domingo, 24 de abril de 2011

REPASANDO EL AUDIOVISUAL AUSSIE

Comprendo que muchos de vosotros estéis cansados de tanta película de terror. No me extraña, teniendo en cuenta la avalancha de slashers, gore y demás subgéneros del cine "de miedo", con el que nos saturan cada año. Cuando el género se convierte en la gallina de los huevos de oro, la poca originalidad (y escased de riesgo) se apodera del negocio y todo pasa a ser una repetición de una cópia vista y revista una y otra vez... Nada que ya no nos hayan enseñado Hitchcock, Carpenter o Ridley Scott en Psycósis, Halloween o Alien respectivamente. Hay excepciones claro está (las venímos repasando.. cuando se ofrecen), y personalmente prefiero buscarlas fuera de Hollywood, dentro del cine independiente (After Life), cuanto mejor si proviene de Escandinavia (Déjame entrar), Francia (Calvaire, Alta Tensión), Gran Bretaña (Isolation, Dog Soldiers) o, como en esta ocasión, desde las lejanas antípodas (Wolf Creek, Dying Breed). Y cuanto mejor cuando el film en cuestión es destestado y dejado de lado en los círculos especializados al caso, como parece ocurrir con ACOLYTES (Joh Hewitt, 2008), que no gozó del beneplácito de crítica y fans en deprimento de innombrables bódrios de la cartelera actual destinados en gran mayoría al público adolescente. La película que nos ocupa no es la repera, ni cuenta nada nuevo (tiene tópicos pero digámos que és atípica) pero es la forma que tiene de contárnosla Hewitt la que la hace -a mi entender- curiosa y reseñable. Una historia detectivesca con psicho-killers, violaciones, traumas y venganza. De ritmo lento (algo nada común en estos casos), perfectamente dirigida e interpretada (Joel Edgerton me sigue pareciendo un gran actor a seguir tras verlo en Animal Kingdom) y, con esa mirada y ese estilo tan personal que tienen de hacer las cosas por aquellas latitudes, que hace que de entrada me sienta atraído por todo lo que provenga de allende los mares. Films como Acolytes serán siempre bien recibidos en esta casa. Qué queréis que os diga... Los aussies me tienen bien pillado. Es lo bueno que tiene no poder viajar... que descubres a través del cine una cultura y lugares que de otra forma te serían imposibles de imaginar (no és que suela leer mucho pero ésa sería otra buena manera de hacerlo.. ya que no soy de ver los National Geographic). Siguiendo con mi admiración y curiosidad hacia todo lo que provenga de aquellas latitudes -no hablémos ya de la música- recomendáros una serie de TV australiana de reciente emisión (a tal efecto El Pájaro Espino era el único título del que un servidor tenía constancia) titulada UNDERBELLY, A TALES OF TWO CITIES. Sexo, Drogas y Aussie Rock... Comparándola con las puras aguas de las que bebe (Los Soprano y The Whire) UNDERBELLY no es una serie redonda, ni mucho menos una maravilla... Lo que no es lastre para seguirla capítulo a capítulo, dado que toda serie o film que pretenda contar la historia criminal de cualquier ciudad del mundo (con mayor o menor acierto) será motivo más que suficiente para saciar la curiosidad de todo buen tumbero. Y mucho más, si el crimen organizado está tan desorganizado como lo estaba en la ciudad de Melbourne. En los 13 episodios de la 1ª Temporada asistimos a una lucha de poder entre dos bandas culpables de sembrar las calles de la ciudad con decenas de cadáveres (30, para ser más exactos, durante el periodo 1995-2004). Basándose en testimonios de los implicados, soplos, y documentos policiales y judiciales acaecidos en las principales ciudades del sur del país -Sidney y la citada Melbourne- durante varios años, la serie divierte y entretiene, además de dar a conocer una cruda realidad. Cada temporada cuentan diferentes hechos. El punto de unión de todas es una agente de policía que narra los supuestos hechos, pero cada una de sus temporadas se pueden ver de manera independiente. La 2ª, para mi gusto, es la mejor hasta la fecha. Si en la primera el éxtasis y las drogas de diseño eran el problema, la siguiente narra la entrada de heroína a todo trapo en Australia a mitad de los 70 (vía Tailandia-Nueva Zelanda), con una buena ambientación, igual de violenta, con mucho y buen sexo gratuito (esta es una de las mayores diferencias respeto a las series USA) y las correspondientes dosis de corrupción, trapicheos y disputas de su extenso elenco de protagonistas. Música acojonante, (como cabría esperar dado el alto nivel de la música australiana), lujuria por doquier... Vamos, todo lo que un tumbero espera siempre de series que retraten a personajes de semejante calaña. La 3ª no la he visto, pero prometo hacerlo (sé que está en inglés pero no he encontrado subtítulos). La trama esta vez parece girar alrededor de un famoso asesino en serie que tuvo en jaque a todo el país. Ya veremos...

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