RESIDENTS.- He aquí el show-business underground (pero business al fin y al cabo) del que tanto quisieron escapar. Residents aterrizaron hace más de 30 años en nuestro planeta para descomponer toda la cultura pop, desde la música sin música, a la imagen sin imagen. ¿Quienes son? o mejor dicho ¿Qué son?. Identidades al margen (ocultan su persona tras unos globos oculares) y olvidándonos del marketing y confusión que los rodea los Residentes forman parte de la historia más oscura y desternillante del Rock. Pasaron de grabar primitivamente en cintas con un magnetofón casero, a ridiculizar a grupos míticos en desfasados (y desafinados) discos enteros, desde música orquestal de manicómio con instrumentos inventados, a ritmos descacharrados en todo tipo de género musical que te venga a la mente. No me digas cómo pero lograron un status respetable en todo este circo del rock'n'roll. Matt Groening el creador de los Simpsons perteneció a su club de fans. Todo dicho.
GEORGE CLINTON.- Responsable de inventar artefactos tales como Funkadelic o Parliament, no solo devolvió al funk toda la grandeza que James Brown había creado, sino que convirtió la vida de los 70 en un tiovivo de luz y de color. Las pintas y vestimentas, así como las letras de sus super-grupos, son sencillamente lo más sideral y marciano que uno pueda imaginar. Histrionismo y groove a tope. NOTA: no olvidarse de Sly Stone y su familia de souleros alienígenas.
SYD BARRETT.- Miembro de los originales Pink Floyd, Barrett fue fundamental en la génesis de la psicodelia. Antes de convertirse en uno de los colgados más ilustres de la historia del rock, el tío puso nombre al grupo, diseñó las portadas, escribió la música y las letras, e ideó sin pretenderlo alucinadas puestas en escena con ayuda del LSD, droga de la que estaba totalmente colgado tras más de un año de rigurosa ingestión diaria. Expulsado de su grupo e internado en un psiquiátrico hasta que la palmó, Barrett es un claro ejemplo de marciano intoxicado aburrido de los humanos. A se posible escanse en paz.
PUSSY GALORE.- Sacaron su nombre de la mítica agente de la serie inglesa "Los Vengadores". Ahí quedaría esa curiosidad de no ser que los Pussy fueron el embrión de posteriores bandas referentes dentro de todo este tinglado. De aquí salieron Jon Spencer para formar la Blues Explosion, el batería Bob Bert que formaría parte de la formación original de Sonic Youth y el resto para abanderar la locura de Royal Trux. A ellos se le debe la mayor marcianada conocida, ventilarse con un sonido infame, el antológico "Exiled on Main Street" de los Rolling, canción por canción (¡¡Disco doble, además!!), en lo que pretendía además de paródia servir como homenaje al grupo inglés.
FRANK ZAPPA.- Aunque el gran Zappa pueda parecer que no tiene nada de pirado y si mucho de génio, las apariencias engañan. Estrafalario, vanguardista y ridiculizador de todo lo que se puso a tiro, se presentó a las elecciones americanas, facturó (y mixturó) todas las músicas imaginables (el surf con la sinfónica, por ejemplo) y convirtió sus conciertos, películas y declaraciones, en espectáculos donde todo era posible.
SUICIDE.- Esta pareja sin precedentes ayudó a que Nueva York a finales de los 70 fuese un hervidero de modernidad catatónica y un enjambre de vanguardismo propio de artistas más que de músicos. Fundieron el free jazz con el punk electrónico y el rock velvetiano, para entrar en trance a golpe de chirriantes sintetizadores. Alan Vega y Martin Rev rebuscaron en las cloacas de la gran manzana logrando impulsar los viejos sonidos del rock and roll fuera de este planeta.
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