jueves, 6 de octubre de 2011

LINA ROMAY. SOLO SE VISTE SI LO EXIGE EL GUIÓN

Aquella chica de las bragas transparentes. Linda Lovelace en versión española. Un bicho raro. Una auténtica especie en vías de extinción. Toda élla uno de los casos más delirantes de nuestra cinemateca. Con todos ustedes: la epopéyica LINA ROMAY. Unída sentimentalmente al Tío Jess. Otro de los artistas más singulares e inclasificables, no solo de nuestro cine, sino del planeta. Santo y seña de la caspa nacional y máximo exponente de la auténtica generación X castiza. Lina fue musa y compañera inseparable del director, asegurandose un lugar en sus películas hasta el día de hoy (El sádico de Notre-Dame, Sola ante el Terror, El hundimiento de la Casa Usher, Los Depredadores de la noche... fueron algunos de esos innumerables títulos juntos). De las entrañas de ambos se ha deglutido todo el cine de alto voltage parido en este país desde los años 70: Softcore (chicas perseguidas por la selva, mujeres en prisión, trata de blancas, perversión, fetichismo, voyeurismo...), porno duro, destape, dobles versiones... Castigando al personal (o sea, al espectador medio) sin piedad. Aliviado éste, por la calidad de sus excelencias amatorias y sus números lésbicos, en los que era toda una estrella (Ajita Wilson lo corrobora). Rosa María Almirall (Barcelona, 1954), nuestra Lina Romay, es toda una hormigonera sexual: Su morbosa boca chupona, su trasero 'rubensiano', su golfo erotismo... Puro placer verla en acción. La pasión que despiertan en todo el mundo títulos como Una rajita para dos (1983) Confesiones íntimas de una exhibicionista, film que élla misma dirigió, Apocalipsis Sexual, o la emblemática El fontanero, su mujer y otras cosas de meter, estos dos últimos bajo las ordenes del maestro Carlos Aured, es un fenómeno digno de estudio. LINAMANÍA... Sus películas son hoy cotizadas piezas de coleccionista, reivindicados hasta la saciedad en páginas de mundanos fanzines casposos y cochambrosos como este. Desde Australia le tributan libros exquisitos que para sí quisieran reputados directores y actrices del séptimo arte, mientras en su patria ni diós se acuerda de élla. El sexo despegó en este jodido país y salió de las catacumbas y de la marginalidad más absoluta gracias a Lina y un puñado de mujeres intrépidas como élla. Chicas que como solían decir: 'Solo se vestían si lo exigía el guión'. Estas pioneras lo hicieron lo que mejor sabían. Actuaron y se exhibieron en películas imposibles, dirigidas por cineastas de dotes imposibles. Pícaros directores que filmaban films descacharrantes y bizarros que mezclaban el terror casposo y el picante gratuito. Macumbas sexuales, cine exploitation, descerebrados policiacos, pornos de cachondos y gamberros muy divertidos... En definitiva las correrías cinematográficas más sexys, raras y viciosas de toda la filmografía cañí. Gracias Lina... En nombre de todos los tumberos que hemos tenído el placer de caer rendidos ante tus deslumbrantes y rollizas carnes. Pues tú eres historia viva de nuestro cine, y así serás recordada.

1 comentario:

Bishop dijo...

Un artículo cojonudo. La chica lo valía, descanse en paz.
Bizarro (a ver si la estirada academia incluye de una vez el anglicismo en su diccionario)no es sinónimo de cutre, como este blog bien demuestra. Gracias por el invento, un saludo.

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