Francesco Rosi (1922 - 2015) |
En la filmoteca Rosi se denuncian sabotajes, conspiraciones, intereses ocultos, especulaciones urbanísticas, crímenes e intrigas político-financieras, bandolerismo, organizaciones criminales, vendettas... y muchos misterios más sin resolver. Ahora que sabemos que el gangster tradicional cedió su lugar al ejecutivo moderno y que el epitafio "todo está en sus manos" -como diría un personaje mafioso de una de sus películas- retrata más que nunca la plaga nauseabunda que corroe nuestra realidad social, no estaría de más (de hecho es obligación de todo tumbero que se precie) volver a repasar el listado de títulos honoris causa que han hecho de Francesco Rosi una brillante estela a seguir. Hablamos de las rotundas Excelentísimos Cadáveres (Cadaveri Eccellenti, 1975), con Lino Ventura en su sempiterno papel de comisario de policía metiéndose en la cueva del lobo feroz, secundado en este caso por un grandísimo reparto encabezado nuestro añorado Fernando Rey y un siempre pletórico Max Von Sidow; El caso Mattei (1972) en la cual se desmenuza el trágico suceso biográfico que ocasionó la muerte de un conocido magnate de la industria italiana, a la postre premiado en Cannes; la más que apreciable Lucky Luciano (1973), centrada en los últimos años de vida del conocido capo siciliano; Las manos sobre la ciudad (Le mani sulla città, 1963), poderoso drama ambientado en la corrupción urbanística de su ciudad natal, Nápoles, y galardonado en Venecia, que el difunto maestro rodó inmediatamente después de la película que dio inicio a su fama como director: Salvatore Giuliano (1962), pieza maestra del séptimo arte comentada en su día en estas mismas páginas. Hasta aquí nuestra labor de recordar su paso por esta esfera giratoria a la que llamamos Tierra. Esperemos que la senda de sus pisadas no queden cubiertas por la mugre reinante y que nuevos cineastas con similar espíritu se atrevan a contarnos las miserias del ser humano con, al menos, la mitad de ímpetu, fe y coraje con el que acostumbraba este señor a vivir las películas de su vida . D.E.P.
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