicios con dos obras tan arriesgadas, experimentales y tan fuera de lo corriente, que han quedado como fundamentales dentro del género documental patrio (genialidad que no han vuelto a repetir por muchos Goyas que les den). El primero rodaría "El DESENCANTO" (1976), un alucinante retrato de la familia del poeta Leopoldo Panero que ya es historia del cine facturado en este país (la "saga" tendría continuad con sus hijos Michi y Juan Luís), y Trueba dirigiría años más tarde "MIENTRAS EL CUERPO AGUANTE" (1982) el documental que nos ocupa, si no de igual calidad si tan hilarante y brillante como aquél.
Sí, ya se que eran otros tiempos y que todos eran más jóvenes de espíritu (y convicciones) y que hoy las formas son otras y patatí y patatá... pero es una lástima que hacer películas como éstas séa una práctica olvidada en el tiempo. ¿Y qué tiene de bueno "Mientras el Cuerpo Aguante" para mí?. Pues darme a conocer la figura del inclasificable Chicho Sanchez Ferlosío (1940-2003) (no confudir con su hermano el novelista Rafael Sanchez Ferlosío, ni con su padre el escritor falangista Rafael Sanchez Mazas). Veamos...
Mi fascinación
-Sin duda alguna la misma que sintió Trueba al estar al lado de semejante personaje. Fascinación a la que habría que añadir admiración, tras echar una primera ojeada de arriba abajo al hombre de camisa roída, dientes rotos, que vive de las limosnas de tocar su agudo folk-protesta en plazas y calles, y que poco a poco acaba revelándose ante la cámara como un genio (multi)polifacético iluminado por la sabiduría que da el saberse pensador y sentirse libre (nada que ver con ser un librepensador). Lo que uno entiende por "tío listo" se queda corto a medida que pasan los minútos de metraje y Chicho va revelándonos cada una de sus habilidades, vasta con escucharle. Además de componer, escribir, tocar y cantar sus propias canciones notablemente Chicho aprovecharía la educación privilegiada que le daría su cuna (aunque de facha tan solo tiene el apellído) para labrarse una cultura que para sí quisiéramos todos. Así a lo rápido erudito en el campo de las letras y la semántica; experto en la historia de la Biblia; génio matemático, creador de programas informáticos (¡¡solo con una calculadora!!); inventor de juegos de azar (o de mesa no sabría decir); al tanto de genética y botánica (¡¡preciosas plantas de maría!!); actor y guionista (coescribe el guión con el propio Trueba)...¡¡ y hasta descubres que es un magnífico transformista!!. La verdad es que podéis pensar que Chicho es un loco extravagante o algo por el estilo pero se nota que es un tipo humilde que habla claramente y que vive como le da la gana, algo que siempre se devería de respetar en un ser humano.
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