EDUCAZIONE SIBERIANA (Gabriele Salvatores. 2012).
"Erase una vez en la URSS".
Esta vez el guión está cambiado. O eso parece. El director italiano Gabriele Salvatores -autor del mas que aceptable thriller con temática 'de secuestros': "No Tengo Miedo (2002)"- decide aparcar los derroteos mafiosos y criminales de su tierra natal para hurgar en heridas similares ocurridas en el ocaso de la antigua Unión Soviética. Los capos sicilianos y sus vendettas pontificadas son reemplazados en esta ocasión por sanguinarios patriarcas e hijos del quemado pueblo ruso de los Urka. Antiguos asesinos y ladrones deportados a Transnitria (entre algún lugar de la Moldavia y Ucrania actuales) por el hijoputa de Stalin en los años 30. Ni con ésas consiguió el dictador borrar la huella de su existencia. Duros de pelar estos siberianos. Como toda comunidad regida por sus propias leyes, códigos ancestrales de lealtad, honor y deber hacia 'el grupo' y/o demás milongas románticas pactadas con sangre que nos quieran vender, la historia de este título y sus mafiosos protagonistas son en el fondo la misma cara de la moneda. Distintos lugares (aquí el frio siberiano es un 'enemigo' más, en contraste con el sudoroso calor Mediterráneo),diferentes tatuajes... Pero el resultado es la misma cháchara violenta de gangsters, corrupción, poder, traición, tortura, masacres, asaltos, trapicheos, política, religión, poder... y mierdas de ésas que tanto nos atraen y seducen desde que aprendimos a ver cine de chiquitos.
Desde aquella impresionante secuencia de lucha en el film "Promesas del Este" - la obra perfecta y maestra del cambiado (para mejor) David Cronemberg-, en la que aparecían dos luchadores rusos desnudos, tatuados y luchando a muerte cuerpo a cuerpo en unos baños turcos(?)... un servidor esperaba una película completa que mostrase la vida y los códigos de esa clase de sociedad criminal. Así que Educación Siberiana, sin llegar a ser una gran película -que conste-, colma nuestro deseo de visionar esa clase de historias sobre asesinos llegados del helado Este, con creces.
(( Para redondear la faena no dejen de leerse el libro en el que está basada la película (del mismo título) escrito por el ruso Nicolai Lilin.))
VALLANZASCA, EL ANGEL DEL MAL (Michele Placido. 2010)
En su momento recomendamos la biografía fílmica dedicada al 'enemigo público número uno' de Francia, Jacques Mesrine (2008), y visto la buena acojida obtenida por el film de J.F. Richet no es de extrañar que sus vecinos colegas italianos quisieran ofrecernos la versión de su villano más famoso y aterrador. Estamos hablando del tal Vallanzasca, personaje donde los haya. Su vida es todo un guión de película como no podría ser de otra manera. Un Robin Hood desfasado, un forajido spaghetti del Oeste, un Dillinger azurro... Esta leyenda criminal italiana no dejará indiferente a nadie. Simplemente decir que en esta humilde morada tumbera vibra con esta clase de licencias artisticas. Agradecemos este tipo de apuestas 'arriesgadas' que nos permiten profundizar en el entorno físico, social y turbulento de la historia y el pasado reciente de un país que todavía tiene mucha miga por contar. El cine transalpino del que os hablamos está demostrando que es posible repasar los trapos súcios de su cruda y vergonzosa historia, con arte y objetividad. Para muestra un botón. El hombre encargado de dirigir esta película de tiros, atracos, secuestros y 'amistades peligrosas' es un clásico de nuestra videoteca 'Italia Connection': Michele Placido. Suya es la cinta "Romanzo Criminale" que igualmente atiende a ese ciclo de revisión histórica gangsteril a la que hacemos referencia. Que el cine italiano saque sus trapos súcios a relucir sin complejo alguno, mientras, nosotros, españolitos cobardes e hipócritas, dejamos nuestra mierda pecaminosa y maloliente alejada de toda sala de cine y redención. Es algo que no nos cansamos de ensalzar. Pura envidia, oigan. Desde aquí exigimos un biopic sobre El Dioni, -atracador de furgones blindados 'al mas puro estilo español' de relevada fama internacional-, sobre el máfias deJesús Gil y Gil... Uf!, que me pierdo...Pero eso sí, tienen que ser dirigidos por un cineasta italiano. Pues es un hecho que se mojan como nadie en esta clase de tormentas y borrascas. Llevan el género en sus genes.
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