martes, 9 de agosto de 2011
SESIÓN B: SWORDKILL, EL SAMURAI RESUCITADO
EL HOMBRE DE HIELO ("SWORDKILL"/"GHOST WARRIOR"; J. Larry Carroll, 1986).
No es tan buena como "Sol Rojo" o "El Reto del Samurai" (anteriormente comentadas en este cochambroso fanzine), ni mucho menos es comparable a la estupenda "Yakuza", títulos que al igual que El Hombre de Hielo (también conocida como "Swordkill" o "Ghost Warrior") tienen a samurais con katana corroteando por sus historias y guiones, siempre en una época más o menos actual. Unos personajes claramente (e historicamente) desubicados. En éstas, claro está, aparecen con mayor o menor acierto las artes marciales, la venganza, la acción, y demás tópicos que se le suponen a esta clase de películas, pero también se nos presentan como una buena oportunidad para hablarnos de los códigos del guerrero, del choque de culturas (oriente/occidente), de antiguas tradiciones, amor por la naturaleza, o del honor otrora perdido en el tiempo. Por eso me interesan esta clase de películas (que tubieron su punto álgido a finales de los 70 y mediados de los 80), y por eso me atreví a visionar esta cinta, abiertamente un título con intenso olor al mejor y más mediocre cine de Serie B. Saciada mi curiosidad, he de decir que Swordkill fracasa en todos los argumentos y propuestas anteriormente citados. Bien fuese por una pobre producción, a cargo del incansable Charles Band (ocasionalmente también realizador), esta historia con humos de ciencia ficción (la surrealista resucitación de un guerrero samurai del S. XVI congelado en el hielo en un experimento de lo más inverosímil, lo que lo lleva a emparentarse/compararse con el film "Iceman" estrenado un par de años antes, aquel en el que un joven Timothy Hutton se las veía con un neanderthal también resucitado), el poco ofício de su director, los textos de pacotilla o la insípida interpretación de sus actores (tan solo un hierático Hiroshi Fujioka se salva de la quema), lo cierto es que esta cinta de "acción futurista" no resultó ser todo lo bueno que anunciaba su original y, a la postre, malograda propuesta. Pero hasta un film fallído puede tener sus virtudes (de no ser así no estaría escribiendo estas líneas), y las de Swordkill radican en la desfachatez y el indiscutible delirio, muy de cómic, que late en todo su imaginario argumental (no deja de ser deudora de las películas de monstruos, como Frankenstein, pues también nuestro héroe milenario es 'creado' por un cientifico loco y será perseguido por ser lo que és). Escenas como en la que el mortífero samurai tras siglos de hibernación contempla estupefacto en la T.V. un video del grupo heavy WASP (mientras ejecutan su temazo "Tormentor"), redime hasta cierto punto el visionado de una cinta como El hombre de hielo (a la que ni tan siquiera han puesto un título acertado en nuestro país, pues lo lógico hubiese sido titularla "El Samurai del Hielo", creo yo). Otro punto a su favor está en su corto metraje (en el mejor sentido), apenas hora y cuarto de vetusto cine cutre de videoclub del que tan alegremente solían brindarnos en la década de los 80. Para curiosos y amantes del género espadachín nipón fusionado con occidente.
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