El cine japonés ha perdido a un grande y al resto del mundo parece no importarle. Vale, el idioma es un lastre, pero actores de la talla de Ken Takakura (Mifune, Kitano...) han dejado claro que tienen un hueco en la cinematografía mundial, que una mirada en primer plano, un tic fuera de guión, un gesto natural, una arruga facial, valen más que mil palabras de la estrella occidental de turno. Los pocos medios que informaron de su fallecimiento en Tokio, a la edad de 83 años, hablan de él como el Eastwood nipón y resaltan su facilidad para encarnar personajes inmersos en el universo yakuza. Es cierto, su filmografía en los 60 está llena de vaqueros con katana (
The Driftin Avenger; de Jun'ya Sato), personajes con inviolables códigos de honor (
Lobos, cerdos y hombres; dirigida por el maestro Kinji Fukasaku), bien, acechados por su pasado (
A fugitive from the past, de Tomu Uchida) o bien sedientos de venganza (
Japanese Yakuza; de Masahiro Makino); así como una indudable capacidad dramática adquirida a lo largo de los años, veteranía que le permite, entre otras virtudes, salir airoso en un duelo cara a cara con el mismísimo Robert Mitchum. El salto al cine internacional lo había hecho Takakura gracias a un film bélico (como no podía ser de otra forma en aquellos tiempos) de la mano de Robert Aldrich en
"Comando en el mar de China" (1970), dando réplica en pantalla a actores consagrados de la talla de Michael Caine o Henry Fonda, pero sería con el film de culto
YAKUZA (Sidney Pollack, 1974) cuando el defenestrado actor japonés se ganó un rinconcito en nuestros cinemaníacos corazones. Hubo amago de repetir la fórmula con
Black Rain (Ridley Scott, 1989) pero ni Michael Douglas es Robert Mitchum ni el escaparate resultó ser el mismo que el ideado por el genial guión de Paul Schrader en los setenta. El papel del difunto en tan mítica película provocó en un servidor admiración incondicional a todo lo que tuviera que ver con el apellido Takakura. Aprovecho este conmemorativo requiem para recomendar dos películas del desaparecido actor que harán las delicias del tumbero exigente: la entrañable road movie
El pañuelo amarillo de la felicidad (Yoji Yamada, 1977) y el nevado drama carcelario
Abashiri Prison (Teruo Ishii, 1965). Prometemos profundizar todavía más en la combustible obra de este actor memorable. R.I.P.
2 comentarios:
Bueno, D.E.P., un actor con carácter, sin duda. Desconozco su filmografía más allá de "Black Rain" pero si ya me gustó en esta que será de "Yakuza" que se que recomiendas sabiamente...
Sé que nos harían falta cien años para ver (leer, escuchar..)todo lo bueno que hay ahí afuera... Estamos en ello, (jajajáhhh). Ahora en serio, Te pido que encuentres un hueco y le des una oportunidad a un film como Yakuza. No te arrepentirás.
Saludos, amigo
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