LOVE OBJECT (2003). D.:Robert Parigi
Asombroso film de horror psicológico que no pasó desapercibida para la pequeña colonia de adeptos bizarros seguidores del cine fantástico más raro y perturbador. La cinta abarca varios géneros: desde la comedia, el drama, el romance, el thriller o el suspense, pero al final no deja de ser una agudísima reflexión sobre las relaciones erótico-sentimentales de la pareja, y, más globalmente, acerca de la incomunicación humana. El buen trabajo tras la cámara de su semidesconocido director (curtido en series de TV como Historias de la Cripta o Sonámbulos), el estadounidense Robert Parini, resulta irreprochable (el guión también es suyo). Lo mejor es la profundidad psicológica con la que dota al personaje principal, Kennett, interpretado por un estupendo Desmond Harrington (The Hole, 2001), al que poco a poco le van aconteciendo situaciones extrañas, fenómenos inexplicables y comportamientos obsesivos filmados con temple y nada melodramáticos. La trama no es nada predecible, a diferencia de la gran mayoría de estrenos de similar catadura que inundan las carteleras cinematográficas y las máquinas expendedoras de DVDs. La relación amorosa del tímido amigo Kennett con la muy realista y perfecta muñeca inchable Nikki, y con su nueva compañera de trabajo, la más realista y preciosa Lisa, quedarán sin lugar a dudas en la retina de todo tumbero como una de las mejores historias de amor 'a tres bandas' de la Serie B. Saboréala a gusto.
AFTER LIFE (2009). D.: Agnieszka Wojtowicz-Vosloo
Otro film sorprendente y arriesgado que apuesta por dar otra vuelta de tuerca a las historias de 'vida después de la muerte' que tanto explotan los comerciantes del género en la actualidad. Para ello se ayuda de una atmósfera envolvente desde el primer minuto, que cautiva al espectador atrapándolo dentro de un guión enmarañado de falsas pistas e hipótesis engañosas. Cada uno que saque sus propias conclusiones. El resultado, para un servidor, es una delicioso thriller de terror que ya es un clásico en toda regla para todo cinemaníaco de pura cepa. El tránsito de estos fantasmas por la excelente historia creada por la escritora, cineasta y artista independiente (y muy atractiva, dicho sea de paso) Agnieszka Wojtowicz -de origen polaco pero nacionalizada estadounidense- es un elegante ejercicio de cine de suspense. Apoyado en unas magistrales interpretaciones de Christina Ricci, maravillosa como siempre (no en vano es una de las musas de esta casa), y un Liam Neeson milagrosamente recuperado como el buen actor que nunca debió de dejar de serlo. Ambos absorben la totalidad del metraje de esta admirable apuesta a contracorriente. Cine de altura. No se la pierdan.
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