domingo, 12 de octubre de 2008

WARREN OATES: ¡UN RESPETO, POR FAVOR!

Con Dos Cojones:
Nunca tuvo ni el aspecto, ni condiciones, ni la mentalidad necesaria para ser la típica estrella de Hollywood. Outsider desaliñado, de rostro resacoso, agresivo, con andares y gestos violentos, de inolvidable carcajada, pero a su vez un tipo frágil, en el fondo como un niño. Pese a interpretar a las mi maravillas a tipos viciosos y patéticos (el Liyle Gorch de "Grupo Salvaje" y sus otras caracterizaciones en westerns de Peckinpah, o Gordon Douglas) WARREN OATES afrontaba otra clase de proyectos más complejos con igual maestría, ya fuese como protagonista -en producciones "humildes" como en las magistrales Dillinger, a las ordenes de John Milius, o Gallos de Pelea, con Monte Hellman-, o como gran secundario de lujo, de esa legendaria estirpe de actores que enriquecían el reparto y dotaban de solidez cada obra en la que participaban (Ben Johnson, Victor McLaglen, Walter Huston, John Carradine, Ernest Borgnine...), guardando las espaldas de las estrellas... sacando lo mejor de sí. En este sentido cabe reseñar "En el Calor de la Noche" (Norman Jewison. 67), "El Día de los Tramposos" (J.L. Mankiewicz. 70), "Malas Tierras" (Terence Malick. 73), "La Frontera" (Tony Richardson. 82) o la ya comentada en aTumbaAbierta "Carretera Asfaltada en Dos Direcciones" (Monte Hellman. 71). También dejó claro hacia el final de su carrera (truncada en 1982, a la edad de 52 años por un fallo cardíaco debido a sus excesos) su facilidad para la comedia al intervenir en las disparatadas 1941 (Spielberg.-79) y El Pelotón Chiflado (Ivan Reitman.-81).
Sus papeles de perdedor solían acabar en trágicos finales... a la postre actos de redención. Conocedor del oficio que amaba dejaba su impronta en cada primer plano. Esos ojos envenenados siempre al borde del estallido. ¿Inexpresivo?... bueno, siempre habrá quien ponga pegas a las virtudes que otros poseen. Va desde aquí mi profundo homenaje a este actor irrepetible que hablaba con la mirada.
Tres caracterizaciones para un pedestal:
DILLINGER (Dillinger. 1973) de John Milius; primera película del infravalorado director de exquisiteces como Conan El Barbaro, Adiós al Rey, El Viento y el León o El Gran Miércoles; autor con el San Benito de fascista, entre otras etiquetas... (que sin lugar a dudas se merece una revisión más exhaustiva desde A.T.A). Hubo que esperar... pero todo llega, Oates está magnífico como protagonista (a su lado, su hermano "salvaje" Ben Johnson, y unos jóvenes Harry Dean Stanton y Richard Dreyfuss). Dillinger es la biografía en celuloide del famoso gángster John Dillinger que en 1935 fué ajusticiado a balazos a la salida de un cine (se moría por las pélis policíacas !!!). Tenía a todo el FBI, tras él y su banda ( los federales no pararían hasta vengar la muerte de cinco compañeros, cometida por éstos, dos años antes). Milius acierta al mostrarnos la continua persecución a la que es sometido Dillinger por parte del agente del FBI, recalcándo desde un sobérbio montage los paralelísmos existentes entre ambos personajes. En esta gangster-movie de tono crepuscular, que bien podría considerarse un "western", dado el tono que emplea Milius sobre todo en las tomas de acción. De largo, la mejor recreación que se haya hecho en cine de la vida del gánster, y de paso una de las grandes interpretaciones del estoico Oates.
GALLOS DE PELEA (COCKFIGHTER.- 1974) de Monte Hellman: Preciosa historia de perdedores. Animales de dos patas que lloran y sangran (unos por dentro y otros por fuera), recorriendo el Sur de EE.UU. El mundo marginal de las peleas de gallos no es más que la escusa de retratar un mundo de hombres en busca de honores perdidos, entre apasionados, y... embusteros. Lo que Peckinpah logró con su genial "Junior Bonner" ambientada en el mundo del rodeo, Hellman lo quiso hacer con "Cockfighter", mucho más modesta en su acabado ( ¡y ya es dificil!) pero tan entrañable y emotiva como la de nuestro viejo amigo perro. Directores ambos, afines al cine crepuscular, a viejas costumbres perdidas en el tiempo, a hombres que respetan leyes no escritas, que se niegan a ser parte del sistema. Hombres a la deriva, que prestos al ocaso... esperan rendir cuentas consigo mismos. La produce el maestro Roger Corman, repite Harry Dean Stanton (siempre un referente en A.T.A), y Oates borracho como una cuba.
QUIERO LA CABEZA DE ALFREDO GARCÍA (Bring me de Head of Alfredo García.-1974) de Sam "Más Bloody Que Nunca" Peckinpah: Creerme podría estar horas charlando sobre esta inmortal ¡¡OBRA PERVERSA Y MAESTRA!!. Peckinpah es mi mayor debilidad (y ésta, su gran película oculta) y no es que me guste, es que... si me dan a elegir sólo existe él y nadie más. ¿Por qué?... No lo sé. Me pregunto qué de bueno puede haber entre tanta violencia, agresividad, odio, dejadez, pérdida, venganza, rechazo... y qué hace que esta "venganza cinematográfica" (en la que Sam no deja títere con cabeza a la hora de restregarnos nuestra propia mierda en la cara; amor, iglesia, familia, estado... ¡nadie está a salvo!) me llegue a lo más hondo. No tengo respuestas. Tal vez la solución esté en desnudarnos, gritar nuestra desesperación con rabia, morder en la yugular... o simplemente esperar ansioso a que llegue el día del Disfraz de Gorila y disfrutarlo.
Tormentadas aparte disfruten etilicamente de Quiero la Cabeza... y en especial de Warren Oates e Isela Vega, tan geniales como la péli en sí. ¿Es sucia?... Sí. ¿Desgarradora?... También. CINE PARA SENTIRSE VIVO.

4 comentarios:

kaiserxoze dijo...

Gran actor, no hay mucho más que decir de alguien así, simplemente comentar que todavía no he visto "Quiero la cabeza de Alfredo García" (puedo ver tu cara de incredulidad pero...¿qué se le va a hacer?)

gary tormento dijo...

Pues tienes suerte (...???, ja,ja,jahh) el día que la veas disfrutarás como nunca en tu vida. Todavía No ha nacido el cabrón que vomite tanta mala hostia y desesperación en una película. Cine desde las entrañas, visceral, perverso. Una encantadora locura
Vemos

Unknown dijo...

Uno de los mejores actores que vi en mi vida y es admirado por muchos tambien

gary tormento dijo...

Estoy con usted Alan. El bonachón de Oates es de la clase de tipos que dejan huella..

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