Por favor, permítanme redescubrirles una joyita perdida. Still Crazy es una cinta hecha a medida para nostálgicos amantes del mundillo rockero. Especialmente los que sientan debilidad por los venditos "perdedores" y, por las emociones humanas. Un film facturado con cariño y respeto por la música y, la capacidad de ésta para cambiarnos la vida. Una cinta no exenta de tierna ironía y, divertida autoparódia, mejunge básico en toda rock-movie que se precie, siempre y cuando se haga con estilo, como en este caso (los fans de "Cabezas Huecas" y similares bódrios.. cambiar de dial, no estáis en la onda). Dirige el londinense Brian Gibson, al que pudimos descubrir en otra rock-movie, el biopic de Tina Turner, si bien es cierto que sin el menor acierto en comparación con esta deliciosa película de ficción.
-DE QUÉ VA: El teclista de los desaparecidos Strange Fruit (Stephen Rea) intentará reunir veinte años después a la banda, tras aquella calcinante ruptura. Además de la pasta, que les viene de perlas, el motivo del regreso tiene que ver con la reedición del festival que les vió morir cuando estaban en lo más alto. Comenzarán desde cero. Con joven guitarrista sustituyendo al legendario, el grupo revivirá la dureza de la carretera, los antros, los malos rollos, los egos y el lógico miedo y los viejos fantasmas que persiguen a toda longeva banda de rock.
-ANTECEDENTES: El mero hecho de estar ante una producción británica con temática rockera nos lleva a pensar al momento en un film como The Comminents (Alan Parker, 1991). Al menos a nosotros. Cierto que la de Parker pulula por sonídos más negroides y, que ésta lo hace por una vertiente más roquera..., pero en esencia, actores, paisajes, ambiente, textura..., y sobretodo, el tratamiento del humor, nos evoca tan maravilloso título. Otra película que podría decirse alberga ciertas similitudes temáticas sería Almost Famous (Casi Famosos, 2000); pero en este caso no podemos hablar de antecedentes porque Crowe rodó su cinta a posteriori. De lo que no hay duda, es de que la seminal This is Spinal Tap dejó también su poso en esta ejemplar Siempre Locos (Still Crazy, 1998). Y es que la sombra del falso documental de Reiner es poderosa... y alargada.
-EL ROLLO: No queda nada claro si los Strange Fruit son -o fueron- rockers, metaleros, progresivos, psicodélicos, glam... Una cosa sí está clara: son hijos de los 70's. De los ácidos lisérgicos ingeridos durante sus inicios como banda en la campiña inglesa (clara referencia a Pink Floyd), pasando por la posterior influencia del sonido Thin Lizzy, la música que suena no es ni más ni menos que un popurrí de la historia del rock británico de aquella época. Pero olvidémonos por un momento de la música, por imposible que esto suene, y resaltemos a mi entender lo más maravilloso de este film: Todo lo que ocurre en la trastienda, al otro extremo del éxito. Sí, en la parte de atrás del autobús que lleva a los protagonistas camino del próximo tugurio en el que tocar. Lugar de riñas y broncas, reconocibles y sufridas por todo aquel profesional o aficionado que alguna vez haya sido parte activa de una banda. Hogar de ilusiones y decepciones, momentos y olvidos. Donde descansan los sueños, anidan los sentimientos encontrados, se discute lo futil de toda fama, y... uno se acuerda de las decisiones (no) tomadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario