Afirmar que el escocés es un mito del rock&roll no sería exagerar para nada. Ahí está su legado en los 70's para callar bocazas si fuese necesario. Por otro lado, acomillémos que Rod Stewart desperdició tres décadas de su carrera y que somos muchos los que todavía no se lo hemos perdonado. Y dudo que lo hagamos. Simplemente nos fastidia tanto hoy como nos fascinaba ayer, eso es todo.
De Faraón a Hereje (Destierro en Beverly Hills).
Entonces, ¿Cómo se pasa de lascivo rocker folla groupies a momia del show business?... Pues fácil. Solo debes seguir las consignas del negocio: Vender discos como churros a la moda. Convertirse en mercenario. Lanzar volúmenes de grandes éxitos (repletos de baladas de rock y soul pastelero y versiones ajenas); editar un disco por Navidad (y titularlo con un original "Merry Christma Baby", por ejemplo); aparecer como estrella invitada en lucrativos bodrios televisivos como Operación Triunfo, previo paso por el quirófano del mejor cirujano plástico....
Del 'Flamingo' de Las Vegas al plató de 'Eurovisión'..., un paso. Del Madison Square Garden a salir en Tele5, otro. Muy duro, créanme. ¿Y luego qué?, se preguntarán. Pues lo siguiente y menos laborioso sería que otro escriba tus 'memorias' para uno publicarlas, faltaría más. Y cuanto más chispeantes y chismosas mejor. Así nos enteraremos de cosas que ya sabíamos. En "Rod Stewart, The Autobiography (Plaza y Janés, 2012)" rememoraremos su acampada en la cima con The Faces y sus primeros y esperanzadores lanzamientos en solitario. Nos recordará aquellos lejanos tiempos cuando solía ser un memorable compositor de canciones rock -de su puño y letra- como Maggie May o The Killing of Georgie. Seguirá con su fanfarronería de ególatra... La tipica del mecenas amante de las rubias (el tres veces casado y divorciado); el cockney que reivindica sus raíces escocesas y juega al fútblol en sus abundantes ratos libres. El amigo de Sean Connery y de los demás Comandantes de la Orden del Imperio Británico a la que pertenece. Aquel que en su etapa dorada marcó paquete e hizo gala de vestir las ropas más horteras de todo el universo rockero. El tacaño cocainómano que jamás compró un gramo. El músico holgazán tesorero de castillos que llevaba 34 años sin firmar un número uno, y casi otros tantos sin componer un tema propio (ahora lanza el album "Time" con temas nuevos firmados por él, pero hubiese sido mejor idea que siguiera con lo del futbol). Si conservase algo de rock en las venas, al estilo Tom Jones o Eric Burdon (por nombrar dos contemporáneos de los que debería tomar ejemplo), ganaría mucho puntos entre el vecindario tumbero y, esta biografía, además de una mayor extensión, tendría mucho más contenido, jugo y valor sentimental del que ya de por sí alardea.
Un cosa es segura, de inyectarle al autor de "Baby Jane" suero de la verdad y de titularse el libro "Rod Stewart: El cómo y el porqué de mi fiasco. La crisis de un rockero con la saca llena" nuestro gallo cantaría otra historia, cierto. Claro, que habría duplicado el precio del libro que nos hubiese gustado leer. Así que conformémonos con echar un vistazo a esta útil y única fuente, en edición de bolsillo a ser posible.
4 comentarios:
ja,ja,ja.Te has quedado a gusto eh? Tienes toda la razón, este tío ha grabado algo respetable desde Baby jane?, tema que por cierto muchos desprecian pero a mi siempre me ha gustado.
Ja ja, es curioso, ese fue el tema que me introdujo en la farándula Stewart ¿te acuerdas del vídeoclip?...aquel traje...¿era cuero rojo?..No sé, tío. Aquellos 80's que escandalizan hoy a más de uno fueron nuestros ochenta, tío. Y no hay más que hablar. Los defenderé siempre.
Saludos colega
un caradura.... yo también hice hace tiempo una entrada parecida, pero fui mas duro creo ja.... salu2....
... y es que tiene coraje el muy cabrón. Tremembuna garganta echada a perder. En fin... El otro día estaba viendo el docu "Dogtown and Z-Boys" y en medio de tanta excitación monopatinera -y una B.S.O. cojonudísima- fue un shok alucinante escuchar "MAGGIE MAY" después de tanto tiempo. Qué placer de canción... qué preciosidad de letra... ¡¡Y qué viejos nos hacemos todos!!, carajo.
Un saludo, amigo.
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