martes, 24 de enero de 2012

JOHNNY OTIS, ETTA JAMES, Y HUBERT SUMLIN. ADIOS DE GOLPE A TRES LEYENDAS DEL RHYTHMN & BLUES

De una tacada el Gran Pájaro Negro reclamó para sí el alma de tres de los más grandes iconos de la música popular estadounidense que todavía quedaban por partir al más allá. El 4 de Diciembre pasado fallecía en Nueva Jersey a la edad de 80 años el inimitable bluesman de Chicago Hubert Sumlin. Guitarrista de la banda del enorme, en todos los sentidos, -y temído- Howlin' Wolf, no pudo superar un cáncer de pulmón detectado en 2002. Ahí quedan sus impresionantes grabaciones para Chess Records como testimónio de su espíritu y de su grandeza licántropa. Muchos blanquitos fueron declarados admiradores de sus vertiginosas 'líneas de sierra': Keith Richards, Eric Clapton, Levon Helm (The Band) o David Johansen (N.Y.Dolls), por citar unos pocos; pero mucho me temo que la masa silenciosa -y moderna- descubra algún día el sonido abrupto de su guitarra. Recientemente la revista Rolling Stone lo situó en el puesto 42 de los mejores guitarristas de todos los tiempos. Al menos todavía queda algún justo critério en el mundo y hay quien reconoce los méritos del bueno de Hubert Sumlin. Valgan estas líneas para mostrar nuestro más sentido pésame a semejante pérdida; y a la gran familia del rock&roll. Otro fenómeno que nos abandonó en este inicio de año fue Johnny Otis (1921-2012), padrino del rhythm and blues. Músico (pianista, vibrafonista, percusionista y cantante) y productor, miembro del Salón de la Fama del Rock&Roll desde 1994, fundó su propia banda en 1945 alcanzando un sonado éxito en la época de las big bands. En la década de los cincuenta, Johnny Otis grabaría su tema más popular, "Willie and the Hand Jive"(versioneado hasta la saciedad; Eric Clapton lo hizo en 1974) y descubriría desde su Club en Los Angeles a talentos de la música estadounidense como Little Richard, Jackie Wilson y, sobretodo, a Etta James, para quien produjo su primer gran éxito, "Roll with me, Henry". Curiosamente, la legendaria y volcánica emperatriz del soul le seguiría a la tumba días después. Semana triste y dolorosa para todo aquel que ame la música popular del siglo XX. Cómo explicar semejante faena: Quien escuchara alguna vez la proteica voz -saturada de heroína y alcohol- de Etta James, en canciones como All I Could do was cry, por ejemplo, quedaría marcado a fuego para el resto de sus días. No hace falta decir que la historia del Rock&Roll ha perdido a una de sus grandes voces raciales (con permiso de Aretha). Esté donde esté, en el infierno o en el jardín del Edén, su fantasma la estará liando parda; de fiesta con Billie Holiday, Bessie Smith, Johnny Otis, Muddy Waters o Bo Diddley, compañeros de armas. Tocarán soul, blues añejo, jazz estándar, doo-wop, rock, o funk, y se reirán de los vivos. Ya en su recta final, suena a chiste de mal gusto, que Beyoncé, y su pop sucedáneo e inofensivo, contaminara las ultimas líneas de la biografía de una voz de leyenda, pues hubo quien escucharía por vez primera el nombre de Jamesetta Hawkins cuando la Beyo(ta) perpretó su personaje en la película Cadillac Records (2008). Estoy pinchando el apoteósico At Last para rendirle el homenaje que se merece. Duerme en paz, alteza.

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