domingo, 20 de noviembre de 2011

TE PRESENTO A JOHN MICHAEL McCARTHY, EL ULTIMO SEXPLOITER

Si os gustan películas gamberras como las de David F. Friedman, John Waters o Russ Meyer, amáis el cine de muy bajo presupuesto, os vitamináis con el mejor sexploitation yanqui, el cómic underground, el punk rock garajero, la sci-fi cincuentona, y os importa una mierda hacer el ridículo y pasar por vulgares freaks ojeando nudies de sexo bravo, delincuencia juvenil y demás referencias psicotrónicas... deberíais echarle un vistazo al cine de este menda. Eso sí, lograr encontrar un film que lleve su firma va a ser algo tan difícil como dar con el Santo Grial por el morro: una taréa para arqueólogos pirados (en la mula no hay nada de nada). Adoptado de nacimiento McCarthy afirma haber nacido en Memphis, como su amado Elvis, pero lo cierto es que nació en Baldwyn, Mississippi. Su obsesión por El Rey raya lo paranóico (el lo llama "sincronía sexual") pero es su conocimiento sobre la (sub)cultura popular y la sociedad norteamericana en general, lo que nos lleva a interesarnos por la trayectoria de este director, sobretodo después de parir semejante disparate como fue Teenage Tupelo (1995). Una 'obra maestra' del cine cutre y casposo; escrita, producida, dirigida y promocionada (el tío gusta de hacer giras con sus films cual roquero del espacio exterior) por el propio John Michael, sin duda alguna uno de los alumnos más avispados del mítico Ed Wood. ¿Quién si no podría tener entre sus proyectos una historia como la que desea contar en Iggy/Ziggy, una cosa futurista basada en 2001:Una Odisea Espacial, en la que Iggy Pop es retratado como un hombre primitivo y el Ziggy Stardust de Bowie vuelve de Marte para visitarlo descubriendo un mundo de rock'n' roll? Semejante marcianada solo podía salir del chamuscado cerebro de un tipo tan divino como JMM. Su filmografía patatera (la mayor parte en formato Super-8) no sería de culto sin la presencia de una figura femenina y portentosa dispuesta a la desnudez: D'Lana Tunnell. En palabras del 'profesor' Rubén Lardín -a quien debo este reportage-: "una tipa carnosa, de expresión disgustada, aspecto de zampapollas y belleza glamourosa, a la que alguna vez he visto fotografiada por Richard Kern, y cuya mirada cándida y morbosa ya es indisociable del cine del director" (Los fans tumberos de los Oblivians la tienen inmortalizada posando para su Lp "Sympathy Sessions"). Como curiosidad el bueno de JMM hizo de extra en un pequeñísimo papel (como dibujante) en la película de Milos Forman El escándalo de Larry Flint, además de dibujar él mismo los storyboars y reinterpretar algunos de los chistes originales de la revista Hustler para que aparecieran más jugosos en pantalla (en la cinta también salían un par de starlets de su cantera, Dawn Ashcraft y Sophie Couch, como putas de compañía de Woody Harrelson). A continuación repasémos algunos de los trabajos menos destartelados de su filmografía, basura de la buena. TEENAGE TUPELO (1995. 83m) Rodada con un presupuesto de 12.ooo dólares (y tirando de Master Card), fotografiada en B/N y en color y localizada en los lugares de Memphis por los que paseó Elvis, esta estupenda nudie-cuti incluye desde un sorprendente homenaje a Los Cuatrocientos Golpes de Truffaut, inclusive la interpretación de la propia madre del director ("¿Quiéres ver a mi madre desnuda?" reza la promoción del film), hasta una impagable banda sonora ¡del mejor grupo de rock venezolano! de los 60, Los Impala. Y todo para rememorar aquellos salvajes films meyeranos como Faster Pussycat Kill, Kill! o el She Devils on Wheels de Gordon Lewis. Las pandilleras en esta ocasión son el trío atómico de las Mangaters, cultistas del teenage Topsy Turvy que vuelve al pueblo para el estreno de Trashus Traileris, un nudie-cuti (¡¡dentro de otro nudie-cuti!!) a todo color que ha protagonizado; pero al llegar descubre que el mundo de allí es en blanco y negro. D'Lana es una lugareña preñada de Johnny Two-Note, un cantante de rockabilly casposo. En conjunto tenemos una tragicomedia de sexploitation semi autobiográfica y musical... Ahí es nada. THE SORE LOSERS (1997; 98m.) Los perdedores del dolor (así se doblaba en la versión al español, que la hay) es su siguiente película tras Teenage Tupelo (vídeos para los Oblivians o Guitar Wolf fueron otros de sus trabajos, aparte de crear y dibujar el personaje de cómic Cadavera). Interpretado por Jack Oblivian, como no, músico componente de los seminales Oblivians, en el papel de un delincuente juvenil que llega del espacio exterior. El argumento no podía ser de lo más delirante. Hay más sexo, más coches, más violencia, más efectos especiales y mucho más ritmo que en todo lo que había rodado hasta la fecha (75.000 dólares tienen la culpa). La música es uno de sus atractivos, un ingrediente clave. La banda sonora está editada por el majestuoso sello californiano Sympathy for the Record Industry e incluye joyas de '68 Comeback, Guitar Wolf (el trio de componentes de la banda de garage-trash japonesa interpretan a los hombres de negro en el film) Jeff Evans y, por supuesto, sus/nuestros querídos Oblivans. Papelito además para e veterano David Friedman, el primero en 25 años. Memorable la escena en la que Blackie (al llegar a la Tierra es lo primero que hace) entra en una tienda a comprar un ejemplar de Weird Science, y cuando el vendedor le comunica que el gobierno retiró todos los números hace tiempo, éste no puede evitar asfixiarle con un ejemplar de Odio, la obra maestra de Peter Bagge. Así de chiflado es el singular universo de este cineasta americano sin parangón. Siempre perdiendo. Pero sin desfallecer. Posteriormente rodaría la apocalíptica SUPERSTARLET A.D. (2000), un cruce entre Regreso al planeta de los simios y Beyond the "Valium" of the Dolls. Su última 'chatarrada' es un film que todavía no he tenído la gloria de visionar: CIGARETTE GIRLS (2009), en lo que pretende ser la superpelícula por excelencia del pieza de Memphis. Tanto Ovni, tanta chica mala, tanto rock'n'roll, tanto troglodita y tanta carallada espero que os haya abierto el apetito (sexo-lúdico-canábico fermentado con birra), igual que a un servidor cuando escuchó por vez primera el nombre y desventuras de John Michael McCarthy. Todo un personaje.

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