
Los bajos del Hotel Ansonia acogen el famoso nightclub creado por el judío Larry Levenson y su panda de amiguetes. Un templo del amor y el sexo en pareja (swing) donde espero revolcarme y compartir sudor con cientos de personas tan lujuriosas, viciosas, desenfrenadas y alocadas como yo; conocer gentes venidas de todas partes del país, y de lugares tan distantes como París o Tokio; podré relajarme sumergiendo mi "periscopio" en la piscina de dimensiones olímpicas, bailar desnudo en la pista disco o beber, comer y tal vez drogarme en el bar mientras contemplo cine sucio en alguna de sus múltiples salas
("El salón del Colchón" ideal para coger las molestas ladillas, y demás salas por el estilo).

EL paraíso de la carne.
Hay colas dando vuelta a la esquina. Espero que hoy no sea el día de los hijos (ideado por Larry para restar importancia al Retiro) y sí la noche que me tropiece con alguna estrella como Sammy Davis Jr (y esposa), Richard Dreyfuss (sin su esposa), cualquiera del famoso e
lenco de actores del programa humorístico Saturday Night Live (podría volver a ver con vida al genial John Belushi), y me vea codeando con estrellas del deporte americano, modelos, actores porno, senadores, abogados, jueces, profesores (y alumnos), periodistas, y puede que algún ministro por no decir algún turista japonés para ponerle más exotismo al asunto.

El Sida y lo que es peor el mandato Reagan aún estaba por llegar. El idílico lugar que reunía tanto a gordos, feos, flacuchos, amantes de clase obrera, pichaflojas y voyeurs con la crème de la crème de la alta sociedad neoyorquina, acabaría de forma triste como cabría esperar de todo sueño utópico. Impuestos y sobre todo un problema de ¡¡celos!! hicieron que Larry el "Rey del Swing" diera con sus huesos en la cárcel, a pesar según dicen que el bueno de Larry nunca tuvo un duro (aunque siempre la tenía dura).
